
El Banco de España registró en el 2024 las segundas pérdidas de su historia, que como ya ocurrió en el 2023 ha tenido que compensar recurriendo a reservas, ya que las cuentas de la institución no pueden arrojar números rojos.
El desfase en el 2024 fue de 7.549 millones de euros, que se suman a los 6.611 millones del 2023, el otro ejercicio en el que el resultado fue sido negativo. Las bruscas subidas de tipos a partir de julio del 2022 explican lo sucedido.
Para compensar el desajuste, el Banco de España ha recurrido a reservas por segundo año consecutivo. Acumula 14.160 millones de euros destinados a este efecto en 2023 y 2024, con lo que las provisiones disponibles han pasado de cerca de 33.000 millones de euros en 2022 a 19.417 millones en la actualidad.
Depósitos a la vista y créditos a largo plazo
Como en el balance de un banco convencional, la institución cuantifica lo que ingresa por los préstamos concedidos, 18.395 millones de euros el año pasado, y a este importe le resta lo que paga por el pasivo, esto es, por los depósitos: 27.257 millones. A la diferencia negativa de 9.428 millones se añaden otros gastos.
El Banco de España explica que las pérdidas del 2023 y del 2024 son consecuencia de la materialización del “riesgo estructural de balance”. Las subidas de tipos en el 2022 repercutió de forma inmediata en el coste de los pasivos –depósitos–, al ser la mayoría de ellos a la vista, mientras que los activos, que son sobre todo bonos a largo plazo, tardan más en elevarse.
“La situación de desequilibrio entre el rendimiento de los activos y el coste de los pasivos se ha mantenido, incluso acrecentado ligeramente, en 2024”, explica en su informe anual, publicado este lunes.
En condiciones normales, el Banco de España entrega el 70% de sus beneficios al Tesoro, lo que no ha ocurrido por segundo año consecutivo.
Fuerte revalorización del oro y de las divisas
El resultado negativo ha coincidido con una revalorización de las reservas de oro y divisas del banco. Las primeras han pasado de 16.060 millones a 21.884 millones, mientras que las divisas tienen un valor ahora de 9.292 millones, frente a 6.068 millones un año antes.
La institución ya había advertido de que las políticas monetarias extraordinarias aplicadas desde el 2022 para combatir la inflación podrían provocarle una falta de beneficios durante algún año.
“No compromete en modo alguno el margen de maniobra para cumplir nuestras funciones”, afirma. También confía en un reequilibrio del balance conforme vaya renovándose los créditos concedidos y la senda de bajadas de tipos reduzca el coste de los depósitos.