
La zanahoria puede ayudar a calmar el dolor de estómago, pero las que el PSOE sirve a Junts de manera regular para templar sus arrebatos en el Congreso han empezado a empachar a Carles Puigdemont. El expresident tiene un problema de expectativas en su relación con los socialistas. El calendario avanza hacia la mitad de la legislatura y la conclusión en la cúpula de Junts es inapelable: “No tenemos nada”. El relato que apuntaló el pacto de investidura no se sostiene de puertas adentro: ni cobrar por adelantado, ni a plazos, ni con recargo.

El expresident Puigdemont
Los avisos trimestrales de Puigdemont al PSOE se suceden y la intervención del mediador para que Junts retirara la propuesta en la que planteaba que Pedro Sánchez se sometiera a una cuestión de confianza no han modificado la estrategia negociadora del Gobierno. La concesión, sostienen en Junts, no ponía el contador a cero ni salvaba una semana parlamentaria. Pero es a lo que se agarra el PSOE. Qui setmana passa, any empeny .
Las reuniones en Suiza, con intervención de José Luis Rodríguez Zapatero, no se idearon para eso, recuerdan molestos con las disfunciones entre sus negociaciones helvéticas y los hechos en Madrid y Barcelona. Junts se prepara ahora para hacer balance a finales de mayo y, si la cesta de logros no suma ganancias destacables, volverá el debate sobre si conviene mantener el apoyo a los socialistas en el Congreso.
En Junts cuaja la percepción de que sus votos apuntalan una marca de la que sólo se aprovecha Illa
El problema en Junts no es el viraje pragmático. La unilateralidad ni está ni se la espera en busca de la independencia, pero cuaja la percepción de que sus siete votos están apuntalando una marca de la que solo se aprovecha Salvador Illa. Sin presupuestos, pero con margen de maniobra gracias a los pactos con ERC, los comunes y hasta la CUP, el álbum de fotos del presidente de la Generalitat aumenta mientras la alternativa de Junts sigue sin cabeza de cartel y amenazada por el auge demoscópico de Aliança Catalana.
La lista de agravios con el PSOE se ha enquistado. El calendario de la amnistía cambia cada mes y el foco pasa de un tribunal a otro. Del Supremo al Constitucional y vuelta al Supremo. Los mensajes se han ido adecuando a lo que los posconvergentes querían oír con el retorno de Puigdemont como gran hito. Abril, verano, ya veremos… Y lo que denominan amnistía política , que pasa por una reunión entre Sánchez y Puigdemont, no está en las previsiones del Gobierno a pesar de reiterar que “llegará cuando tenga que llegar” con la “más absoluta normalidad”. Normalidad no es el juez Peinado redecorando despachos en la Moncloa para interrogar al presidente o al ministro de Justicia por el caso Begoña Gómez sin hallar indicios en más de un año de investigación prospectiva.

El PSOE tampoco ofrece garantías a Junts sobre la transferencia de las competencias de inmigración a la Generalitat. La proposición de ley fue registrada en el Congreso por los dos grupos y estos días está pendiente del preceptivo informe del Gobierno. No obstante, la oposición de socios de investidura, con Podemos como punta de lanza, dilatará su tramitación para evitar una derrota. Podemos acusa a Junts de racista, y el propio Jordi Turull contactó con la formación ofreciéndose a dar explicaciones. La explicación llegó de vuelta: la ley será una víctima más del cainismo entre Podemos y Sumar.
PSOE y Junts tendrán dos reuniones en Suiza antes de decidir sobre el futuro de su relación
El uso del catalán en las instituciones europeas no llega según lo pactado. Y, aunque Puigdemont no tiene reparos en celebrar los esfuerzos del ministro José Manuel Albares, el último para introducir el catalán como materia optativa en la red de Escuelas Europeas, en Junts creen que no pasa de premio de consolación.
Junts y el PSOE tienen dos reuniones pendientes en Suiza –la de abril, que aún no se ha celebrado, y la de mayo– antes de hacer balance, pero los registros del Congreso muestran las dificultades del Gobierno para sacar adelante sus iniciativas aun teniendo a los posconvergentes como aliados. Tiene 26 proyectos de ley estancados. Alguno, como la ley de familias, acumula más de cuarenta ampliaciones de plazos para presentar enmiendas. Diez proceden de convalidaciones de decretos ley que los socios quieren enmendar. Las concesiones son contradictorias y las posibilidades de pacto menguan. Demasiada zanahoria.