Donald Trump ha anunciado en la primera reunión de su gabinete que tiene previsto imponer próximamente nuevos aranceles contra la Unión Europea. “Serán del 25%, en términos generales”, ha dicho, sin entrar en mucho más detalle, afirmando que se enfocarán “en los coches y en todas las demás cosas”. El presidente ha insistido en que la UE “se ha aprovechado de nosotros” y ha llegado a afirmar que “fue creada para fastidiar a EE.UU.”
Trump ha asegurado que su objetivo es reducir el déficit comercial, que ha cifrado en “alrededor de 300.000 millones de dólares”, así como potenciar la industria estadounidense, una de sus grandes promesas de campaña. En el 2024, el déficit fue de 235.000 millones, aproximadamente. El anuncio llega el mismo día que el secretario de Estado, Marco Rubio, presente en el encuentro, ha dejado plantada a la alta representante de Asuntos Exteriores de la UE, Kaja Kallas, cuanto ya estaba en Washington esperando reunirse con él.
Los nuevos aranceles se añadirán a los ya anunciados del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio, así como a los “aranceles recíprocos” que ordenó mediante la firma de una orden ejecutiva, pero todavía no han sido concretados. Se espera que los primeros gravámenes entren en vigor el 2 de abril. Trump ha dicho que ocurrirá lo mismo con los aranceles que impuso y luego aplazó contra México y Canadá, los dos principales socios comerciales de EE.UU., pero después la Casa Blanca le ha corregido y ha confirmado que la fecha del 4 de marzo sigue vigente.
Ha sido uno de los anuncios durante la primera reunión del gabinete de Trump en la Casa Blanca, que ha comenzado con una plegaria: “Gracias, Dios, por el presidente Trump”. Luego, ha sido una puesta de escena de la lealtad al líder y la unidad que quiere transmitir el gobierno estadounidense, a pesar de las disputas que han comenzado a evidenciarse entre algunos secretarios y Elon Musk. A diferencia de la mayoría de los presentes en el encuentro, el ultrarrico no forma parte del gabinete, ni es formalmente un empleado del gobierno, ni ha sido confirmado por el Senado para su cargo, lo que le ha eximido del escrutinio sobre sus conflictos de interés.
El consejero delegado de Tesla no estaba sentado en la mesa junto a los secretarios, sino en una segunda fila, pero ha sido el primero en hablar después de Trump, que ha resumido los “éxitos” de su primer mes en la Casa Blanca. Musk ha dicho que su trabajo de reducción de costes es esencial porque, sin él, “el país va a ir a la bancarrota”. Era el único asistente que no iba trajeado: llevaba una camiseta en la que se leía “soporte técnico” (tech support) y una gorra MAGA de color negro.

Elon Musk muestra su camiseta en la que se lee “Soporte técnico” mientras habla durante la primera reunión de gabinete de Donald Trump,
“¿Hay alguien descontento con Elon?”, pregunta Trump a sus secretarios, y añade que “si es así, lo echaremos de aquí”
“Me considero un humilde soporte técnico, porque, por loco que suene, eso es casi una descripción literal del trabajo que está haciendo el equipo del DOGE: ayudar a arreglar los sistemas informáticos del gobierno”, ha afirmado sobre el organismo que encabeza. “El objetivo general es abordar el enorme déficit que simplemente no podemos sostener como país”, ha añadido, “es algo esencial, y esa es la razón por la que estoy aquí, recibiendo muchas críticas y amenazas de muerte”.
Tras sus palabras, algunos de los miembros del gobierno le han ido haciendo preguntas sobre su trabajo. Trump ha preguntado si “hay alguien descontento con Elon” y ha añadido que “si es así, lo echaremos de aquí”, despertando una risa nerviosa en la sala que ha precedido a un aplauso. El multimillonario ha respondido que Trump “ha formado el mejor gabinete de la historia”.
Musk lidera el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), que ni siquiera es oficialmente un departamento, pero está ejerciendo un enorme poder sin control en el desmantelamiento de programas federales y en el despido masivo de funcionarios. Según argumentó la Casa Blanca ante la petición de transparencia de la justicia, Musk no es el director del DOGE, sino simplemente un asesor de Trump. Formalmente, la “administradora en funciones” del DOGE es Amy Gleason, que formaba parte del anterior Servicio Digital, que Trump renombró como DOGE mediante orden ejecutiva. Sin embargo, es evidente que quien lidera el equipo de reducción de costes es Musk, que no esconde su papel a través de las redes sociales, en comparecencias junto a Trump o en una entrevista en Fox News junto al presidente.
