Orgía legislativa

El gobierno nos ha prometido una orgía legislativa. Informaba ayer La Vanguardia del ambicioso plan normativo del ejecutivo para 2025. Un torrente de reales decretos, leyes ordinarias y leyes orgánicas llamado a garantizar diversión sin fin al periodismo parlamentario a tenor de la fragilidad de la mayoría de investidura. Fragilidad que convierte cualquier trámite en el Congreso en un parto con dolor que, de momento, no incluye el riesgo vital para el gestante, pero sí su progresivo debilitamiento que amenaza con tornarse irreversible.

Añadamos que, además, existe un gran agujero negro en la estrategia monclovita de presentar este ingente paquete legislativo –hasta 190 iniciativas legales hasta finales de año– como una prueba de normalidad de la legislatura y de confianza del Gobierno en sí mismo. Una confianza difícil de creer cuando entre tantas piezas legislativas como se muestran, ¡ah, qué olvido!, se echa de menos la principal: los presupuestos. No hay manera de dar credibilidad al intento de vendernos que el buque gubernamental navega con velocidad de crucero: ¿Se le olvida al Ejecutivo que no hubo cuentas públicas en 2024 y que no las habrá en 2025? Para la memoria, rabillos de pasa.

Cuanto más pragmático se torne Junts, más difíciles pondrá las cosas Podemos

Ayer mismo, Jordi Turull, en nombre de Junts, levantaba la voz para, aprovechando el silencio político que normalmente acompaña la Semana Santa, hacerse oír en medio de las procesiones. Vamos a quitarle el apoyo a Pedro Sánchez a finales de mayo si no hay avances tangibles en lo negociado entre socialistas y junteros, apuntó. No llegará la sangre al río, pues siempre puede interrumpirse la siesta del famoso mediador para que escenifique futuras prórrogas acordadas sobre la campana entre Zapatero y Puigdemont. Pero el aviso de Turull sí ilustra la inalterable y férrea voluntad de los junteros de seguir pintando la legislatura como si de una procesión del martirio se tratara. Ahora te hago caer, ahora te levanto.

Solo que este protocolo de tensión controlada entre socialistas y junteros ya no es suficiente para garantizar la salvación de las pelotas de partido que vayan sucediéndose a medida que el Congreso deba ratificar todas las leyes que se nos han prometido. La estrategia de dura oposición dialéctica al binomio PSOE-Sumar, fijada por Podemos está proporcionando a los morados grandes alegrías demoscópicas (la última la del CIS esta semana). Así que Ione Belarra, y la de momento candidata en las próximas elecciones generales por Podemos, Irene Montero, no tienen ningún aliciente para bajarse del burro en su estrategia de agresivo acoso a Pedro Sánchez y a Yolanda Díaz.

Spain's Prime Minister Pedro Sanchez arrives to announce a plan to support companies, unions and farmers affected by U.S. tariffs, at Moncloa Palace in Madrid, Spain, April 3, 2025. REUTERS/Juan Medina

Pedro Sánchez

Juan Medina / Reuters

Junts y Podemos representan hambres diferentes, pero ambos tienen la misma necesidad de morder. Y lo peor de todo es que en la medida que a través de la negociación el Gobierno trate de evitar el mordisco de uno, estará inevitablemente incentivando que sea el otro el que le clave los dientes.

Para ejemplificarlo puede escogerse el proyecto de ley que se prefiera. ¿Reforma de la jornada laboral? ¿Alguien se imagina a Junts y a Podemos coincidiendo en las exigencias a Yolanda Díaz para dar luz verde a la iniciativa? O, por apuntar también cuestiones menos conocidas, como es el compromiso de elaborar una ley para blindar la gestión pública del sistema de salud, ¿quién en su sano juicio puede pensar que Junts –deudora del sistema de conciertos que caracteriza el modelo sanitario catalán– coincidirá en este punto con Podemos, que demoniza la gestión indirecta de estos servicios?

La oposición de Podemos al pacto de cesión de gestión de competencias en inmigración a la Generalitat alcanzado entre socialistas y junteros, y que no tiene garantizado los votos en el Congreso, es sólo un anticipo de lo que se avecina a medida que el frenesí legislativo comprometido por el Gobierno vaya aterrizando en el Congreso. Y de añadido una paradoja que suma más dificultad al asunto: cuanto más pragmático se torne Junts en sus negociaciones, más difíciles se pondrán las cosas con los morados. Veremos finalmente qué y cuanto queda finalmente en pie del plan normativo.

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