
El aumento del gasto en defensa que va a acometer España se repartirá entre seis grandes compañías: Airbus, Indra, Navantia, Santa Bárbara, ITP Aero y Sapa. Este sexteto acapara más del 80% de la actividad. El sector cerró el 2023 con una facturación consolidada de 13.900 millones y, según cálculos de los propios grupos, los nuevos fondos de rearme inyectarían unos 4.000 millones de euros más al año a la industria militar nacional.
Estas seis grandes empresas son las únicas capaces de absorber la inversión millonaria que permitirá a España avanzar en el compromiso con la OTAN de invertir en defensa el 2% del Producto Interior Bruto (PIB) antes del 2029. Ello implicaría elevar la inversión desde los actuales 17.500 millones (1,32% del PIB) a más de 36.500 millones en un lustro. El esfuerzo es ingente. De hecho, España es el mercado que los fondos de capital riesgo identifican como el de mayores oportunidades al encontrarse a la cola en gasto sobre el PIB y, además, ser el país que encabeza las estimaciones de crecimiento macroeconómico de la Alianza Atlántica. Lo importante, avanzó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no es gastar más, sino invertir mejor e invertir juntos”.
El mercado nacional de la defensa lo encabeza, claramente, Airbus, cuyo centro de operaciones está en Francia. La multinacional representa el 52% de la actividad aeroespacial y el 49% de la actividad del sector nacional de la defensa. Genera 14.300 empleos directos y 50.000 indirectos. Su aportación al tejido industrial es de más de 2.200 millones, según cálculos propios. A nivel industrial lidera o participa en cinco grandes programas militares. El principal es el Eurofighter, el caza de combate del Ejército del Aire en el que España ha invertido, en la fase actual, 4.000 millones. También cuenta con los programas A400M, A330 MRTT, Eurodrone y los helicópteros Tigre y NH90. Sánchez acaba de reunirse con el consejero delegado de Airbus, Guillaume Faury, para reafirmar su alianza y explorar nuevos proyectos. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, puso esta semana a Airbus como ejemplo de firma transeuropea capaz de superar a su competidora estadounidense, Boeing.
La segunda compañía en importancia es Navantia. La compañía pública cuenta con dos importantes programas: las fragatas F110, con una inversión de 4.300 millones, y los submarinos S-80, con un presupuesto de casi 4.000 millones. El problema del sector de la defensa español es que su peso a nivel internacional es muy reducido. Las cifras hablan por sí solas: en el ranking global de la industria militar, Navantia ocupó el puesto 74 en el 2023. La líder nacional tiene una actividad sesenta veces menor a la de la líder mundial, la estadounidense Lockheed Martin.
El sector reclama una mayor participación del Ministerio de Industria, en detrimento de Defensa
Para el Gobierno, la compañía llamada a ser la joya de la corona del sector militar español es Indra. La participada por el Estado en un 28% está recibiendo el impulso para convertirse en el campeón nacional del sector, aunque para eso queda tiempo. Su proyecto estrella es el FCAS, el caza del futuro, que no estará operativo hasta, al menos, el 2040. En el ranking mundial Indra se encuentra en la posición 86. Tras adquirir Hispasat, su nuevo presidente, Ángel Escribano, ha reconocido en público el interés en ampliar horizontes con ITP Aero y Santa Bárbara. El propietario de esta última, el gigante estadounidense General Dynamics, ha respondido que su filial española no está en venta.
Precisamente Santa Bárbara es otra compañía llamada a liderar en España el impulso del gasto en defensa en los próximos años. La compañía forma parte del proyecto Tess Defence, un consorcio controlado por Indra y participada también por Escribano y Sapa. Su proyecto es el nuevo vehículo 8×8, un programa dotado con 2.500 millones de inversión.
Efecto también sobre las pymes
Los grupos vascos ITP Aero, especializado en la fabricación de motores de avión, y Sapa, proveedor de transmisiones para el Ejército de EE.UU. y que acaba de fichar al exsecretario general de Industria, Raül Blanco, también forman parte del selecto club de empresas punteras españolas sobre las que tractorará el aumento del gasto en defensa.
Las propias compañías esperan que esta inversión extraordinaria que viene provoque un efecto de lluvia fina sobre pymes y sociedades auxiliares en forma de proyectos a medio y largo plazo. Por debajo de las seis líderes se sitúan hasta 376 pymes que disponen de la agilidad empresarial que no tienen las grandes. Es el caso, por ejemplo del grupo Oesía, una compañía que a través de Tecnobit ofrece tecnología de vanguardia para el Eurofighter, entre otros proyectos. El tejido mediano y pequeño de la defensa también aspira a hacerse más grande con la lluvia de millones que se avecina.
La industria está muy repartida por todas las comunidades, pero Catalunya no tiene ninguna sede central
La industria militar española se encuentra muy repartida por todo el territorio, lo que favorece que el aumento de carga de trabajo que se espera permee por las comunidades autónomas. No obstante, sí que existe una concentración de sedes de empresas en Madrid, por la presencia del Ministerio de Defensa en la capital. Catalunya es el único gran territorio sin una sede central de alguna de las 75 primeras compañías del sector.
A la espera de que el Gobierno concrete cómo desplegará el aumento del gasto en defensa, la reclamación generalizada en todo el sector es que dicha inversión se ejecute con agilidad. Un directivo de una de esas empresas propone que el Ministerio de Industria adquiera un mayor protagonismo durante el plan de rearme, en detrimento del de Defensa, que históricamente ha liderado la relación con el sector empresarial. En este momento el departamento que dirige Jordi Hereu financia proyectos en el sector militar por unos 1.300 millones al año.
¿Cuánto cuesta defender Europa sin EE.UU.?
Los expertos ya están apuntando que el gasto europeo en defensa deberá aumentar por encima del 2% del PIB para suplir la aportación de EE.UU. Un análisis publicado por Bruegel concluye que para alcanzar una cota del 3,5% del PIB europeo sería necesario gastar unos 250.000 millones anuales. A medio plazo, ha defendido Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano, este gasto extra debe servir “para sostener la capacidad industriales, reemplazar equipos estadounidenses que se retiren y dotar a las fuerzas armadas con los avances tecnológicos que preserven su ventaja comparativa sobre las capacidades rusas