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El último BTC será extraído en 2140, y los mineros ya no recibirán el subsidio fijo por bloque.
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Mineros aceleran la implementación de energías renovables para abaratar sus costos operativos.
Imaginemos un escenario hipotético. Para marzo de 2025 ya no quedan bitcoins (BTC) por ser extraídos y los mineros, guardianes de la red, dependen únicamente de las comisiones por transacción. En otras palabras, ya no existe el subsidio fijo.
Por estos días las fees promedian apenas entre 1 y 2 dólares por transacción, de acuerdo con datos de Blockchain.com, y, según mempool.space, el total de tasas que reciben los mineros por cada bloque ronda entre los 2.000 y 3.000 dólares. Si los mineros de Bitcoin tuvieran que sobrevivir con esos niveles de ganancias, hoy sería inviable su actividad.

Sí, es cierto. En realidad, la ausencia del subsidio fijo ocurrirá en 2140 y para ese momento faltan más de 100 años. Tantos años faltan que incluso podrían ocurrir cambios en el protocolo de Bitcoin y modificar hasta el suministro total de la moneda.
¿Apostar a una adopción masiva o a gastar lo menos posible?
Continuando con ese escenario hipotético, si la adopción de la moneda creada por Nakamoto se disparara, si todos usáramos BTC para comprar café o pagar el alquiler, el volumen de transacciones haría que las tarifas sumen lo suficiente para promover la rentabilidad minera. En contrapartida, si el precio de BTC no alcanza niveles estratosféricos, las ganancias colapsarían.
Entonces, ¿y si la solución no fuera apostar a un BTC carísimo, sino a minar a costos mínimos al ras del suelo? Pues, los mineros ya están montando una estructura que podría cambiar las reglas del juego: el uso de energías renovables.
¿Por qué las renovables hacen más rentable la minería de Bitcoin (y podrían salvarla en el futuro)?
La minería de Bitcoin no es barata. Conforme al reporte de Cleaner Environmental Systems de marzo de 2025, esta industria consume entre 121 TWh y 152 TWh (teravatios por hora) al año, una cifra que equivale al gasto energético de países enteros como Argentina.
Esa hambre de electricidad viene de los ASIC, esas máquinas que zumban sin parar para validar transacciones y ganar recompensas. Pero no toda la energía cuesta lo mismo, y ahí está el truco: usar renovables como hidroeléctrica, eólica, geotérmica o solar es más rentable que enchufarse a la red convencional.
El informe lo deja claro: la electricidad es el gran factor. Antes de que China prohibiera la minería en 2021, la provincia de Sichuan era un paraíso para los mineros gracias a su energía hidroeléctrica. Durante la temporada de lluvias, el costo del kilovatio por hora (kWh) caía alrededor USD 0,03 o USD 0,04, una ganga comparada con los 0,10 o 0,20 USD que suelen cobrarse en Estados Unidos o en Europa.
¿Por qué tanta diferencia? Porque los ríos de Sichuan generaban más energía de la que la red local podía usar, y los mineros aprovechaban ese excedente que, de otro modo, se perdía. Conectar un ASIC a la red tradicional, en cambio, significa pagar no solo la generación, sino también la distribución, los impuestos y los márgenes de las empresas eléctricas. Cada centavo extra por kWh se come las ganancias, y en un negocio donde los márgenes son ajustados, eso duele.
Islandia es otro caso que el informe pone sobre la mesa. Ahí, la energía geotérmica (extraída del calor de la tierra) mantiene los costos en torno a 0,05 USD/kWh. Es una fuente estable, abundante y local, ideal para mineros que no quieren depender de las subidas del carbón o el gas que alimentan muchas redes tradicionales.

La minería ya mueve un hashrate brutal (833 EH/s actualmente) y esa métrica seguirá creciendo. Así, mantener ese nivel de operación con fees flacas será un desafío. Pero si un minero gasta 0,04 USD/kWh con hidroeléctrica en lugar de 0,10 USD/kWh de la red, el costo diario por ASIC, que consumen unos 3 kW según el reporte mencionado, bajaría de 10,80 USD a 2,88 USD. Multiplicado por cientos o miles de máquinas, el ahorro es una fortuna.
En ese contexto, no haría falta un BTC a un millón de dólares; con energía barata, las fees alcanzarían para mantener las luces encendidas y algo más. El informe no lo dice explícitamente, pero lo insinúa: el avance en la eficiencia energética de los ASIC (de 100 J/TH en 2016 a 20-40 J/TH en 2025) ya reduce el consumo por unidad de hash. Las renovables podrían ser el siguiente paso.
Entonces, la energía renovable ¿es más que una estrategia a corto plazo?
Conforme a los datos del sitio WooCharts, para fines de octubre de 2024, casi el 57% de la energía que hacía rugir las máquinas de Bitcoin provenía de fuentes renovables. Otras estimaciones similares posicionan este porcentaje levemente por encima, alrededor de un 59%.

Es decir que los mineros ya están construyendo una estructura basada en energías renovables. Probablemente, estas empresas apuestan ahora a las renovables como un parche contra la volatilidad de BTC sin pensar en un futuro tan lejano. Si bien, a medida que crezca la adopción de bitcoin, esa volatilidad se reducirá, el precio de BTC es un bicho impredecible y los mineros lo saben: cuando la cotización de BTC se tambalee, usar energía lo más barata posible les puede salvar el pellejo.
Lo curioso es que ese parche podría estar forjando la infraestructura que los mantendría de pie en el futuro, donde las fees sean el único pan en la mesa. Los mineros quizás no lo sepan, o quizás sí, pero cada planta renovable que conectan parece un guiño a ese 2140.
Algunos ejemplos de mineros levantando infraestructuras o usufructuando fuentes sustentables se reflejan en el uso de centrales hidroeléctricas en rincones remotos de África, como en Etiopía y Zambia, plantas eólicas en Texas, EE. UU., así como también un minero de Japón utilizando el exceso de energía renovable de paneles solares.

También resulta prudente recordar que algunas empresas mineras han expandido sus negocios hacia otros rubros, como en la industria de la inteligencia artificial (IA), ofreciendo servicios de cómputo de alto rendimiento a otras empresas o cotizando en bolsas de valores, lo que les permitiría aumentar sus ingresos. En el futuro, estas y otras prácticas pueden surgir como paliativos ante la ausencia del suministro fijo.
La descentralización en la mira
Claro, no todo es perfecto. Las renovables dependen de la geografía y eso podría concentrar la minería en pocas zonas, un riesgo para la descentralización de Bitcoin, ya que solo aquellos que puedan instalarse en esas regiones, accederían al beneficio de las bondades de usar energía renovable.
Pero el punto sigue en pie: la red tradicional es cara, inestable y está sujeta a regulaciones. Las renovables, con sus costos bajos y su acceso directo, son un salvavidas hoy y podrían ser la base para que los mineros sigan en pie mañana, cuando las fees sean todo lo que tengan. No es solo rentabilidad; es supervivencia.
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