
En un contexto donde el estrés y la ansiedad van en aumento, cada vez más personas recurren al yoga como una vía para mejorar su equilibrio físico y mental. Esta tendencia ha abierto nuevas oportunidades de negocio, algo que Ramon Canela -fundador de DiR- y su hijo, Jordi, supieron identificar hace 16 años con la apertura del primer centro YogaOne en Barcelona. A día de hoy, la marca cuenta con 65 establecimientos en España y ha anunciado sus planes para expandirse en Italia.
La firma catalana ha sellado un acuerdo de colaboración con Angelo Desidera, profesional con una amplia trayectoria en la industria del fitness. La directora de Expansión de Franquicias YogaOne y presidenta de la Fundación DiR, Sílvia Canela, abre la puerta a conquistar “sin prisas” otros mercados más allá del español. “Hay muchas ubicaciones donde el modelo de YogaOne podría encajar, ya sea por proximidad geográfica (Italia, Francia, Portugal o Reino Unido), por afinidad cultural e idiomática (Latinoamérica) o por oportunidades de mercado”, comenta.
La familia Canela asegura que la cadena DiR se ha recuperado “casi por completo” del bache de la pandemia
Jordi Canela, hermano de Sílvia, fue quien, tras formarse con varios maestros en esta disciplina, detectó la necesidad de democratizar el acceso al yoga con un modelo inclusivo y asequible. Siguiendo esta filosofía, YogaOne ofrece una amplia variedad de estilos de yoga, horarios flexibles y precios competitivos.
Canela gestiona junto con sus dos hermanos, Jordi y Ricard, la empresa Wellness Revolution, bajo la que se franquician los centros YogaOne, Jambox, OneDiR y dos marcas más que están a punto de lanzar. Se trata de la segunda generación de un negocio familiar fundado por Ramon Canela en 1979, año en el que se abrió el primer gimnasio DiR, que acabaría convirtiéndose en una de las principales cadenas de fitness del país.
La pandemia fue un duro golpe para la compañía, que no descarta la entrada de un socio inversor. Se vio obligada a cerrar sus centros durante meses, perdió clientes y la facturación cayó un 30%, lo que la llevó a recurrir a financiación y engrosar su deuda. “Desde entonces, hemos tenido que adaptarnos a un nuevo contexto marcado por el auge del teletrabajo, la inflación, el aumento de costes energéticos y la pérdida de poder adquisitivo. A pesar de estos desafíos, hemos logrado recuperarnos casi por completo. En el 2024 cerramos con ebitda positivo y en el 2025 esperamos consolidar esta tendencia de crecimiento”, asevera Canela sin dar cifras concretas sobre la facturación reciente del grupo, que en el 2019 fue de 50,3 millones de euros.
Para salir del bache, han sido claves la “innovación” y la “reinvención”, explica la presidenta de la Fundación DiR, entidad que en el último lustro ha recaudado cerca de 100.000 euros con el objetivo de promover el deporte y contribuir con causas filantrópicas.