…Y un huevo

Los huevos en Estados Unidos se han encarecido más del doble en los últimos diez años. No es una broma. No es una indirecta. Es un dato perfectamente contrastable, consultando fuentes locales y buceando en los nuevos dispositivos de documentación digital. Hay que ponerle huevos a la lectura de la situación internacional.

Los estadounidenses comen un promedio de 279 huevos al año, entre cinco y seis  la semana, dicen las estadísticas. No hay desayuno norteamericano sin huevos. Hace una década, las grandes cadenas de supermercados los vendían a precios muy bajos para atraer clientes. Ahora hay que pagar casi cinco dólares por una docena. Obligado a matar millones de gallinas como consecuencia de la gripe aviar, el presidente Joe Biden perdió el control de los precios en el último tramo de su mandato. Donald Trump prometió abaratarlos si recuperaba la Casa Blanca. Aún no lo ha conseguido. Cuando vean a la Unión Europea en dificultades piensen en un huevo. Lo pequeño, lo minúsculo, a veces explica el mundo.

Lo pequeño cuenta cuando las cosas se complican y se hacen más difíciles de entender

Pregunten a Chat GPT, que estos días lucha a brazo partido para no perder reputación ante el servidor chino DeepSeek. En enero de 2015, el precio promedio de una docena de huevos era de 2,11 dólares en Estados Unidos. El mes pasado, enero del 2025, costaban 4,95 dólares, cifra nunca vista. En España hoy se puede comprar una docena de huevos por 2,20 euros en las principales cadenas de supermercados.

La IA nos puede inundar de datos y los periodistas están para darles contexto y sentido. Es lo que ha hecho, por ejemplo, la periodista italiana Elena Tebano en el suplemento económico del Corriere della Sera con el precio de los huevos americanos. Son un signo descontento. Aparecerán en los libros de historia cuando se reconstruyan los acontecimientos del 2024 en Estados Unidos. El pasado mes de octubre, mientras la gente se preparaba para ir a votar, su precio siguió subiendo.  Kamala Harris no pudo hacer una buena tortilla. ¿Causas? La gripe aviar y el aumento de los costes de transporte. Se han tenido que sacrificar millones de gallinas en los últimos meses y faltan camioneros para el transporte de mercancías. Un camionero desayunando un revuelto de huevos en una cafetería de carretera, he ahí una imagen de nuestro tiempo. La inflación en Estados Unidos alcanzó el 3% el pasado mes de enero como consecuencia del encarecimiento del alimento más popular. Ese repunte aconsejó a la Reserva Federal a mantener los tipos de interés en pausa. Lo pequeño a veces explica el mundo.

A brown chicken egg. Isolated on a white background.

El precio de los huevos se ha convertido en un factor político en Estados Unidos

stockcam / Getty

El asunto es serio. Entre los meses de noviembre y diciembre del año pasado se tuvieron que sacrificar más de 17 millones de gallinas en Estados Unidos. En la primera conferencia de prensa de Karoline Leavitt, nueva portavoz de la Casa Blanca, Biden fue culpado del encarecimiento de los huevos por haber ordenado una liquidación masiva de gallinas ponedoras. No hubo mención alguna de la portavoz a la gripe aviar, que en los últimos tres años ha matado 145 millones de aves en el país. En 2024, el virus se detectó por primera vez en vacas lecheras. El pasado 6 de enero se notificó la primera muerte de un ser humano en Estados Unidos como consecuencia del virus aviar H5; el deceso se produjo en el estado de Luisiana. La gaestión de esa epidemia está hoy en manos de gente que ve conspiraciones por todas partes y pone en duda el fundamento científico de las vacunas, con el objetivo de alimentar los sentimientos populares de sospecha ante todo lo que lleve el timbre de oficial . Van a intentar gobernar desde una potente contracultura. El nuevo secretario de Sanidad, Robert Kennedy Jr. , se caracterizó por sus opiniones negacionistas hace unos años. Un huevo es hoy un manifiesto político.

Lo pequeño a veces explica el mundo. Y si no lo explica, ayuda a entender algo. En las elecciones municipales y autonómicas españolas de mayo del 2023, elecciones absolutamente determinantes para el actual momento político, votó el aceite de oliva. Mientras en Estados Unidos los pájaros caían en picado, en España el aceite de oliva subía a las nubes, como consecuencia de las malas cosechas y de la corriente inflacionista provocada por la guerra de Ucrania. No todo se reducía al precio del gas y la electricidad. En mayo del 2023, un litro de aceite virgen extra alcanzaba los diez euros. La gente estaba escandalizada. Es verdad, el PSOE hizo una de sus peores campañas en mayo del 23, Yolanda Díaz sembró la confusión en el lado izquierdo, y el Partido Popular mordió con el tema Bildu y no perdió la iniciativa durante toda la campaña, llamando a derrotar al Gobierno, que fue castigado severamente. El precio del aceite escocía. Y siguió subiendo.

Lo pequeño puede explicar un momento y ayuda a entender una época. Ahora mismo, lo concreto vuelve a ser muy importante. Durante la semana en la que el gobierno de los Estados Unidos ha pasado al ataque frontal contra la Unión Europea, con todo lo que ello supone en términos históricos, el Gobierno de España se ha ahogado en el vaso de agua de la tributación fiscal del salario mínimo. Ese incidente puede costarle muy caro a sus protagonistas. Todo cimbrea, todo se ha vuelto muy inseguro. Mucha gente desea un mundo más sólido y busca culpables.

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