Renfe se plantea dejar de operar en Francia por las trabas de SNCF

Renfe está estudiando abandonar todas sus operaciones en Francia, según ha podido saber La Vanguardia . Las continuas trabas que está poniendo la compañía pública francesa SNCF para homologar los trenes de alta velocidad de Renfe que deberían llegar hasta París han provocado que la compañía pública española esté planteándose retirarse del país vecino para centrar sus esfuerzos en España.

Los trenes AVE de Renfe en Francia operan actualmente en dos rutas que conectan Lyon con Barcelona y Marsella con Madrid, y la española tiene autorización para empezar a operar una tercera conexión Barcelona- Toulouse a partir del próximo mes de abril. Pero el gran objetivo de la ferroviaria española desde el 2022 es llegar a París. No solo porque el corredor entre España y París es mucho más rentable que los recorridos regionales, sino también porque París es el punto neurálgico de la conexión ferroviaria con Europa central.

Trabas burocráticas y objetivos incumplidos

En un primer momento, Renfe presentó su propuesta técnica para operar la alta velocidad hasta la capital francesa. Pero la validación técnica sigue sin llegar tres años después. El proceso habitual para conseguir el visto bueno suele durar seis meses, pero las demoras son continuas. El objetivo era tener la conexión operativa para el 2024, cuando París acogía la celebración de los Juegos Olímpicos. No hubo éxito. El hito se desplazó hasta final de ese año. Tampoco fue posible.

Hace unos días la directora general de Estrategia Global de Renfe Operadora, Paloma Baena, expuso en el Senado francés, en unas jornadas sobre movilidad, que el proceso se puede demorar hasta el 2029. Una maraña de burocracia y dilaciones excesivas por parte de SNCF han hecho imposible el desembarco de Renfe en las estaciones parisinas.

Las actuales líneas de Renfe que conectan Madrid con Marsella y Barcelona con Lyon son deficitarias

Renfe intentó al principio que SNCF homologara los trenes de la serie 100F para poder circular por territorio francés. El fabricante de estos vehículos, que ya operan en el sur del país, es la empresa francesa Alstom. Pero la respuesta del gestor ferroviario vecino fue que eran “incompatibles” con la tecnología actual. Entonces la compañía española presentó el proyecto para validar los trenes de la serie 106 de Talgo, que ya emplea Renfe en España. Estos vehículos podrían ofrecer servicio para más de 500 viajeros, lo que los convertiría en un serio competidor del operador francés.

A estas trabas se une que SNCF quiere obligar a Renfe y la italiana Trenitalia a operar las líneas de alta velocidad deficitarias, según la propuesta lanzada el pasado verano por el ya exministro francés de Transportes François Durovray, lo que trastocaría cualquier previsión de beneficio de esos dos operadores internacionales en Francia.

Un mensaje a Bruselas

Ante esa situación, Renfe podría estar considerando su estrategia internacional. El servicio que actualmente presta la compañía en las vías de alta velocidad francesas es deficitario, admiten las fuentes consultadas. La apuesta inicial por operar las conexiones con Lyon y Marsella tenía como objetivo conseguir las autorizaciones pertinentes para llegar con más facilidad a París. Ante la dificultad para alcanzar este objetivo, una retirada de Francia permitiría a Renfe destinar los trenes de la serie 106 a los servicios en España, que se enfrentan a la dura competencia de la francesa Ouigo y de Iryo, además de ganar oxígeno financiero para sus otros proyectos internacionales.

Si Renfe acaba tomando la decisión de abandonar Francia, España mandaría un fuerte mensaje político a la Comisión Europea ante las trabas a la competencia impuestas por un país que no ha dividido la gestión de las infraestructuras y la operativa ferroviaria. Es una misma compañía pública, SNCF. España, en cambio, sí lo ha hecho separando Adif y Renfe para facilitar el proceso de liberalización. En el marco de ese proceso, la francesa Ouigo, propiedad de SNCF, opera en España desde 2021 con una política de precios que el ministro de Transportes, Óscar Puente, llegó a calificar de “dumping”.

Renfe-SNCF, una relación tortuosa

La actual tensión entre las principales compañías ferroviarias de España y Francia hace olvidar que no hace tanto ambas llegaron a ser socias. Ocurrió antes de la liberalización del transporte ferroviario de viajeros en Europa. Tras años de colaboración, en el 2000 Renfe y SNCF crearon la sociedad conjunta Elipsos Internacional para operar las conexiones ferroviarias entre ambos países. El “idilio” acabó en el 2022, cuando SNCF rompió el acuerdo de forma unilateral alegando pérdidas acumuladas en el servicio y el brusco descenso del tráfico de viajeros tras la pandemia. Apenas unos meses antes de esa ruptura, en mayo del 2021, Ouigo, filial ferroviaria de SNCF, había empezado a prestar servicios en España en el corredor Madrid-Barcelona, el más rentable de la alta velocidad en España. Renfe opera en solitario en territorio francés desde el 2022 las conexiones Madrid-Marsella y Barcelona-Lyon, que hasta el mes de febrero de este año habían acumulado más de un millón de usuarios, pero cuyo coste pesa todavía mucho en la cuenta de resultados de la compañía. Un año después de aquella decisión, en el 2023, Renfe llegó a perder 123 millones de euros, que se rebajaron a 20 millones en el 2024, tras una política de fuertes ajustes internos.

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