Estados Unidos le dio a Bitcoin el puesto que merece

  • Reconocen el valor de la escasez, ausente en el fíat.

  • Distinguen a Bitcoin del resto de las criptomonedas.

Bitcoin es una fuerza de la naturaleza. Pero una de esas que le recuerdan al humano su pequeñez, su límite, su impotencia. Un trago de humildad para el más soberbio. Su entrada al mundo ha sido como un tsunami, que al principio parece una simple ola que en algún momento volverá al océano, pero que pronto avanza sin dar signos de retroceso hasta que inesperadamente lo ha inundado todo. Bitcoin es esa ola que poco a poco se convierte en el océano financiero, y que hay que aprender a navegar más pronto que tarde.

La Orden Ejecutiva firmada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ayer, 6 de marzo, es un reconocimiento de esto. Después de descalificar a Bitcoin durante tanto tiempo, Trump tuvo su shot de humildad y manda el mensaje al resto del mundo de que ha decidido tomar la delantera, construyendo su bote salvavidas antes de que la marea crezca aún más. Europa, mientras tanto, sigue nadando contracorriente, insistiendo en tragar el agua salada de su euro digital. Pero eso no es materia de este editorial.

Concentrémonos en el mensaje que la Orden Ejecutiva manda al mundo: las razones por las que hay que concentrarse en Bitcoin y no en lo demás.

La Orden Ejecutiva considera a bitcoin la criptomoneda original. Es decir, le da ventaja de pionero. Esto puede sonar evidente, pero aquí queremos desglosar, o rumiar, masticar bien lento, cada elemento del documento.

La originalidad de Bitcoin, el hecho de que de ahí venga todo lo demás, es de principal relevancia. Ninguna otra criptomoneda podrá ser la primera. Ninguna otra criptomoneda podrá construirse en la comodidad de la indiferencia y la ignorancia de una tecnología que nunca había existido antes. Ninguna otra criptomoneda podrá tener un líder anónimo que pueda desaparecer para que su ofrenda al mundo se convierta en un bien natural, en una materia prima, y no en la obligación de pago de alguien. Bitcoin es el origen.

Los primeros atributos que la Orden Ejecutiva destaca sobre bitcoin son su escasez y seguridad: el suministro limitado de 21 millones y el hecho de que nunca haya sido hackeado.

Hay otras monedas con suministro limitado, pero de ninguna se tiene la certeza que se tiene con Bitcoin de que esto será “permanente”, como dice la Orden. Si bien la honestidad intelectual nos obliga a precisar que, si hay un consenso entre todos los participantes de la red, es posible modificar el suministro, al ser una de sus características más valiosas, es contraintuitivo e improbabilísimo que suceda.

En cambio, Ethereum, por citar el segundo mayor ejemplo de descentralización en las criptomonedas, ha cambiado su política monetaria en el pasado. Y en todas las demás hay un líder identificable seguido por la comunidad que puede decidir cambiar el suministro de un momento a otro. Ninguna se compara en predictibilidad con Bitcoin.

No hay que pasar por alto que el gobierno de Estados Unidos destaque el valor de la escasez. Y justamente bajo una administración Trump, durante cuyo primer mandato se inició la emisión de dinero más vertical de la historia de Estados Unidos (con 737.300 millones de dólares emitidos) que luego continuaría durante la gerencia de Biden. Poniéndolo en otros términos, Trump reconoce que emitir dinero sin límite hace que pierda valor, y que, por el contrario, hay una “ventaja” competitiva en poseer dinero con suministro invariablemente escaso. Punto para la Escuela Austriaca de Economía.

Durante el primer mandato de Trump se emitieron 737.300 millones de dólares. Fuente: St. Louis Fed.

Que nunca haya sido hackeada también es un atributo valiosísimo, pues establece los cimientos de la confianza, algo indispensable para un activo de reserva. Pero, nuevamente, la honestidad intelectual nos fuerza a matizar. En agosto de 2010 se explotó una vulnerabilidad en el código de Bitcoin que permitió la emisión de casi 185 mil millones de bitcoin en un solo bloque, y la red tuvo que actualizarse para borrar este error. Sin embargo, ocurrió apenas un año después de la creación del primer caso exitoso de un activo digital, cuando todo era un experimento. Desde entonces, no ha habido ningún hackeo en la red.

Seguimos con el texto. El gobierno de Estados Unidos sabe que bitcoin se va a acabar, por lo que ser pionero en acumular da una “ventaja estratégica” de poseer la que llama “una reserva de valor única en el sistema financiero global”. Los países que no se apuren, se quedarán sin bitcoin. Más aún considerando que la Orden es nunca vender los bitcoin que se integren a la Reserva. Una vez se determinen los métodos para adquirir nuevos bitcoin sin que afecte a los contribuyentes, la Reserva Estratégica funcionará como un agujero negro de liquidez, que intenta absorber todo el bitcoin posible y que, por ley, ninguno saldrá. Es decir, estaría regulada la acumulación de Bitcoin, haciendo más improbable que vendan que incluso MicroStrategy. Sabemos los efectos que esto tendrá en el precio.

