¿Usan policías europeas el calor de armas de microondas contra manifestaciones?

En un momento en el que la máxima preocupación en Europa en materia de seguridad es el rearme ante el nuevo panorama geoestratégico, existe tecnología militar que podría estar usándose en el continente en el ámbito del orden público. Tecnológicas derivadas de las llamadas armas de energía dirigida, capaces de generar sobre el individuo un insoportable calor que le obliga a desplazarse de inmediato, tienen aplicaciones, por ejemplo, en la contención y dispersión de manifestaciones. Es como lanzar un haz de microondas contra un objeto.

Se ha extendido estos días las sospechas de que en Belgrado, la capital serbia, habría estado utilizando uno de estos procedimientos para dispersar a numerosos grupos de manifestantes que estos días ocupan las calles en protesta contra el actual gobierno.

Un cordón policial serbio, visto a través de un cristal roto

Un cordón policial serbio, visto a través de un cristal roto 

Armin Durgut/AP

La aplicación de estas tecnologías actúa como herramientas para las unidades antidisturbios con un carácter no letal. En estos grupos especiales de orden público, una de las preocupaciones doctrinales de siempre ha sido el uso gradual de la fuerza. Existen sistemas casi igual de eficaces que el haz de calor, pero que acarrean ciertos riesgos colaterales o, directamente tienen problemas de imagen por asociarse a regímenes represivos como son los cañones de agua y en ciertos casos las pelotas de goma.

El uso de estas tecnologías militares aplicadas al control de masas respondería a esa necesidad de gradación de la fuerza, más allá de su aparente eficacia y del hecho de que reduce la exposición del personal policial ante a los elementos más violentos de una concentración al poder actuar a cierta distancia.

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Los dos principales sistemas de esta naturaleza son dos: el llamado ADS por sus siglas en inglés, o el más conocido como LRAD, de emisión de ondas sonoras.

Algunas fuentes internacionales señalaron que los antidisturbios serbios, por continuar con este ejemplo, podían estar usando un LRAD, más conocido como cañón sónico; un sistema de emisión de ruido muy penetrante y molesto que hace que la masa retroceda. Sin embargo, mandos policiales especializados en esta materia han comentado a La Vanguardia que lo que se ve en las imágenes difundidas en redes sociales “no responde en absoluto a un LRAD; ni de lejos tiene la eficacia que demuestran los vídeos”.

Se tiene constancia, por ejemplo, de que los Mossos d’Esquadra, adquirieron a mediados de la década pasada un cañón sónico cuyo último uso como sistema de disuasión contra manifestaciones violentas ni se recuerda. Por la escasa eficacia de la unidad adquirida por la policía autonómica, el aparato ha estado usándose como un potentísimo megáfono que, eso sí, hace llegar el mensaje del jefe del dispositivo al más alejado de los concentrados.

Cañón de sonido LRAD (Long Range Acoustic Device), usado en una manifestación en Pittsburgh

Cañón de sonido LRAD (Long Range Acoustic Device), usado en una manifestación en Pittsburgh en 2013 

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Así, la capacidad de dispersión que demuestran por ejemplo las imágenes llegadas de Serbia solo puede responder –salvo que fuera una tecnología secreta, algo poco probable- al Active Denial System ADS, diseñado por Estados Unidos y que concluida la fase de pruebas empezó a aplicarse a mediados de la década pasada.

En origen estaba destinado a ser una “fuerza intermedia diseñada para reducir la brecha entre la presencia y la fuerza letal sin causar destrucción innecesaria ni pérdidas de vidas”, señala en la web oficial de la oficina de Capacidades de la Fuerza Intermedia Conjunta de los Estados Unidos, dentro de su programa de armas no letales.

En esta publicación se señala que un invisible haz “de ondas milimétricas de radiofrecuencia impacta al sujeto, penetrando la piel” a casi inapreciable profundidad, aunque sí la suficiente como para generar “una sensación de calor intolerable que obliga al sujeto a moverse instintivamente”.

El uso de esta tecnología en el control de manifestaciones tiene también sus detractores a pesar de su aparente inocuidad para la salud, al menos de forma directa. Sin embargo, los hay que señalan que el pánico que se puede generar durante una dispersión de esta naturaleza puede provocar avalanchas y con ellas lesiones de diferente consideración.

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