Repsol reducirá de forma ‘significativa’ su inversión en hidrógeno verde

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, anunció ayer que la compañía da un paso atrás en su apuesta por la producción de hidrógeno verde y reduce el objetivo de producción de 1,9 GW horas que se marcó en el Low Carbon Day que celebró en octubre del 2020. “La nueva perspectiva pasa por una reducción significativa, que supondrá producir en una banda de entre los 700 MW y los 1,2 GW en el horizonte del 2030”, aseguró Imaz.

El primer ejecutivo de Repsol explicó que su apuesta por el hidrógeno verde se va a centrar en producir lo suficiente como para asegurar el suministro a sus propias refinerías, así como para la demanda que está garantizada por la legislación europea. Es decir, la que obliga al transporte aéreo y marítimo a incluir paulatinamente en sus combustibles un mínimo del 1% de moléculas verdes con cuya comercialización confía en alcanzar una rentabilidad superior al 10%.

La decisión final de invertir en el electrolizador de Tarragona se tomará en el 2025

Para otros usos, la confianza ha decaído. “Soy escéptico respecto a la demanda de hidrógeno verde en sectores industriales como las empresas papeleras, el acero, el cemento o la química, por ejemplo. No creo que estas empresas vayan a sustituir el gas por hidrógeno”, reconoció durante la conferencia con analistas celebrada para presentar los resultados del 2024.

Unos resultados que mostraron un descenso del 45% en el beneficio, hasta los 1.756 millones de euros; una caída derivada, según explicó Imaz, de las tensiones geopolíticas, la incertidumbre sobre la recuperación económica en China y la volatilidad en los mercados energéticos. En definitiva, menores precios del petróleo, del gas y del pool eléctrico que erosionaron los márgenes en el refino y sobre todo en la química.

En el ámbito nacional, los resultados financieros también acusan el impacto del impuesto extraordinario a las energéticas que, para la compañía presidida por Antonio Brufau, supuso abonar 450 millones de euros adicionales a Hacienda. En total, la contribución fiscal en España de la empresa subió a 8.427 millones de euros, que supone un 68% de los pagos fiscales del grupo en todo el mundo (12.382 millones).

Incremento del dividendo del 8,3%

En este contexto, el beneficio bruto de explotación (ebitda) ascendió a 7.488 millones, un 19,1% menos, y los ingresos ordinarios a 59.147 millones, un 3,9% menos. La deuda neta se situó en 5.008 millones, lo que supone un descenso de 524 millones con respecto a septiembre aunque sube un 139% en comparación con los 2.096 millones de cierre de 2023.

Un deterioro que estaba ya descontado por el mercado, porque los analistas habían augurado un impacto mayor, que fue compensado con el anuncio de un incremento del dividendo del 8,3%, hasta los 0,975 euros por acción y una nueva recompra de acciones de 700 millones. Todo ello impulsó la cotización en bolsa un 7,8%, hasta los 13 euros por acción.

Imaz también confirmó la decisión de Repsol de retomar las decisiones de inversión que quedaron en suspenso ante la posibilidad de una extensión del impuesto extraordinario a las energéticas. Una vez despejada esta incógnita, la compañía aprobará en el 2025 la decisión final de inversión -es decir, fijará los fondos exactos- para la construcción de los electrolizadores anunciados en Cartagena, Bilbao y Tarragona. Los tres han sido seleccionados para recibir financiación pública. En el caso de Tarragona, el electrolizador apoyará la economía de la planta de gasificación que se acaba de aprobar, gracias a un mayor rendimiento de metanol y una menor huella de CO2

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