El partido gobernante en Canadá se prepara este domingo para elegir a un exbanquero central sin experiencia política para reemplazar a Justin Trudeau como primer ministro, en un momento en que el país enfrenta amenazas de Donald Trump.
Mark Carney, de 59 años, es el gran favorito en la votación que concluye este domingo para liderar el Partido Liberal (de centroizquierda). Tras casi una década en el poder, Trudeau anunció su dimisión en enero en medio de una crisis política.
El ganador de la contienda asumirá el cargo de primer ministro, aunque probablemente pasarán algunos días antes de que se lleve a cabo la transición de poder entre ambos, una vez que el nuevo gobierno quede formado.
Mark Carney, de 59 años, fue gobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra
Carney, quien fue gobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, ha logrado una ventaja significativa sobre sus rivales tanto en apoyo popular como en financiamiento de campaña. En las últimas semanas, el debate se ha centrado en una sola cuestión: ¿quién es la mejor opción para hacer frente a Donald Trump y sus políticas agresivas?
“Estamos enfrentando la crisis más grave de nuestra vida… todo en mi carrera me ha preparado para este momento”, declaró Carney en su último mitin el viernes.

Su campaña se ha basado en destacar su experiencia en la gestión de crisis económicas, un mensaje que parece haber calado en la población en un contexto de crecientes tensiones con el vecino estadounidense.
Una relación tensa con Estados Unidos
El presidente estadounidense ha intensificado la guerra comercial con Canadá al imponer aranceles sobre productos clave del país y ha declarado públicamente su deseo de que Canadá se convierta en el “51º estado de Estados Unidos”. Estas afirmaciones han provocado indignación entre los canadienses, muchos de los cuales han comenzado a cancelar sus viajes al país vecino y a boicotear productos estadounidenses.
Según la politóloga Stéphanie Chouinard, profesora del Colegio Militar Real de Canadá, Carney genera confianza por “su experiencia económica y su seriedad”. Además, señala que su conocimiento de los sistemas financieros internacionales y de la economía canadiense lo posiciona como un líder sólido. También ha logrado distanciarse de la figura de Trudeau, lo que juega a su favor en un momento en que el actual primer ministro ha perdido popularidad.

Trump declaró públicamente su deseo de que Canadá se convierta en el 51º estado de Estados Unidos
Por el contrario, la principal rival de Carney, Chrystia Freeland, enfrenta pocas posibilidades de victoria. La exministra de Finanzas de Trudeau dejó el gobierno en medio de desacuerdos sobre cómo manejar las agresiones de Trump, lo que ha debilitado su posición dentro del partido.
Un partido fragmentado y elecciones anticipadas en el horizonte
Independientemente del ganador, el nuevo líder del Partido Liberal tendrá que afrontar no solo la crisis con Estados Unidos, sino también la tarea de unificar la formación política con miras a las próximas elecciones.
Los comicios están programados para celebrarse a más tardar en octubre, pero podrían adelantarse. Se espera una contienda más reñida de lo previsto, dado que los liberales han recuperado terreno en las encuestas tras meses de impopularidad debido a la alta inflación y la crisis de vivienda.
En enero, el Partido Liberal tenía un retraso de más de 20 puntos porcentuales frente a los conservadores. Sin embargo, según una encuesta del instituto Angus Reid publicada el miércoles, Carney es ahora la opción preferida de los canadienses para enfrentar a Trump, con un 43 % de apoyo frente al 34 % de Pierre Poilievre, el líder conservador.

La principal rival de Carney es Chrystia Freeland, exministra de Finanzas de Trudeau
Poilievre, quien había ganado impulso en los últimos meses, parece estar perdiendo terreno en este nuevo escenario político. Su retórica populista, que recuerda a la de Trump, ha generado rechazo entre una parte del electorado, explica el politólogo Daniel Béland, profesor de la Universidad McGill de Montreal.
En contraste, la experiencia internacional de Carney y su estilo sereno —calificado por algunos como “casi aburrido”— resultan tranquilizadores para muchos votantes.