
El nuevo presidente de Telefónica, Marc Murtra, debutó ayer en público por primera vez desde su llegada al cargo en sendos encuentros con analistas y periodistas con un cuidado mensaje en el que conjugó con esmero el continuismo de su predecesor con los visos del giro que pretende dar a la compañía.
El mensaje más estratégico de su discurso estuvo destinado a las autoridades europeas. “El ajuste regulatorio es una necesidad”, apuntaba Murtra que, en línea con su antecesor José María Álvarez Pallete, reprobó la política llevada a cabo en los últimos años contra las fusiones en el sector de las telecomunicaciones, una política que considera que ha desbancado a Europa de la batalla por las comunicaciones mundiales.
Preparados para el cambio
Todo apunta a que Murtra no pasará tantos años como Pallete predicando en el desierto. “El mundo ha cambiado mucho en los últimos meses. Estamos viendo un cambio geoestratégico acelerado que obliga a tomar decisiones para que Europa sea capaz de garantizar su autonomía estratégica también en el ámbito de las telecomunicaciones”, apuntó Murtra.
Un cambio que el directivo tiene que claro que llegará y con solo una incógnita por despejar, el cuándo. Por ello, Murtra ya ha puesto a Telefónica a trabajar en una revisión del plan estratégico que se presentará en el segundo semestre del año. En el plan, la compañía se presentará como un actor activo en estos movimientos empresariales siempre que tengan lugar en los mercados en los que Telefónica “tiene una presencia consolidada y un amplio conocimiento”, es decir, en España, Alemania y Gran Bretaña.
Sin la actualización contable realizada, el beneficio alcanza los 2.304 millones de euros
Otro pilar de esta nueva estrategia de la Telefónica de Murtra será “apostar por una lógica industrial” enfocada en el crecimiento en todos los indicadores financieros, entre los que destacará la rebaja de la deuda, centrándose en mercados estratégicos pero también en negocios centrales. “Queremos dedicarnos a lo que sabemos hacer bien, muy bien. Y en mercados que conocemos también muy bien. Vamos a revisar toda la actividad de Telefónica y nos vamos a quedar solo con aquella que nos está generando beneficio”, aseguró el directivo.
Esta política descarta, por el momento, que Telefónica compre la filial tecnológica de Indra, Minsait, o que tome algún protagonismo en el nuevo canal de televisión en abierto que prevé licitar el Gobierno. “No son temas que en este momento estén sobre la mesa. Aunque esta dirección está al servicio de lo que proponga el consejo de administración”, zanjó Murtra ante las insistentes preguntas de los periodistas.
El lastre de Hispanoamérica
Un consejo de administración cuya composición se vio reestructurada el día previo a la presentación de resultados con el ascenso a vicepresidente de Carlos Ocaña, el consejero que representa al Estado, actual primer accionista de la compañía, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). También se aprobó la incorporación al consejo de Olayan Alwetaid, con el carácter de consejero dominical, en representación de otro de los accionistas estratégicos de la nueva Telefónica, el grupo Saudi Telecom (STC).
Sin descartar futuros cambios, ellos serán los encargados de dar una vuelta al negocio de la compañía que en el 2024 arrojó un resultado negativo de 49 millones de euros. Unos números rojos resultado de la actualización del valor de sus activos especialmente en Hispanoamérica de 2.022 millones. Según explicó el equipo directivo a los analistas, corresponde a la necesidad de adecuar el valor contable de esos activos a la realidad de mercado constatada tras la venta de su negocio en Argentina y ante posibles nuevas operaciones que se están estudiando en la región.
El presidente asegura que la adquisición de Minsait a Indra “es un tema que no está sobre la mesa”
Sin ese ajuste extraordinario, el beneficio se situaría en 2.304 millones de euros en el 2024, lo que supone una ligera caída del 2,7%. Un resultado que ha permitido a la compañía cumplir todos los objetivos financieros adelantados a principios de año. En concreto, los ingresos llegaron a 41.315 millones, un 1,6% más que en 2023 y superiores al 1% estimado.
El resultado operativo de la actividad de la compañía (ebitda) alcanzó los 13.276 millones de euros, y la evolución del flujo de caja -que alcanzó los 2.634 millones de euros, un 14,1% más que en el 2023- estuvo muy por encima del aumento del 10% establecido como meta para el 2024. La muy observada deuda de la compañía también evolucionó en línea con las demandas del mercado y las estimaciones de la empresa al descender en el año en 1.537 millones de euros, hasta un total de 27.161 millones de euros a cierre del 2024.