Vietnam se prepara para el garrotazo arancelario de Trump

El tuiteo de Donald Trump es preferible al tableteo de las ametralladoras y al estruendo de los bombardeos. Pero el gobierno de Hanoi  opta igualmente por ponerse a cubierto y guardar un prudente silencio ante la inminencia de la guerra comercial. Vietnam sabe que está en el punto de mira del presidente estadounidense. 

El abultado déficit comercial de EE.UU. con Vietnam asciende a nada menos que 123.500 millones de dólares, situándose en tercera posición en su lista de agravios. En volumen, solo queda solo por detrás del intercambio desfavorable que la potencia norteamericana mantiene con China y con México. Con la diferencia que, mientras estos dos países también importan en abundancia de EE.UU., no es así en el caso de Vietnam. La tasa de cobertura de las exportaciones de EE.UU. a su antiguo enemigo apenas alcanza el 9%. 

En 1994, Washington levantó décadas de bloqueo a los productos vietnamitas. Si alguien hubiera aventurado entonces que, tres décadas más tarde, Vietnam exportaría a Estados Unidos por valor de 142 mil millones de dólares, habría sido tomado por un loco. Con el añadido de que dos tercios de estas exportaciones vietnamitas son de alta tecnología, mientras que un tercio de sus importaciones de EE.UU. son productos agropecuarios.

Si alguien hubiera dicho entonces que en un día no lejano a Estados Unidos iba a preocuparle más el desequilibrio de su balanza comercial con Vietnam que con Japón -o Corea del Sur- la carcajada habría sido de escándalo.

Un 30% del PIB frente a un 27%

Vietnam depende de sus exportaciones a EE.UU. más que Mexico, el número dos 

Y sin embargo, eso es lo que está sobre la mesa. Hoy el 30% del PIB de Vietnam depende de sus exportaciones a EE.UU., un arma de doble filo. Por un lado, es un maná al que no quiere renunciar. Por otro, una fuente de fragilidad y dependencia que condiciona su capacidad de maniobra, en mucha mayor medida que a China. Aunque Trump haya hecho creer a sus votantes que está en sus manos embridar el ascenso de China, en realidad las exportaciones  a EE.UU. solo representan el 2,5% del PIB chino. Una cifra importante, pero no crítica. 

Aunque un incremento de aranceles destruiría empleos vietnamitas, también pesaría sobre la cuenta de resultados de multinacionales de EE.UU. y de algunos de sus principales aliados, como Corea del Sur (Samsung), Taiwán (Foxconn) o Japón (Mitsubishi), con una implantación industrial muy consolidada en Vietnam. Precisamente, una de las noticias que más duelen en Tailandia es haber sido desplazada por Vietnam como primer destino de las inversiones fabriles japonesas en el sudeste asiático. 

De poco le ha servido a Bangkok su complicidad con Tokio durante el periodo fascista, ni durante la Guerra Fría -incluida la propia guerra de Vietnam- ante el ascenso económico del antiguo enemigo comunista, que es además un mercado potencial de más de cien millones de clientes, la mayoría de menos de treinta años. 

Vietnam es consciente del grado de dependencia mutua con Estados Unidos, pero no está inerme. Y esta sirve, además, como contrapeso a otras dependencias no menos palpables, respecto a China y -ahora ya bastante menos- Rusia.  No está inerme porque los primeros perjudicados por unos aranceles abusivos serían multinacionales estadounidenses como las tecnológicas Apple o Intel, además de Nike (la industria vietnamita del calzado vietnamita tiene un peso parecido al de la confección) . Hasta la firma puntera en IA, Nvidia, se ha referido a Vietnam en estos términos: “Es nuestra segunda casa”. 

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Billetes de 100.000 y 200.000 dong con la efigie de  Ho Chi Minh, considerado el padre de la emancipación de Vietnam

Maika Elan / Bloomberg

Vietnam, como Tailandia y prácticamente todos los países del sudeste asiático (con la excepción de Filipinas y Birmania, en extremos opuestos) no quiere poner todos los huevos en la misma cesta, al entender que gozar de un margen de maniobra es lo mejor para sus intereses nacionales y para progresar en paz. 

