
Buenos días,
La permanencia de Pedro Sánchez en la Moncloa y su continuidad en una futura legislatura dependerá en buena medida de la buena salud que tengan toda la amalgama de formaciones que se mueven a su izquierda. Por eso tiene tanto interés seguir sus evoluciones y hasta qué punto pueden confluir en una única formación, que sería la mejor opción para el PSOE, o se diluyen en partidos pequeños que diseminan el voto de la izquierda, y con ello, la mayoría progresista se va al traste.
Este fin de semana, Unidas Podemos ha celebrado su V Asamblea Ciudadana que ha supuesto un jarro de agua fría para todos aquellos sectores que confían en una confluencia de todas estas formaciones de izquierda. El cónclave supone la confirmación de la ruptura total de UP con Sumar, la organización con la que se presentó a las últimas elecciones generales, y con los socialistas. La reelegida secretaria general del partido, Ione Belarra, presentó a su formación como la “verdadera alternativa contra el régimen de guerra” en alusión al Gobierno de Pedro Sánchez del que dijo “que de progresista solo le queda ya el nombre”.

Ione Belarra durante la última Asamblea Ciudadana de Podemos
De nada ha servido la rectificación de que ha hecho gala el Movimiento Sumar que clausuró hace dos semanas su segunda asamblea estatal con una mano tendida a Unidas Podemos y proponer un pacto para alcanzar la reunificación de todo el espacio político a la izquierda del PSOE. Después del batacazo de las elecciones europeas, Yolanda Díaz hizo un paso al lado y la formación queda liderada bajo una nueva bicefalia, liderada por Lara Hernández y Carlos Martín.
El pecado original de Sumar fue creerse que este movimiento podría consolidarse sin la formación podemita. Después de muchas polémicas se logró alcanzar un acuerdo para ir juntos a las elecciones de julio de 2023, pero Unidas Podemos tuvo que aceptar que Irene Montero se quedara fuera de las listas. Fue un acuerdo agónico en el que la formación de Belarra luchó por posicionar lo mejor posible a sus candidatos para, una vez en el Congreso, poder pasarse al Grupo Mixto si no lograban entenderse con la dirección de Sumar. La ruptura se produjo enseguida y hoy sus cuatro diputados acompañan al Bloque, UPN, Coalición Canaria y al solitario José Luis Ábalos en el mixto.
A toro pasado, hay quien dice que el gran error de Sánchez fue el de no imponerse a Yolanda Díaz para que hubiera un ministro podemita en el Gobierno de coalición. Aquí se podría recordar una frase un poco escatológica que me dijo una vez un ministro socialista sobre la conveniencia de tener o no tener a miembros de Podemos en el Gobierno: “Mejor que meen de dentro hacia fuera, que no de fuera hacia adentro”.
De todas formas de cara a una reconciliación, hay quien piensa que aún quedan muchos meses hasta las elecciones, si no se produce algún hecho significativo que las adelante. El paso atrás de Díaz y el reconocimiento explícito de que el futuro de las izquierdas se tiene que hacer con Podemos son gestos significativos hacia la reunificación. Y quien está jugando un papel muy importante es un hombre de la tercera vía, el presidente de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, que trata de recoser todos los rotos de estos últimos años. En estos meses de ruido y confrontación, este dirigente ha sabido encontrar un discurso conciliador y en positivo. En este sentido, el próximo 26 de abril ha convocado un gran acto en Madrid para defender la unidad de las izquierdas. Es muy posible que su trabajo en favor del consenso se traduzca en una coalición de las fuerzas de izquierda para las elecciones autonómicas de Andalucía, previstas para junio de 2026. Aquí, si, es muy posible que se den las condiciones del acuerdo, pero no así en las próximas generales.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz
Para saber bien el pensamiento de la dirección de Unidas Podemos, nada como leer el último libro de Pablo Iglesias, Enemigos íntimos. Por mucho que esté retirado de la primera línea de combate político, la influencia de Pablo Iglesias en el partido que fundó es muy grande. Iglesias deja muy claro en su libro que Sumar fue una operación política montada por el PSOE que “contaba con construir una izquierda mucho más dócil para asumir las realidades de su Gobierno y dejar a Podemos muerto y fuera de juego”. Tras las elecciones europeas, el exlíder de Podemos explica: “Se evidenció que Sumar no funcionaba, porque ni sirve para que el PSOE gobierne con comodidad ni mucho menos para ganar unas elecciones”.
El libro, que es un ajuste de cuentas con algunos políticos, periodistas o jueces, es Iglesias en estado puro. Un político que del activismo de la calle llegó a vicepresidente de Gobierno y no pudo o no supo hacer las políticas por las que suspiraba. Que llegó a superar al PSOE en intención de voto durante unos cuantos meses, pero que la irrupción de Sánchez le dejó en un segundo plano.
La tentación, como algunos independentistas catalanes han tenido del lema “cuanto peor, mejor”, le puede llevar a preferir que llegue a la Moncloa un gobierno entre PP y Vox para volver a emerger como alternativa con su Unidas Podemos frente a un PSOE postSánchez que estaría en plena crisis. Si esta tesis, basada en un mero ejercicio de observación política y sin ninguna validez real, prospera, al socialismo no le saldrán las cuentas para poder gobernar.
Iglesias es un luchador. Su partido ha sufrido una crisis profunda y una gran desmembración. Pero sería un error ignorar su capacidad de influencia y su ambición. Todavía no ha dicho su última palabra.
Las recomendaciones del director
Como cada lunes les dejo aquí mis recomendaciones de esta última semana que no se pueden perder:
- La historia de cómo un jefe de la policía pudo hacerse millonario con la droga;
– Los dos últimos capítulos (sobre la falta de detenidos y el impacto político) de la investigación realizada por La Vanguardia sobre el atentado en El Descanso;
– Un tema humano, con dos miradas diferentes de dos enfermos sobre la conveniencia de aplicarse la eutanasia;
– Cómo las políticas de Donald Trump están afectando a la investigación médica en su país;
– Un artículo de Shlomo Ben Ami sobre las políticas de Trump;
– El descubrimiento literario de una novela que inspiró el Mecanoscrit de Manuel de Pedrolo;
– La nueva vida de Rafa Nadal después de su retirada justo en la semana del trofeo Godó de tenis;
– Los periodistas y articulistas de La Vanguardia se reúnen para la foto tradicional en vísperas de Sant Jordi;
– Un ejercicio de narrativa visual sobre la tragedia de la dana de Valencia.
Feliz semana.