
El Dow Jones se disparó mil puntos en una exhalación este miércoles nada más conocerse que el presidente Donald Trump había decidido poner una pausa de 90 días en la aplicación de las tarifas a prácticamente todos afectados por sus “aranceles recíprocos”, salvo a China, al que eleva los gravámenes al 125%.
Su decisión parece seguir la pauta apuntada por algunos expertos de que su acción solo se justificaba si creaba un muro para frenar a China. Y a esto parece responder su incremento de los aranceles a Pekín, que en cuanto este miércoles entraron en vigor estas tasas del 104% a las importaciones chinas, impuso otras del 84%.
“China ha demostrado una falta de respeto al comercio mundial”, subrayó el presidente. Lo que se mantienen son los gravámenes del 10% de base para todos.
La decisión de Trump supone el reconocimiento explícito del caos global y particular que ha creado, con numerosos congresistas de su propio su partido, banqueros, empresarios, inversores, analistas o ciudadanos de a pie solicitando que se replanteara su catastrófica política de abrir una guerra comercial.
A pesar de ser una capitulación en toda regla, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, compareció ante la prensa para alardear de victoria de Trump, porque numerosos países había llamado pidiendo negociar.
Sin embargo, el precio supone varios billones de dólares evaporados en el mercado bursátil como consecuencia del plan ideado por el presidente, quien horas antes había sacado pecho por su iniciativa de imponer sus aranceles. Los asesores de Trump no han cesado de salir a elogiar la imposición de estos gravámenes, que había llegado para quedarse.