Una de cal y otra de arena es la política habitual en esta parte del mundo para no hacer enemigos,  ni terminar aplastado en una pelea de elefantes. Así, el miércoles pasado la Asamblea de Vietnam aprobaba una nueva línea de tren para conectar la red ferroviaria china con Hanoi y Haiphong -en el nuevamente agitado golfo de Tonkín- atravesando tres veces más deprisa varias zonas industriales. Un proyecto independiente de la futura línea de alta velocidad entre Hanoi y Ciudad Ho Chi Minh y de la reciente apertura del metro en ambas ciudades.

Esta misma semana, la citada Asamblea Nacional ha dado luz verde al suministro de internet a través de redes de satélites, en un programa piloto de cinco años. Una medida que todo el mundo adivina orientada a Starlink, con el añadido de que las filiales involucradas podrán ser 100% propiedad de la matriz extranjera. Una exigencia de Elon Musk rechazada durante meses por Hanoi. 

Sin embargo, algunas de las medidas tomadas por Trump ya están haciendo mella en Vietnam. Véase el arancel universal del 25% al aluminio y, todavía más, del 25% al acero, con Vietnam como quinto mercado de origen de las importaciones estadounidenses. 

Equidistancia

Vietnam utiliza a EE.UU. como contrapeso a China, tanto como EE.UU. a Vietnam

Par aplacar la ira del inquilino de la Casa Blanca y parar el golpe, Vietnam promete la adquisición de hasta un centenar de Boeings en diez años. Aunque la aerolínea privada VietJet, que hizo una cuantiosa comanda en 2016 -luego revisada a la baja- todavía no haya recibido ninguno. La república formalmente comunista baraja incluso comprarle vehículos de transporte militar Hercules C-130 a su antiguo enemigo.

Sin embargo, no se trata de un abrazo sin límites. Este martes han empezado en Tailandia las maniobras militares anuales Cobra Gold, una herencia de la Guerra Fría, que incluye la movilización de 8.000 soldados, 3.300 de los cuales son estadounidenses. En esta edición, siete ejércitos participan plenamente en ellas, mientras que otros once solo toman parte en algunos ejercicios. No es el caso de Vietnam, que acude solo como observador. Asimismo, los anfitriones tailandeses se han cuidado de invitar a unidades de China e India, que solo participarán en ensayos de protección civil. 

También forma parte del mismo encaje de bolillos asiático que Indonesia -que hoy también despliega tropas en Cobra Gold- reciba el mismo día en Yakarta al Consejero de Seguridad de Rusia -y exministro de Defensa- Serguéi Shoigú. Es interesante señalar que Indonesia, que durante la dictadura del general Suharto fue uno de los más firmes aliados de EE.UU. -también en la guerra de Vietnam- se convirtió el mes pasado en miembro de pleno derecho del grupo de los BRICS, encabezado por China y Rusia. Lo hizo además de la mano del exyerno de Suharto, el general retirado y ahora presidente, Prabowo Subianto, que hoy agasaja a Shoigú, antes  de que este prosiga viaje a Malasia. 

Cabe decir que Vietnam creció el año pasado un 7,09% y ha revisado al alza, hasta el 8%, la previsión para 2025. La corrupción sigue siendo una gran preocupación, pero menos que en la década pasada, tras sucesivas purgas en la administración y sentencias ejemplarizantes en el sector público y privado.

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El míércoles pasado Vietnam dio luz verde a una nueva línea ferroviaria entre Hanoi y la frontera china 

NHAC NGUYEN / AFP

Sea como sea, varios fabricantes en Vietnam, tanto nacionales como extranjeros, están pendientes de la gravedad de los aranceles estadounidenses para valorar la intensidad de los despidos, en un país con una tasa de empleo femenino muy elevada.

En un par de décadas, Vietnam se ha convertido en una potencia exportadora por méritos propios, pero hace un lustro recibió un empujón decisivo, cuando la pandemia reforzó el empeño estadounidense de rebajar su dependencia fabril de China. El desacople es muy relativo, pero en cualquier caso, la deslocalización cercana, de la China continental a Vietnam, es perfectamente cuantificable. La desinversión estadounidense en China se ha traducido a menudo en inversión en Vietnam. Pero siempre con mucho interrogantes. 

Persisten las sospechas de que en muchos caso se trata de ensamblar en Vietnam componentes importados de China. En ocasiones, no se hace más que cambiar la etiqueta -Made in Vietnam- lo que es ilegal. Por algo, un tercio de las inversiones industriales en Vietnam proceden de fabricantes chinos, aunque a menudo las realicen vía Singapur o vía Hong Kong. Estados Unidos, está por detrás de estos tres territorios y también por detrás de Corea del Sur, Japón o Taiwán. 

