
El Banco de España se suma a la lista de entidades que han revisado al alza la proyección de crecimiento de la economía este año. En concreto, la aumenta en dos décimas respecto a sus cálculos de diciembre y lo sitúa en el 2,7%. Una cifra que queda una décima por encima de la del Gobierno, que en febrero la fijó en el 2,6% .
Las razones de la corrección al alza son el mayor dinamismo del consumo privado, que responde a una buena perspectiva de las rentas de los hogares, y también al mejor resultado del cuarto trimestre del 2024, que conlleva un efecto arrastre para este año. Una revisión al alza que hubiera sido todavía mayor de no ser frenado por unos precios de energía más elevados de lo anticipado, la evolución futura de los tipos de interés y los mercados de exportación.
De esta manera, el año arranca bien, con un primer trimestre que marcará un crecimiento de entre el 0,6% y 0,7%, es decir, solo ligeramente por debajo de los tres trimestres precedentes que son los que marcaron el ritmo para permitir cerrar el 2024 con un 3,2% de aumento del PIB.
Un crecimiento que sigue siendo muy superior que el de la zona euro y especialmente al de Alemania. Aquí, el Banco de España apunta la hipótesis de que la economía española estaría sustituyendo a las exportaciones alemanas en algunos mercados europeos, lo que explicaría que esta vez, no ocurriera como tradicionalmente, que cuando Europea perdía dinamismo, las exportaciones españolas caían. Una tendencia que ahora no se está cumpliendo. “Hay cierta sustitución de exportaciones alemanas en algunos mercados por exportaciones españolas” ha explicado el director general de Economía del Banco de España, Ángel Gavilán, para añadir que con los datos disponibles aún no pueden sacar conclusiones. Sí que apunta que puede haber componentes estructurales, como un coste menor de la energía que lo justifique.
Las exportaciones españolas están sustituyendo a las alemanas en algunos mercados europeos
Sin embargo, en estas previsiones sobre la economía española no se han incluido algunos de los nubarrones que aparecen en el horizonte, especialmente por las políticas de Donald Trump. Es por ello que el Banco de España las acompaña de un aviso sobre “la extraordinaria incertidumbre” que se vive actualmente y que puede tener efectos sobre la situación económica. Son los derivados de las tensiones geopolíticas y de una potencial guerra arancelaria; que tendrían efectos a la baja en el crecimiento y algo sobre lo que el Banco de España no ha entrado, por falta de datos sobre los que trabajar.
Tampoco ha analizado el previsto aumento del gasto en defensa, y sus consecuencias, tanto de aumento del PIB como de efectos sobre el déficit. “Necesitamos saber la cantidad y la composición de gasto, y cuanto se queda en España y en Europa y cuanto va fuera”, ha afirmado Ángel Gavilán.
Ampliando el foco al periodo 2025-2027, el Banco de España sitúa también al consumo privado como el impulsor de la economía, gracias en buena parte a la renta disponible y la buena evolución del empleo; mientras que la inversión, que el año pasado flaqueó, aumentará la contribución al PIB, en parte por el despliegue de los fondos europeos y las mejores condiciones de financiación. Por su parte, el consumo público, que fue un motor en los dos últimos años, moderará su aportación en unos momentos en que ya han regresado las reglas fiscales.
En cambio, en este periodo la demanda exterior actuará como un freno moderado del PIB, dado que, por el lado de las exportaciones, habrá una desaceleración gradual de las llegadas de turistas internacionales, así como de las exportaciones de servicios no turísticos. Y, además, por el lado de las importaciones se espera un renovado vigor, después del estancamiento que sufrieron en los dos últimos años.
Con estos elementos, el Banco de España prevé el crecimiento citado este año del 2,7%, que se moderará a un 1,9% en el 2026 y al 1,7% en el 2027.
Por lo que respecta a la inflación, se revisa al alza cuatro décimas la de este año, hasta situarla en el 2,5%, por unos precios de la energía más elevados de los previstos. El aumento queda ligeramente moderado por la extensión hasta junio de este año de las medidas de apoyo al transporte público. Un incremento de la previsión de la inflación, pero que se irá moderando progresivamente, de manera que en el 2026 ya quedaría por debajo del 2%, aunque con posibles fluctuaciones en función del precio de la energía. Respecto a los precios de los alimentos y a la inflación subyacente, seguirá su desaceleración en este periodo 2025-2027.
En el ámbito de las cuentas públicas, el cálculo es que el déficit, que podría cerrar 2024 en el entorno del 3,4%, se reduzca este año hasta el 2,8%. Una disminución ayudada por una mayor recaudación fiscal, gracias a una mejora de la actividad. Y también por la desaparición de ayudas fiscales por la crisis energética aún vigentes, y por las de la dana.
Lo que también señala el Banco de España es un crecimiento del gasto computable neto en el periodo 2025-2027, por encima de los máximos establecidos en el Plan Fiscal Estructural a Medio Plazo (PFEMP), que son los nuevos parámetros con que Bruselas controla el comportamiento fiscal de los países. Un incremento de este gasto computable neto provocado por la caída del impuesto sobre las energéticas y también por la extensión de la subvención al transporte público. Sin embargo, desde el Banco de España matizan que está muy abierto como Bruselas va a ejercer este control en unos momentos en que se está barajando dar margen para más déficit en temas como la defensa.