“Ahora mismo estamos en un punto crítico y muy cerca de una recesión. Y me preocupa algo peor que una recesión si esto no se gestiona bien”.
El que habla es Ray Dalio, fundador de la firma de gestión de inversiones Bridgewater. En una entrevista con CNBC, expresó su preocupación por las tensiones políticas derivadas de la “guerra de aranceles” que inició el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Como reportó CriptoNoticias, el mandatario estadounidense había anunciado aranceles recíprocos para varios países, entre los que se encontraba el gigante asiático, la Unión Europea, Canadá y toda Latinoamérica.
Sin embargo, Trump dispuso una pausa de 90 días a los aranceles para varios países, a excepción de China, a la que ordenó una suba de tarifas que ahora llegan al 125%. En respuesta, las autoridades chinas elevaron los aranceles.
“Estamos pasando del multilateralismo, que es en gran medida un orden mundial propio de Estados Unidos, a un orden mundial unilateral en el que hay grandes conflictos”, dijo Dalio.
Sobre este punto, cabe aclarar que el multimillonario acaba de publicar un escrito en el cual explicó que estas transformaciones son impulsadas por cinco fuerzas interconectadas: un nivel de deuda global insostenible, polarización política interna, el fin del orden geopolítico liderado por Estados Unidos, eventos climáticos extremos y el avance tecnológico.
En cuanto al nivel de deuda global, Dalio considera que hay un desequilibrio estructural entre economías como la de Estados Unidos, que dependen del crédito para sostener su consumo, y naciones acreedoras como China, cuya estabilidad se basa en vender productos a esos mismos deudores.

Para él, el mundo está avanzando a una etapa de desglobalización y creciente desconfianza, bajo un sistema que “deberá transformarse de forma disruptiva”, lo que podría provocar un impacto profundo en los mercados de capital.
Por ese motivo, le pidió al Congreso de Estados Unidos reducir el déficit federal al 3% del PBI, porque “si no lo hacen, vamos a tener un problema de oferta y demanda de deuda al mismo tiempo que tenemos estos otros problemas, y los resultados de eso serán peores que una recesión normal”.
Dicho de otro modo, lo que está en juego es la hegemonía del dólar como moneda de reserva mundial, lo que podría provocar un colapso en el mercado de bonos, sumado a conflictos internos y externos. Este golpe impactaría en el sistema monetario con más fuerza que la salida del patrón oro en 1971 o la crisis financiera de 2008.
Dalio advierte que, si no se toman medidas urgentes, todos estos factores podrían confluir en una tormenta perfecta. Una deuda global insostenible, un déficit fiscal descontrolado, una creciente desconfianza en el dólar como moneda de reserva y un orden geopolítico fragmentado pueden llevar a una caída en la demanda de bonos del Tesoro estadounidense, lo que forzaría una suba de tasas de interés y encarecería el crédito. Esto frenaría el consumo y la inversión, afectando directamente la actividad económica.
Y aunque una recesión económica ya implica una caída prolongada del crecimiento, con aumento del desempleo y menor producción, el escenario que Dalio describe es aún más extremo: un posible colapso financiero global, con pérdida de confianza sistémica y consecuencias más profundas que en crisis anteriores.
En medio de un panorama económico incierto y de crecientes tensiones globales, surgen preguntas sobre qué alternativas pueden proteger a los inversionistas de un colapso financiero más profundo.
Mientras los inversionistas más tradicionales se inclinan por activos que estén menos expuestos a las fluctuaciones del mercado, como los bonos del Tesoro, hay otros que ven a bitcoin (BTC) como una alternativa al sistema financiero tradicional.
Antes de continuar, es importante tener en cuenta que, en sus 16 años de existencia, la moneda creada por Satoshi Nakamoto nunca ha atravesado una recesión oficialmente declarada en Estados Unidos. Su crecimiento se dio en un contexto de expansión económica y políticas monetarias flexibles, condiciones que favorecieron su apreciación.
El hecho de que bitcoin nunca haya enfrentado una recesión declarada plantea un interrogante clave: ¿cómo se comportaría en una crisis de gran magnitud?
Ante este escenario, BTC podría tener un comportamiento diferente al de los activos tradicionales.
En tiempos de incertidumbre económica, como los que suelen acompañar a las recesiones, la confianza en el dinero fíat tiende a erosionarse debido a las políticas que implementan los bancos centrales, como la impresión masiva de dinero o los recortes en las tasas de interés.
Estas medidas, vistas en crisis pasadas como la Gran Recesión de 2008 o la pandemia de 2020, pueden generar desconfianza entre los inversionistas y la ciudadanía, abriendo espacio para alternativas como BTC.
A diferencia del dinero fíat, que puede emitirse de forma inorgánica e ilimitada para satisfacer las necesidades de los gobiernos, el activo digital tiene una emisión limitada en 21 millones de unidades, cuya emisión se reduce cada 4 años por el halving. Este es un factor que influye positivamente en su precio a mediano y largo plazo.
Además, no puede ser manipulado por bancos o gobiernos, por lo que es una alternativa más resistente frente a las decisiones económicas que afectan a los activos tradicionales.
Por este motivo, muchos inversionistas consideran a BTC como “oro digital” debido a sus similitudes con el metal precioso. Sin embargo, es importante señalar que aún es considerado como un activo de riesgo por la gran mayoría, por lo que su precio suele caer en contextos económicos adversos.
Incluso BlackRock, la gestora de activos más grande del mundo, considera que BTC es un “activo diversificador único”. La firma señala que, aunque aún se encuentra en sus primeras etapas de adopción, sus características podrían convertirlo en una cobertura frente a riesgos que los activos tradicionales no pueden mitigar, especialmente en tiempos de alta incertidumbre geopolítica y económica.