De los 195 países reconocidos por las Naciones Unidas, solo 8, incluyendo a Estados Unidos, tiene algo de bitcoin. Esto equivale a 4,1% de los países del mundo. Que Estados Unidos convierta sus BTC incautados en activos de tesorería, le da una guía a los países que ya tienen bitcoin de qué hacer con ellos, y generará miedo a quedar fuera entre los países que no, porque entre más se tarden en acumular, más caro será y menos BTC tendrán. Acumular bitcoin en este momento debería ser un asunto vital de interés nacional para cualquier país.

Para la fecha, El Salvador tiene un poco más y Bután un poco menos, pero siguen siendo estos los países con bitcoin en todo el mundo.

Por esta razón, necesitan una política clara para administrar los bitcoins que tienen y “aprovechar, no limitar, el poder de los activos digitales para nuestra prosperidad”. Las administraciones pasadas limitaron el poder de este recurso, con ventas que costaron a los contribuyentes USD 17 mil millones.

Detengámonos un momento a considerar esta cifra. Diecisiete mil millones de dólares es una cifra tan grande que puede ser difícil de imaginar en términos cotidianos. Para ayudarte a visualizar su magnitud, veamos algunas equivalencias en proyectos públicos.

  1. Infraestructura vial: Construir un kilómetro de autopista en Estados Unidos cuesta aproximadamente 10 millones de dólares. Con 17 mil millones de dólares, se podrían construir 1.700 kilómetros de autopista, lo que equivale a la distancia entre Chicago, Illinois y Dallas, Texas.
  2. Educación: El costo promedio de construir una escuela primaria moderna es de unos 10 millones de dólares. Con 17 mil millones, se podrían construir 1.700 escuelas, suficientes para educar a más de un millón de estudiantes, asumiendo 600 estudiantes por escuela.
  3. Salud: Construir un hospital de tamaño mediano con tecnología avanzada puede costar alrededor de 500 millones de dólares. Con 17 mil millones, se podrían financiar 34 hospitales, mejorando significativamente la atención médica en varias regiones.
  4. Tecnología: El valor de mercado de algunas empresas tecnológicas ofrece una buena comparación. Por ejemplo, una empresa como Slack fue valorada en unos 15 mil millones de dólares antes de su adquisición. Con 17 mil millones, podrías comprar una compañía tecnológica de ese tamaño y aún te sobraría dinero.
  5. Energías renovables: Una planta de energía solar de 100 MW cuesta aproximadamente 100 millones de dólares. Con 17 mil millones, se podrían construir 170 plantas solares, generando energía suficiente para abastecer a más de 1.5 millones de hogares al año.

Creo que queda claro el costoso error de vender bitcoin.

Enseguida, el texto pasa a establecer y distinguir la Reserva Estratégica de Bitcoin del acopio o reserva del resto de activos digitales. Esta última se crea básicamente para dar orden a las tenencias ya existentes de otras monedas. Ellos dicen: “existe la realidad de qué tenemos estas monedas. Ya que las tenemos, pero no son bitcoin, hay que hacer algo con ellas. Qué haremos, no sabemos, lo vamos a pensar”.

En tanto que determinan que no pueden comprar otros activos digitales que no sean bitcoin, las únicas otras dos cosas que pueden decidir hacer con esas monedas es, o mantenerlas, o venderlas. Y es muy probable que varias de estas monedas sean vendidas para comprar más bitcoin, sin que cueste dinero a los contribuyentes. De cualquier forma, en el momento que revelen qué monedas tienen, va a ser como cuando un exchange lista una moneda, su precio se disparará. Ahora, en el momento que la vendan, la historia será otra.

Y es bueno para estas criptomonedas que se haga esta distinción, pues se le da claridad a su estatus como acciones de criptoempresas, a diferencia de la materia prima digital que es Bitcoin.

Desde cierta perspectiva, que los Estados mantengan reservas en Bitcoin lo aleja del beneficio individual, al menos en términos de suministro y si logran hacerse con demasiado. Pero a largo plazo, este es un paso más en el camino evolutivo para el establecimiento de Bitcoin como dinero.

Aunque parezca que los Estados se benefician de tener Bitcoin, sigue siendo un disparo en el pie. Bitcoin no deja de disminuir su impacto en la gestión arbitraria y corrupta del dinero propia del sistema fíat. Ante la red Bitcoin, el Estado es un participante más. A largo plazo, con la volatilidad de Bitcoin disminuida gracias a su adopción masiva, pasará a ser el dinero corriente. Nadie va a querer utilizar papelitos creados a voluntad, cuando hay un mejor dinero. Como dijimos al principio: al tsunami nadie lo detiene, nadie lo controla. El tsunami de Bitcoin avanza.

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