Irán se está viendo sometido estos días a una gran presión por parte de EE.UU. para entablar negociaciones sobre su programa nuclear, así que ha decidido recurrir a sus aliados más poderosos, China y Rusia, para pararle los pies a Washington.
Este viernes, el viceministro chino de Exteriores, Ma Zhaoxu; su homólogo iraní, Kazem Gharibabadí; y el ruso, Sergei Ryabkov, se reunieron en Pequín para tratar la cuestión y emitieron una declaración conjunta en la que se reclama el fin de las “sanciones y amenazas de fuerza” a Teherán y el reinicio de de las conversaciones multilaterales.
“El compromiso político y diplomático y el diálogo basado en el principio de respeto mutuo siguen siendo la única opción viable y práctica”, asegura el comunicado suscrito por los tres países, en el que también se dice que el derecho de Irán al uso pacífico de la energía nuclear debe ser “plenamente” respetado. “El programa nuclear de Irán tiene un carácter pacífico”, insistió Gharibabadi, quien recalcó que su país “está recibiendo numerosas inspecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica”.
Cada vez más cerca de la bomba atómica
En el 2015, Irán llegó a un acuerdo con los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EE.UU., Reino Unido, Francia, Rusia y China) más Alemania para frenar su programa nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales. Pero tres años después, coincidiendo con el primer mandato de Donald Trump, EE.UU. se retiró del pacto y restableció las sanciones. Eso llevó a Teherán a abandonar progresivamente sus compromisos, de forma que hoy Irán está más cerca que nunca de dotarse de la bomba atómica, si bien el Gobierno persa niega que esa sea su intención.

La semana pasada, Trump anunció que había enviado una carta al líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, proponiendo abrir un diálogo sobre el asunto nuclear. El presidente estadounidense aseguró que solo había “dos maneras” de manejar a Irán: “Militarmente o haciendo un trato”. Jameini rechazó de inmediato las demandas de Trump, argumentando que su país no estaba dispuesto a tratar con “gobiernos prepotentes”.
La crisis escaló este miércoles, después de que seis de los 15 miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (EE.UU., Francia, Grecia, Panamá, Corea del Sur y Reino Unido) celebraran una reunión a puerta cerrada para debatir el programa nuclear iraní. Para Teherán, ese encuentro fue un “abuso”.
Abocados a una negociación
Más allá de la gesticulación, Irán parece abocado a llegar a un acuerdo nuclear con EE.UU. El efecto de las sanciones estadounidenses sobre su economía es notorio, y el riesgo de un estallido social es demasiado elevado para que el régimen de los ayatolás prolongue el enfrentamiento con Washington. De hecho, fueron precisamente las apreturas económicas derivadas de las sanciones la que forzaron a Irán a suscribir el pacto nuclear hace diez años.
Por otro lado, el próximo 18 de octubre se cumple el plazo para que los países que todavía forman parte del pacto nuclear decidan si Irán ha incumplido sus compromisos. Si Francia, Alemania y Reino Unido consideran que Teherán ha roto su parte del trato, restablecerán sus sanciones. Y si eso sucede, la economía iraní todavía quedaría más perjudicada, pero el país persa tendría la oportunidad de descolgarse definitivamente del pacto y de dar vía libre al desarrollo de su armamento nuclear. Obviamente, ese escenario acarrearía un aumento de la tensión en Oriente Medio.