En España compensa menos salarialmente estudiar una carrera que en Alemania y Francia

Estudiar una carrera sale más a cuenta en Alemania o Francia que en España. Eso es al menos lo que muestran las estadísticas publicadas ayer por el Banco de España sobre las remuneraciones de los trabajadores a lo largo de su vida cuando se ponen en relación con los estudios cursados.

En todos los casos, “los ingresos laborales son más elevados cuanto mayor es el nivel educativo”. Eso nadie lo discute, como se aprecia en el gráfico. Lo que cambia en cada mercado laboral analizado es cuánto más dinero gana alguien que ha dedicado varios años a estudiar respecto a otro individuo que opta por incorporarse al mercado de trabajo nada más finalizar el periodo obligatorio en la escuela y el instituto.

Tomando como referencia un trabajador de 35 años, en Alemania el sueldo medio de un universitario es un 177% superior al de un empleado que sólo ha alcanzado a cursar hasta la educación secundaria obligatoria. En Francia el salario es un 88% mayor, mientras que en España sólo se cobra un 66% más. Italia está un poco por debajo, con una mejora salarial para los más formados de sólo el 64% respecto a los que plantaron los estudios cuando finalizó el periodo obligatorio.

Para analizar con más detalle el efecto que tiene sobre un trabajador la formación, el Banco de España ha calculado cuál es el retorno o la rentabilidad que obtiene un trabajador tras “invertir” una serie de años en su educación, en lugar de ponerse a trabajar y percibir un salario justo al acabar cuarto curso de la ESO en el caso de España. Nuevamente es Alemania donde la rentabilidad es mayor. Alcanza el 20% frente al 12% de España.

El análisis revela también como la brecha entre los salarios de los universitarios y los que no lo son crece conforme los trabajadores van cumpliendo años. Es un patrón que se repite en todos los países analizados. En el caso de España, por ejemplo, los colectivos con menor formación presentan un perfil salarial relativamente plano con la edad, mientras que la pendiente va aumentando para los colectivos de mayor formación, según detalla el informe. Por ejemplo, un titulado en España de educación terciaria cobraría a los 25 años un 33% más que uno con educación secundaria obligatoria. Y este diferencial se ampliaría al 100% a los 45 años.

Si se traduce en euros significa que un joven con sólo formación obligatoria percibiría 10.123 euros de media al año por 17.200 euros de un universitario. En cambio, a los 45 años el no formado obtendría un salario de apenas 1.500 euros más: 11.700 euros. En cambio, los universitarios recibirían 10.000 más, hasta 27.300.

La brecha salarial a favor de los trabajadores con estudios superiores crece conforme pasan los años

El Banco de España recuerda que aunque “estudiar durante más años suele estar asociado con salarios más altos a lo largo de la vida”, es también cierto que “seguir estudiando conlleva renunciar a ingresos laborales durante el período de formación”. Por eso, la estimación de rentabilidad que ha calculado el Banco de España por cada nivel educativo tiene en cuenta el importe salarial obtenido “por los años de educación con los ingresos perdidos” durante los años que se han destinado a la formación. “El nivel educativo alcanzado por un individuo puede considerarse una inversión y, por tanto, lleva aparejadas tasas de rendimiento comparables a las de otras inversiones en la economía”, reflexiona el Banco de España.

Del trabajo se desprende también que en todos los casos, “independientemente del campo” del saber, la rentabilidad terciaria (universidad y/o master) “es más alta que la de la formación profesional superior”.

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Donde sí que hay diferencias es en el tipo de sectores de actividad en los que se ha obtenido el título, puesto que en “ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas” la citada rentabilidad derivada de los estudios superiores “es mayor que en el campo de humanidades”. Como en prácticamente todo el estudio, “en todas las especializaciones de educación terciaria destaca Alemania, con la rentabilidad más alta, seguida por Francia, España e Italia”.

En opinión del Banco de España, la necesidad de conocer el rendimiento en términos salariales de una mayor formación es doble. En primer lugar porque ese rendimiento esperado es lo que puede llevar a un joven a seguir estudiando. Tal como destaca la OCDE, “un mayor rendimiento incentiva a las familias a invertir en la educación de sus hijos, puesto que eso implica mejores empleos y más ingresos”. La segunda razón es porque “la existencia de un diferencial salarial entre personas con distintos niveles educativos puede afectar a la desigualdad salarial de un país”.

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