China responde a Trump con un arancel del 34% a los productos estadounidenses

Ojo por ojo y arancel por arancel. El Ministerio de Finanzas de China anunció este viernes que gravará con un 34% adicional a todos los productos estadounidenses, a partir del 10 de abril. Se trata de una represalia simétrica a los nuevos “aranceles recíprocos” difundidos ayer por Donald Trump, que en el caso de los bienes chinos ascienden precisamente al 34%. Asimismo, Pekín ha incluido diez nuevos metales raros a su lista de exportaciones vetadas a Estados Unidos. 

El supuesto propósito de esta última medida sería “proteger la seguridad y los intereses nacionales, así como cumplir con obligaciones interanacionales como la no proliferación”, según el ministerio de Comercio de la República Popular de China. 

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The TikTok app page in the Google Play store on a smartphone arranged in the Queens borough of New York, US, on Wednesday, Jan. 15, 2025. The Supreme Court signaled it's likely to uphold a law that would ban the popular TikTok social media platform in the US if it isn't sold by its Chinese parent company by Jan. 19. Photographer: Gabby Jones/Bloomberg

Además, Pekín anunció que sumará a once firmas estadounidenses, que no concretó, a su lista de empresas bajo sospecha.

Esta es la tercera vez en lo que va de año en que Estados Unidos y China se lanzan puñales arancelarios. Pekín dice no tener interés en “una guerra comercial en la que todo el mundo saldrá perdiendo”. Es cierto que la iniciativa proteccionista parte de Washington y Pekín se limita a responder. A diferencia de lo que sucedió hace ocho años, de forma mucho más rápida y decidida. 

A primeros de marzo, China ya aumentó los aranceles a las importaciones de pollo, trigo y maíz estadounidenses, tasándolas un 15%, frente al 10% de la soja, la carne de cerdo y  vacuno, el pescado y marisco, la fruta y los productos lácteos. Aunque no lo parezca, estamos hablando de muchos miles de millones de dólares para las arcas de Pekín. No en vano, la más valiosa de las exportaciones estadounidenses a China es el grano de soja, cuyo valor duplica al de los circuitos integrados, que ocupan el segundo lugar. 

El detonante en este caso fue un nuevo arancel general estadounidense del 10%. Un mes antes, la respuesta china había sido igualmente afinada al primer incremento del 10%, con los hidrocarburos en la diana, principalmente. Esta vez, los supuestos “aranceles recíprocos” de Trump han contado con estricta reciprocidad. 

Del gadolinio al disprosio

Restricciones a metales raros de doble uso, civil y militar

Ya entonces, Pekín incluyó varios materiales raros, usados en la industria aeroespacial, placas fotovoltaicas, vehículos eléctricos o telefonía móvil. 

Los controles, que entran en vigor de inmediato, afectarán al samario, el gadolinio (usado en resonancias magnéticas), el terbio, el disprosio, el lutecio, el escandio y el itrio, según el ministerio de Comercio chino. En muchos casos, con aplicaciones en la industria aeronaútic y aeroespacial, defensa, energía renovable y nuclear. 

Las ramificaciones militares todavía ocupan un segundo plano pero están ahí. Por ejemplo, una de las firmas estadounidenses que ha entrado en la lista de empresas sospechosas -con severas restricciones de suministro- es el fabricante de drones Skydio, que estaría vendiendo sus aparatos, con componentes chinos, al gobierno de Taiwán (además del de Ucrania). 

34% por 34%

Aranceles recíprocos

Cabe precisar que la nueva tasa del 34% aplicada a China en lo que Trump definió como “día de la liberación”, se acumula a las dos precedentes del 10%, por lo que su importe real es un abultado 54%. Ningún otro país ha sido castigado por el actual gobierno estadounidense con subidas de más del 50%, aunque algunos tan importantes como Vietnam fueron castigados ayer de una tacada con un 46%. 

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Donald Trump anunció el miércoles una agresiva política arancelaria que es en realidad una declaración de guerra comercial, desandando décadas en las que el evangelio estadounidense fue el libre comercio. La UE, que soportará un arancel general del 20%  -frente al 10% de Reino Unido o Turquía o el 17% de Israel- todavía debe ponerse de acuerdo sobre las características, condiciones y calendario de su réplica. Ahí tiene ventaja del Consejo de Estado de la República Popular de China, cuya comisión de tasas aduaneras calificaba hoy a los métodos de Trump como “intentos de intimidación unilaterales”. Es decir, matonismo arancelario. 

El maltrato arancelario estadounidense se ceba especialmente en Asia, con la excepción de Singapur, donde se limita a la tasa general del 10%. Aunque Donald Trump a algunas naciones las maltrate más que a otras y juegue con eso. Corea del Sur, castigada con un 25% en unas circunstancias políticas particularmente delicadas -y después de tres años de adhesión acérrima a los planes estratégicos del Pentágono- no sale de su asombro. Hasta ayer creía tener un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. En Japón, que no lo tiene, el castigo es menor, del 24%. 

La ofensiva arancelaria de Estados Unidos, que en realidad es un repliegue económico y político, abre más oportunidades de negocio e influencia para China en el resto de Asia, como socio más previsible y fiable. A su vez, el encarecimiento de los productos estadounidenses en China -y pronto, previsiblemente, en otros países asiáticos- podría permitir a las empresas europeas ganar cuotas de mercado.

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