
El primer ministro israelí, Beniamin Netanyahau, inicia este jueves una visita oficial a Hungría, desafiando la orden de detención emitida contra él por la Corte Penal Internacional (CPI) por su presunta responsabilidad en crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos en la Franja.
El tribunal de La Haya dictó la orden en noviembre del año pasado, y desde entonces Netanyahu se había abstenido de viajar a ninguno de los 125 países miembros de la CPI, entre los que se encuentran todos los socios de la Unión Europea, incluida Hungría. Sin embargo, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, está dispuesto a ignorar sus compromisos legales y recibirá a su homólogo israelí con todos los honores.
La llegada de Netanyahu a territorio europeo supone, pues, un duro golpe a la autoridad jurídica de la CPI, pero no se puede decir que cause sorpresa. Fue el propio Orbán quien invitó a Netanyahu a visitar su país inmediatamente después de que el tribunal de La Haya se pronunciara.
El dirigente húngaro siempre ha mostrado su rechazo frontal a la orden de arresto, calificándola de “inaceptable” y “vergonzosa”, y ya había advertido de que no la pensaba acatar. Su justificación es que Hungría no está obligada a cumplir las decisiones de la CPI porque no ha llegado a incorporar el Estatuto de Roma –el tratado constitutivo del tribunal de La Haya– al ordenamiento jurídico nacional.
Decisión discutida
Francia y Alemania también se han mostrado reacios a aplicar la orden emitida por el tribunal de La Haya
De hecho, otros países europeos también se han mostrado reacios a acatar la orden. Por ejemplo, el Gobierno de Francia considera que Netanyahu goza de “inmunidad”, por lo que sería difícil cumplir el requerimiento de la CPI; mientras que el futuro canciller de Alemania, Friedrich Merz, ha dicho que le parecía “una idea completamente absurda” que un primer ministro israelí no pudiera viajar a su país, y que encontraría “una manera de garantizar” la visita de Netanyahu.
Para organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, lo que sucederá hoy “debe entenderse como un cínico intento de menoscabar la CPI y su labor”, y supone “un insulto para las víctimas” de los supuestos crímenes de guerra.
El caso es que la estancia del primer ministro israelí en Hungría –que se prolongará hasta el domingo y que servirá para abordar cuestiones como la aplicación del controvertido plan de Donald Trump para tomar control de Gaza– sienta ahora un precedente, y podría allanar el camino a futuros viajes de Netanyahu a Europa.