En la última semana, varios directores de departamentos y agencias federales, incluidos los departamentos de Defensa, Estado, Energía, Salud y Seguridad Nacional, así como la NASA o el FBI, ordenaron a sus empleados que no respondieran a un correo, enviado bajo la instrucción de Musk, para que los 2,3 millones de trabajadores del gobierno contestaran en cinco puntos qué habían hecho durante la semana anterior. El consejero delegado de Tesla afirmó en su red social, X, que la falta de respuesta se interpretaría como una renuncia y, aunque la Casa Blanca sostuvo después que era voluntario hacerlo, Musk lanzó un segundo ultimátum ofreciendo “otra oportunidad” a aquellos funcionarios que todavía no hubieran justificado su trabajo, generando caos, confusión y sensación de arbitrariedad. En la reunión del gabinete, Musk ha afirmado que Trump le dio la aprobación para enviar el correo.
El asunto ha abierto una primera brecha en el gobierno, pues algunos secretarios consideran que sus empleados les deben rendir cuentas a ellos, y no al DOGE o a la Oficina de Gestión de Personal, el remitente del correo. Sin embargo, este miércoles, en la reunión de gabinete, han escondido sus diferencias bajo la alfombra. Como ya hizo en la primera reunión de su primer mandato, los secretarios han hablado brevemente ante las cámaras, explicando sus primeras medidas, respondiendo a las preguntas de los periodistas y rindiendo pleitesía al líder, erigido en rey en algunas publicaciones en las redes sociales de la Casa Blanca. Sin embargo, Trump ha monopolizado gran parte del encuentro.

La reunión de gabinete ha comenzado con una plegaria.
Trump ha confirmado que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, visitará Washington el viernes para cerrar el acuerdo por el que EE.UU. explotará los recursos minerales de Ucrania. Ha insistido en que “se puede olvidar de la OTAN” y ha insistido en que el acuerdo busca recuperar la inversión de Washington en la guerra. Después ha definido al presidente ruso, Vladimir Putin, como “un tipo muy inteligente”, aunque “deberá hacer concesiones” para llegar a un acuerdo de paz.
El inquilino de la Casa Blanca le ha pedido al secretario de Comercio, Howard Lutnick, que explique la medida anunciada ayer del “visado dorado” con el que los extranjeros podrán comprar la ciudadanía estadounidense por cinco millones de dólares. Lutnick ha afirmado que el nuevo plan permitirá abordar el problema del déficit. “Si vendemos unas 200.000 visas doradas, obtendremos un billón de dólares para pagar nuestra deuda. Eso es lo que el presidente está haciendo: vamos a equilibrar el presupuesto y vamos a pagar nuestra deuda nacional”, ha dicho. Sin embargo, la medida aprobada ayer en el Congreso, que establece las líneas maestras de los próximos presupuestos, prevé que se añadirán 2,5 billones de dólares al déficit en los próximos diez años.
Trump reafirma que busca la lealtad de sus secretarios, que deben “seguir las órdenes, sin excepción”
Desde que Trump ganó las elecciones en noviembre, dejó claro que su intención era formar un gabinete fiel a su liderazgo, después de la experiencia de su primer mandato, marcado por los despidos y las renuncias en el gabinete por desavenencias con el presidente. En una entrevista con este diario, John Bolton uno de los cuatro asesores de Seguridad Nacional que tuvo Trump en sus primeros cuatro años en el poder, afirmó que lo que busca Trump en sus subordinados “no es lealtad, que es un concepto razonable y positivo: quiere obediencia feudal, en el sentido más medieval de la palabra”. Preguntado por esta cuestión durante la reunión, Trump ha dicho que los miembros del gobierno ”deben seguir las órdenes, sin excepción».
El Senado, de mayoría republicana, ya ha confirmado a 18 miembros del gobierno, a un ritmo mucho mayor que durante el mandato de Joe Biden, que, en su primer mes en la Casa Blanca, en el 2021, tenía confirmados a 10 de sus nominados. Aunque con un margen más estrecho, ya han sido confirmados los nominados de Trump más polémicos, como el antivacunas Robert Kennedy como secretario de Salud, el expresentador de Fox News Pete Hegseth como líder del Pentágono, o la prorrusa y tránsfuga demócrata Tulsi Gabbard a cargo de los servicios de Inteligencia.