La UE selecciona siete proyectos españoles en su plan para volver a extraer materiales críticos

El ambicioso plan de la Comisión Europea para volver a extraer materiales críticos en varios países de la UE pasa en gran medida por España. Bruselas, en su camino hacia reducir la brecha para que Europa sea más competitiva ante EE.UU. o China, ha decidido impulsar una lista de 47 proyectos en toda la UE para explorar y extraer 17 minerales críticos como el litio, el níquel o el cobalto, necesarios para productos clave como las baterías eléctricas de los coches o los teléfonos móviles. Y siete de estos proyectos están situados en España, en Extremadura, Andalucía, Galicia y Castilla-La Mancha, donde se extraerá litio, cobre, cobalto o níquel.

En concreto, se trata del Proyecto de Aguablanca para la extracción de níquel, cobalto, cobre y platino; el de El Moto en Abenójar (Ciudad Real) para la extracción de wolframio; así como el de P6 Metals para la extracción y procesado de ese mismo metal; y el de Las Navas para la minería de litio, ambos en Cáceres. En la lista también figuran la Mina Doade, en Galicia, para la extracción de litio, el proyecto PMR de Cobre las Cruces en Sevilla para la extracción y procesado de cobre; y CirCular, un proyecto para el reciclado de este metal en Huelva.

Minería

El plan comunitario es que al menos el 10% de estos materiales se extraigan en la UE en el 2030

Con estos proyectos, España se convierte en el segundo país de la UE, por detrás de Francia, con más iniciativas seleccionadas por la estrategia de extracción de la UE. Se trata de una iniciativa que se enmarca en la Ley Europea de Materias Primas Fundamentales, que permite designar proyectos estratégicos para aumentar la capacidad de la UE de extraer, procesar y reciclar materias primas estratégicas. El objetivo es que en el 2030 al menos el 10% de estos materiales críticos se extraigan en la UE, el 40% se refine en el bloque y se recicle en la UE el 25%.

Además de España y Francia, Bruselas también ha seleccionado proyectos en Bélgica, Italia, Alemania, Estonia, República Checa, Grecia, Suecia, Finlandia, Portugal, Polonia y Rumanía. La UE recibió 170 propuestas de proyectos, de los que ha seleccionado estos 47 en 13 de los 27 Estados miembros, que abarcan 14 de las 17 materias primas estratégicas. Es decir, todas menos el bismuto, el silicio y el titanio. Ningún tercer país debe proveer más del 65% del consumo anual de la UE.

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“Durante mucho tiempo, las materias primas han sido el punto ciego de nuestra política industrial. Demasiado complicadas, demasiado caras, demasiado lentas de producir, Europa ha preferido a menudo comprar la mayoría de las materias primas que necesita casi exclusivamente fuera de sus fronteras. Hasta que la crisis de Covid y la guerra de Ucrania nos recordaron los peligros de nuestra dependencia”, ha explicado el francés Stéphane Séjourné, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea para Prosperidad y Estrategia Industrial.

Son los llamados materiales críticos, porque la Comisión Europea ha identificado una dependencia superior al 80% de proveedores extracomunitarios. El objetivo es evitar riesgos, que no pueda ocurrir con el litio chino lo que ocurrió con el gas ruso después de la guerra de Ucrania, asegura Bruselas. De todos, 31 proyectos están relacionados con litio, el cobalto, el níquel, el manganeso y el grafito, las 5 materias primas fundamentales para fabricar baterías, claves en el plan de acción para relanzar la industria automóvilistica de la UE. 

No solo piensan en los vehículos, sino también en la industria siderúgica, con proyectos sobre el manganeso, o en la apuesta europea por invertir en defensa, con proyectos relacionados con el germanio, que se utiliza en sensores infrarrojos, o el galio, que se encuentra en radares y otros equipos militares de telecomunicaciones.

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Stéphane Séjourné, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea para Prosperidad y Estrategia Industrial, explica la iniciativa en Bruselas

OLIVIER HOSLET / EFE

Para entrar en funcionamiento, los 47 proyectos estratégicos seleccionados por la UE tienen una inversión de capital global prevista de 22.500 millones de euros. Podrán beneficiarse del apoyo coordinado de la Comisión, los Estados miembros y las instituciones financieras para ser operativos, en particular para acceder a la financiación y para conectarse con los compradores pertinentes. También se beneficiarán de una vía rápida para lograr los permisos, “a fin de garantizar la previsibilidad para los promotores de proyectos, salvaguardando al mismo tiempo las normas medioambientales, sociales y de gobernanza”, señala la Comisión.

En España, por ejemplo, en el proyecto de Aguablanca se podrá extraer cobre y níquel en Monesterio (Badajoz). Es el único que es que es una reserva a favor del Estado, la tramitación de los proyectos está en manos de las comunidades autónomas. La mina de Aguablanca estuvo en explotación entre 2003 y 2015, y, según fuentes del Ministerio de Transición Ecológica, exigirá una inversión aproximada de 100 millones de euros durante toda la vida útil del proyecto. Ahora en la UE sólo se extrae níquel en Finlandia y Grecia y la mina podría aportar hasta un 30% de la capacidad europea. 

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Otro ejemplo de los proyectos españoles seleccionados es el de las Navas, donde se puede extraer y procesar litio con calidad de batería en Cañaveral (Cáceres), y la planta podría cubrir el 60% de la demanda de la UE. El proyecto podría crear 430 empleos directos y 1.200 indirectos. O el del proyecto P6Metals, que  consiste en extracción y procesado de Wolframio y Estaño en Almoharín (Cáceres), y se trata de la reapertura de una explotación existente a cielo abierto que prevé crear cerca de 500 empleos directos y más de 250 indirectos.

El camino no termina aquí, ya que pronto la UE convocará otro concurso para que apliquen más proyectos y, a finales del año que viene, la Comisión lanzará una plataforma para compras conjuntas de materiales críticos. “Seamos claros: no hay suficientes minas en Europa –ha avisado Séjourné–. No hay suficiente extracción, refinado y reciclado. Así que se trata de una pequeña revolución en nuestras cadenas de valor industrial y abrirá nuevas perspectivas a regiones que a veces han perdido terreno”.

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