Esta inversión china responde al temor de aranceles de hasta el 60% contra los productos de la República Popular de China, tal como Donald Trump prometió en campaña. Que de entrada se hayan quedado en el 10% no es necesariamente una buena noticia para Vietnam, que en el primer mandato de Trump se benefició más que nadie de la deslocalización cercana. Aunque parece un techo deseable. 

Un guiño al 100% a Elon Musk

Vietnam  abre las puertas a la implantación de Starlink

En realidad, la apertura económica vietnamita ha ido tan lejos que su arancel medio es del 9,8%. Tras la firma del Tratado de Libre Comercio con la UE, en 2020, la mayoría de estos aranceles han desaparecido para las empresas españolas. El 99% deberá hacerlo antes de agosto de 2030, aunque en sectores clave, como el automóvil, se agotarán los plazos. 

El comercio con España crece año tras año, pero con un superávit para Vietnam parecido al que experimenta con EE.UU.. La tasa de cobertura de las exportaciones españolas ronda el 12%. 

Vietnam, interesado en utilizar a EE.UU. como contrapeso frente a su colosal vecino del norte -al igual que Tailandia y muchos otros- se plantea mayores compras de gas licuado de esquisto procedente de EE.UU.. Pero al secretario general del Partido Comunista de Vietnam, To Lam, no se le verá exhibiendo una foto de Donald Trump, en su momento “fight, fight, fight!”, sangrando de una oreja, como hizo el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, en la Casa Blanca, antes de comprometerse a comprar más bombonas.

Eso sí, para congraciarse con Washington, la semana pasada Hanoi impuso un arancel “antidumping” del 25% al acero chino, en la misma línea que Trump. También ha prometido hacer más para evitar sanciones como la que le reportó re-etiquetar paneles solares fabricados en China.

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Asamblea Nacional de la República Socialista de Vietnam, que acaba de dar luz verde al suministro de internet a través de satélites, como hace Starlink

NHAC NGUYEN / AFP

Al final de su primer mandato, después de haber visitado Vietnam, Donald Trump acusó a este país de manipular la cotización del dong. La depreciación de la divisa vietnamita en los últimos tiempos solo puede aumentar su sensación de agravio. 

Así que cualquier cosa es posible, aunque el Partido Comunista de Vietnam cree tener su mejor baza en el instinto de autopreservación de la corte tecnológica que rodea a Trump y que no se acercó a este por afinidad ideológica, sino para intentar que sacrifique el menor número posible de gallinas de los huevos de oro. 

Ante cualquier eventualidad, “tenemos remedios políticos y económicos”, aseguró en el último foro de Davos el primer ministro de Vietnam, Pham Minh Chinh, jerárquicamente menos importante que el Secretario General del Partido Comunista, To Lam. “Estoy dispuesto a pasarme el día entero jugando al golf con Donald Trump, si hace falta”, añadió Pham .

De hecho, para tratar de endulzar el “trato” al que parece reducirse la diplomacia en manos del magnate inmobiliario estadounidense, Hanoi se ha movido con celeridad. Hoy Hanoi expresa su disposición a aumentar sus importaciones agrícolas del campo estadounidense. Pero ya en octubre, un mes antes de las elecciones estadounidenses, The Trump Organization firmó un contrato para desarrollar, junto a un socio local, un campo de golf con hotel en el norte de Vietnam, valorado en mil quinientos millones de dólares. Green deal. 

El veterano de Vietnam y fundador de FedEx, Frederick W. Smith, ha sido recibido este martes por To Lam, Secretario General del Partido Comunista de Vietnam, frente a un busto del revolucionario Ho Chi Minh. La primera autoridad del país también ha recibido hoy al presidente de Timor Oriental, José Ramos Horta y al primer ministro de Nueva Zelanda, Christopher Luxon. Hanoi ha pasado en tres décadas de capital paria a capital cortejada.

El veterano de Vietnam y fundador de FedEx, Frederick W. Smith, ha sido recibido este martes por To Lam, Secretario General del Partido Comunista de Vietnam, frente a un busto del revolucionario Ho Chi Minh. La primera autoridad del país también ha recibido hoy al presidente de Timor Oriental, José Ramos Horta y al primer ministro de Nueva Zelanda, Christopher Luxon. Hanoi ha pasado en tres décadas de capital paria a capital cortejada.

VNA/VNS – Thống Nhất

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