
Líderes europeos de ultraderecha se reunieron en Jerusalén el jueves para una conferencia organizada por el gobierno israelí destinada a combatir el antisemitismo. El evento, rechazado por los líderes judíos tradicionales debido a la lista de invitados, ilustró la creciente alianza entre Israel -un país fundado sobre las cenizas del Holocausto- y una ultraderecha europea que, según algunos críticos, no ha abandonado sus vínculos con el antisemitismo y el nazismo.
Netanyahu ha cultivado estrechos vínculos en los últimos años con líderes populistas de ultraderecha en países como Hungría, Brasil y Argentina. Muchos de ellos, influidos por la actitud del presidente estadounidense Donald Trump. En el discurso de apertura, Netanyahu elogió a Trump por sus “acciones decisivas contra el antisemitismo” y atribuyó las protestas en los campus universitarios estadounidenses contra la guerra de Israel en Gaza a “una alianza sistémica entre la izquierda ultraprogresista y el islam radical”.
“El antisemitismo es una enfermedad transmitida por bárbaros” en “todas las sociedades civilizadas”, afirmó Netanyahu. La conferencia puso de relieve la relación cada vez más tensa entre Israel y sus aliados tradicionales en Occidente, quienes se han mostrado cada vez más incómodos con la política israelí y el rumbo de la devastadora guerra del país en Gaza.
Enviaron asistentes al encuentro partidos de los Países Bajos, España, Suecia y Hungría. El presidente serbobosnio, Milorad Dodik, también estuvo allí, pese a la orden de búsqueda y captura. Por parte española acudió el eurodiputado de Vox Hermann Tertsch.