“No hemos declarado la guerra a la soja, pero sí que buscamos que el cultivo de haba en Catalunya reemplace parte del mercado de la soja, que durante muchos años ha sido la única leguminosa producida a gran escala”. Estas palabras de Eduard Fitó, presidente Semillas Fitó, resume muy bien la voluntad del proyecto Favaprot, liderado por la empresa social Nactiva y en el que participan también el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentaris (Irta), la asociación de cooperativas Actel, el grupo agroalimentario Ametller Origen, la cadena de restauración y alimentación saludable Flax & Kale y la consultora agrícola Akis International.
“La soja es un cultivo de verano, con grandes requerimientos hídricos, asociado a la deforestación y a los monocultivos y con una gran huella de carbono porque se importa de destinos lejanos. En cambio, el haba es un cultivo de invierno, con unos requerimientos hídricos menores, bien adaptado al clima mediterráneo y que contribuye a diversificar las explotaciones cerealísticas, rompiendo con los monocultivos”, señala Joan Serra, investigador del Irta. El experto añade que las leguminosas “tienen la capacidad de fijar nitrógeno atmosférico, que es imprescindible para el crecimiento de las plantas, con lo que se reducen las necesidades de fertilizantes químicos por parte del agricultor”.
El gran reto es mecanizar los trabajos en el campo y conseguir que sea una alternativa rentable
Pero no todo es tan bonito ni tan fácil en el mundo de las habas. El reto está en que esta, que en la actualidad solo se produce a pequeña escala en Catalunya, se convierta en un cultivo extensivo y mecanizado. “Tenemos que conseguir que un kilo de haba recolectado sea mucho más barato de lo que es ahora para que su cultivo se popularice y escale”, reconoce Eduard Fitó. Este es uno de los primeros retos del proyecto Favaprot, que busca ofrecer al agricultor una alternativa económicamente rentable a los cultivos actuales en un momento en que los márgenes de beneficio del campo se han visto significativamente reducidos. “Solo en Lleida hay 62.000 hectáreas con potencial para el cultivo de haba”, añade al respecto Joan Serra.
Favaprot ha llevado a cabo ensayos experimentales con 12 variedades comerciales en La Tallada d’Empordà (Baix Empordà), Fornells de la Selva (Gironés) y Sucs (Segrià) con buenos resultados en la germinación de las distintas variedades. Además, se han establecido seis parcelas de demostración también en Girona y Lleida para evaluar la adaptabilidad de las habas en diferentes condiciones agroclimáticas. Estos trabajos, para los cuales Favaprot ha logrado una subvención de la Generalitat de Catalunya valorada en 283.000 euros, se completan con la realización de ensayos para establecer las mejores fechas y densidades de siembra para optimizar la producción y mejorar la sostenibilidad del cultivo.

En una segunda fase, Favaprot se dirigirá a la industria agroalimentaria catalana. “Les presentamos una alternativa local, sostenible y con características que la hacen muy especial porque prácticamente no tiene gusto y no enmascara el sabor de los otros, emulsiona muy bien y tiene un alto contenido en azúcar”, indica Eduard Fitó, quien ambiciona incluso crear nuevos alimentos a partir de esta leguminosa. Joan Cabezas, director ejecutivo de Nactiva, lo tiene claro: “La gran oportunidad está en convencer al sector industrial”.