Vance busca un acercamiento con el Vaticano pese a las diferencias

El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, continúa su visita a Roma, marcada por citas políticas, religiosas y también culturales. Tras reunirse el viernes con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni,  fue recibido en el Vaticano por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado.

Según comunicó la Santa Sede, se trató de un encuentro “cordial”, pero nada trivial. En la reunión participó también el cardenal Paul Gallagher, encargado de las relaciones exteriores, pero no estuvo presente el Papa. Francisco, aún convaleciente, podría participar el domingo en la misa de Pascua. Al término de la celebración —es el deseo de la delegación estadounidense— se intentará organizar un breve encuentro privado.

El Papa se presentó el sábado por sorpresa en la basílica de San Pedro, ante el asombro de los fieles que lo aplaudieron. El domingo el Santo Padre espera poder pronunciar la bendición pascual Urbi et Orbi.

La distancia

La referencia a la inmigración presente en el comunicado del Vaticano no aparece en el de la Casa Blanca

El contexto no es sencillo: Vance, convertido al catolicismo en 2019, mantiene vínculos con los sectores más tradicionalistas del catolicismo estadounidense, críticos con el pontificado de Francisco. Ya antes de asumir el poder, la administración Trump había enviado señales hostiles al Vaticano, como el nombramiento de Brian Burch, un declarado opositor del Papa, como embajador ante la Santa Sede. El pulso continuó con la designación de Robert McElroy, conocido por sus posiciones progresistas, como arzobispo de Washington.

El choque se encendió sobre todo en torno al tema de la inmigración: Francisco ha criticado en diversas ocasiones las políticas de repatriación impulsadas por Trump. El propio Vance protagonizó en el pasado un cruce de declaraciones con el Pontífice sobre este asunto.

No es casualidad que en el comunicado difundido por el Vaticano tras la reunión se hable de un “intercambio de opiniones” —y no de acuerdos— sobre “situaciones humanitarias difíciles, con especial atención a los migrantes, los refugiados y los presos”, con una referencia a una “colaboración serena” que, según fuentes vaticanas, alude a las acusaciones de Vance, quien afirmó que la Conferencia Episcopal de Estados Unidos estaba reubicando a “inmigrantes ilegales” para recibir fondos federales. Una tesis mal digerida por la Iglesia

El Pontífice

El Papa se presentó por sorpresa en la basílica de San Pedro y confía en poder pronunciar la bendición Urbi et Orbi

Antes de acoger al vicepresidente, Parolin había concedido una entrevista al diario italiano La Repubblica, en la que marcaba distancia con Trump: “El enfoque de la actual administración estadounidense es muy distinto al que estamos acostumbrados y, sobre todo en Occidente, al que hemos dado por sentado durante muchos años”.

Las referencias a la inmigración no aparecen en la nota difundida por la Casa Blanca, que se limita a mencionar la preocupación por la situación de los “cristianos perseguidos”, un tema prioritario para la administración Trump.

Por la tarde, Vance visitó el Coliseo, que fue cerrado por motivos de seguridad. La medida desató la indignación de los turistas que ya tenían una reserva y fueron desalojados con la promesa de un reembolso.

Las tres jornadas romanas de Vance concluyen hoy, con su asistencia a la misa en la basílica de San Pablo Extramuros. A continuación, el vicepresidente viajará a la India.

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