
El Gobierno aprobó hace unas semanas la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas. Una medida que la mayoría de empresas ya aplican en el Estado. Pero con la aprobación del Ejecutivo no es suficiente: depende de Junts y del PP, que ya reculó con el decreto ómnibus. Por eso mismo, hoy UGT y CC.OO. se han manifestado en Barcelona para meter presión a los partidos en la tramitación.
“Más allá de dichos, hay que pasar a los hechos”. Así ha reclamado hoy Pepe Álvarez, el secretario general de UGT, la admisión a trámite de la ley en el Congreso de los Diputados. Lo hacía en una referencia explícita a los diputados catalanes en la cámara nacional: “Sed conscientes de la opinión del pueblo de Catalunya”, ha añadido, situando en un 76% la aprobación social de la propuesta. Por su parte, Unai Sordo, secretario general de CC.OO., advertía a todos los partidos: “Hay que pasar de la simpatía a la exigencia. Si no, saldremos a la calle”.
CC.OO. y UGT sitúan en un 76% la aprobación social de la medida
UGT y CC.OO. también destacaban la correlación histórica entre la Vaga de la Canadenca -clave en la jornada de 40 horas- y la medida actual, exigiendo que para adaptarse al siglo XXI “hace falta más conciliación”. Además, ambos sindicatos han declarado que su objetivo no termina aquí: “Mañana, 35 horas, y mañana pasado 32”, ha apuntado Camil Ros, el máximo representante de la UGT en Catalunya.
También han hecho hincapié en los avances conseguidos vía diálogo social con el Gobierno, aprovechando los datos positivos de empleo en febrero conocidos hoy. “Igual que era posible subir el SMI y reducir la temporalidad, también es posible reducir la jornada laboral”, ha dicho Sordo. “Dentro de unos años nos volverán a dar la razón”, ha incidido Álvarez.
La concentración, que ha sumado a 10.000 manifestantes, según los sindicatos, también ha contado con representantes políticos como Diana Riba, eurodiputada de Esquerra Republicana, Jéssica Albiach, portavoz en el Parlament de En Comú Podem y Aina Vidal, de Sumar.
Los sindicatosa afirman que su objetivo final es la jornada laboral de 32 horas.
Una vez delegadas las competencias en migraciones a Junts, el PSOE espera que los posconvergentes no ofrezcan mucha resistencia para tramitar la ley. Pero la persuasión al partido de Carles Puigdemont viene de lejos. En diciembre, Álvarez (UGT) viajó a Waterloo para reunirse con el expresident. En ese encuentro el sindicalista trató de ganarse el apoyo del exiliado, aunque reconoció que no fue suficiente. Pocos meses después, el líder de Junts fue recibiendo a empresarios en su oficina, ganando fuerza la posición negativa de la formación en relación con la propuesta de Yolanda Díaz. Por ahora no hay acuerdo, y los sindicatos tratan de estructurar la presión social para que Junts apruebe la medida, sumando al PP en esta disyuntiva, como ya hizo Díaz en noviembre, cuando en el Congreso de la UGT se dirigió a Feijoó reclamándole que se pusiera “al lado de la ciudadanía”.
La manifestación ha terminado en la plaza de Les Tres Xemeneies, un lugar icónico de la lucha obrera. Allí se inició hace más de 100 años la Vaga de la Canadenca, que consiguió la reducción de la jornada laboral a las ocho horas diarias.