
Donald Trump aprendió de Roy Cohn, mentor y asesor legal al comienzo de su carrera empresarial, sus tres normas del éxito: atacar, atacar, atacar; no admitir nada, negar todo; y proclamar siempre la victoria, nunca reconocer una derrota. Estos principios le acompañaron toda su vida y ahora impregnan el día a día de la Casa Blanca. Cuando el editor jefe de The Atlantic, Jeffrey Goldberg, reveló el lunes que el consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz, le había añadido a un chat de Signal en el que altos cargos de Estados Unidos coordinaron una serie de ataques a los hutíes en Yemen, Trump echó mano del libro de estilo.
Primero atacó al periodista, un “activista” y “propagandista”, el “mayor difusor de bulos”, y dijo que el medio es “un proyecto fracasado” y “está en la quiebra”; después restó importancia a lo ocurrido, negó que se hubieran discutido en el grupo planes de guerra y la existencia de material clasificado, y dijo que Waltz “es un buen hombre” que “ha aprendido la lección”; cuando The Atlantic publicó el chat completo, el miércoles, proclamó su victoria, afirmando que su publicación demuestra que no era información clasificada y que la filtración “no causó ningún daño, porque el ataque (a los hutíes) fue increíblemente exitoso”, añadiendo que su predecesor, Joe Biden, “debería haberlo ordenado mucho antes”.
Un descuido de este calado podría haber puesto en peligro las vidas de soldados estadounidenses, así como la operación militar, si la información “hubiera caído en las manos erróneas”, recordó Goldberg en su segundo artículo, señalando que tuvo acceso a la cronología de los bombardeos y conoció el tipo de armamento que se iba a utilizar dos horas antes del primer ataque.
Sin embargo, el escándalo nacional no causará ningún despido, según avanzó Trump el miércoles, y la investigación irá a cargo del principal responsable, Waltz, que creó el grupo de Signal y metió por error al periodista. Los demócratas han exigido encarecidamente su dimisión y la del jefe del Pentágono, Pete Hegseth, que fue quien envió los detalles de la operación militar en Yemen.
Tampoco parece que ninguno de ellos vaya a ser procesado por el departamento de Justicia. La fiscal general, Pam Bondi, ha señalado este jueves que “probablemente” no se llevará a cabo una investigación criminal sobre el incidente, alegando que los detalles sobre cuándo partirían los aviones de combate y cuándo caerían las bombas, aunque “eran información sensible, no era clasificada y se divulgó inadvertidamente”.
Sin embargo, este tipo de información confidencial suele estar clasificada, y los protocolos de información sensible de la Casa Blanca, que reciben todos los oficiales al asumir el cargo, detallan que las operaciones militares no deben compartirse a través de canales comerciales no autorizados, como la aplicación de mensajería Signal.
Pam Bondi, fiscal general de EE.UU.
“Si quieren hablar de información clasificada, hablen de lo que había en la casa de Hillary Clinton»
Bondi ha repedito en su rueda de prensa las reglas doradas que Cohn le enseñó a Trump. “Si quieren hablar de información clasificada, hablen de lo que había en la casa de Hillary Clinton. Hablen de los documentos clasificados en el garaje de Joe Biden, a los que Hunter Biden tenía acceso”, ha señalado, sin ninguna referencia a los miles de documentos que se llevó Trump a su residencia de Mar-a-Lago, en Palm Beach (Florida), cuando abandonó el poder, cientos de los cuales eran material clasificado. Y, tras el ataque y la negación, Bondi aplicó la tercera regla del éxito: “De lo que deberíamos hablar es de que fue una misión muy exitosa”.
Los líderes de la comisión de Servicios Armados del Senado, el republicano Roger Wicker y el demócrata Jack Reed, han enviado una carta al inspector general en funciones del departamento de Defensa solicitando una investigación del incidente. “Se alega que este chat incluía información clasificada relativa a acciones militares delicadas en Yemen. De ser cierta, la noticia plantea dudas sobre el uso de redes no clasificadas para discutir información sensible y clasificada, así como sobre el intercambio de dicha información con aquellos que no tienen la autorización adecuada y necesitan conocerla”, se lee en la carta.
‘Der Spiegel’ encuentra en internet correos y contraseñas de altos cargos de la Administración estadounidense
El escándalo sobre las brechas de seguridad del Gobierno crece por momentos. El medio alemán Der Spiegel alertó el miércoles de que ha podido encontrar por internet los datos personales y contraseñas de algunos de los altos cargos que estaban en el chat de Signal. Concretamente, en sus investigaciones accedió a números de teléfono, direcciones de correo y, en algunos casos, también las contraseñas de funcionarios estadounidenses. Entre ellos, están Waltz y Hegseth, pero también la directora de los servicios de inteligencia, Tulsi Gabbard, la principal encargada de resguardar los secretos del país.
Algunos de los números y correos encontrados, mediante los motores de búsqueda disponibles en internet, están vinculados a perfiles en Instagram, Linkedin, Whatsapp y Signal de los cargos mencionados. La revista asegura que no usó las contraseñas para comprobar que coincidían e informó de inmediato a la Casa Blanca. Según recuerda Der Spiegel, si tuvieran estos datos, los servicios de inteligencia de países enemigos podrían piratear fácilmente las comunicaciones de los altos miembros del gobierno, infectando sus dispositivos con software espía.