China duplica su presencia económica en España en los últimos cinco años

China ha duplicado su presencia económica en España en los últimos años. En el 2018, las importaciones procedentes del gigante asiático ascendían a 25.000 millones, pero tras la pandemia, en el 2022, se duplicaron hasta casi 50.000 millones. El año pasado llegaron a los 45.000 millones. Estas cifras demuestran la creciente implantación del capital chino en el país, con apuestas empresariales que abarcan desde los grandes proyectos energéticos y de automoción hasta inversiones más silenciosas, entendidas como aquellas de una cuantía menor, pero reseñable. Mientras, el déficit comercial sigue siendo alto, ya que en el 2024 España exportó bienes a China por 7.500 millones.

Los gobiernos español y chino mantienen una relación económica engrasada desde hace años. Un alto cargo del área económica del Ejecutivo recuerda cómo durante las primeras semanas de la pandemia España fue de los primeros países en recibir ayuda de Pekín en forma de mascarillas o equipos de protección, conseguidores al margen. Los brotes verdes de ahora se sustentan en la última visita de Xi Jinping a España en noviembre del 2018. España rehusó sumarse a la llamada Ruta de la Seda china (algo que sí hizo Italia), pero sí aceptó “profundizar su relación estratégica con la firma de una veintena de acuerdos”, se podía leer en el comunicado oficial. Telefónica, Indra, Seat, Técnicas Reunidas o Abengoa se implicaron en ese pacto.

Tras la pandemia se ha producido un goteo incesante de inversiones chinas en España. Las cuatro más importantes son la fábrica de vehículos de Chery en la Zona Franca de Barcelona, la planta de baterías de litio hierro fosfato de CATL en Zaragoza, el proyecto de Envision en Navalmoral de la Mata para construir baterías y la planta solar de China Three Gorges en Murcia. Pero más allá de ellas, en los últimos meses se produjo un menudeo de inversiones más modestas procedentes de Pekín.

Una de las más importantes fue la adquisición de Aldesa, una empresa familiar con nexos con Renfe, por la compañía ferroviaria china CRCC. No es la única incursión en el terreno industrial. GDAT firmó un contrato con Airbus para reparar los helicópteros H225, destinados a incendios y emergencias. El capital de Pekín también está entrando en el negocio de los centros de datos en España a través del gigante GDS, que acaba de trasladar su sede social a Singapur. La también china Zhenshi aterrizó en Puerto Real, Cádiz, instalándose en las antiguas naves de Airbus, para levantar una planta de fibra de vidrio. Y la mítica Teka, fabricante de electrodomésticos, fue comprada por Midea.

El Gobierno evita dar entrada al capital chino en los sectores más estratégicos, pero sí ofrece fondos europeos

En relación con la energía, Forestalia y CGI anunciaron una inversión para construir en Aragón la mayor planta de energía renovable para el autoconsumo industrial, y Jinko está levantando un parque fotovoltaico en Antequera. Repsol y Chery también firmaron un acuerdo para que los coches chinos de las marcas Jaecoo y Omoda puedan utilizar la infraestructura de recarga de la energética española.

A nivel aeroportuario, Cathay Pacific y Air China recuperaron los vuelos de Barcelona a Hong Kong y Shanghai, y desde Madrid se abrió una nueva ruta a Shenzhen, la tercera ciudad del país. Hay que recordar que Barcelona y Shanghai son ciudades hermanadas desde la etapa de Pasqual Maragall en la alcaldía. El año pasado se firmó también un acuerdo de colaboración entre los puertos de Barcelona y Shanghai para facilitar los intercambios entre ambas infraestructuras.

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En la primera fila, el CEO de Ebro, Pedro Calef; y el vicepresidente internacional de Chery, Guibing Zhang; y en la segunda fila, el ministro de Industria, Jordi Hereu; el president de la Generalitat, Pere Aragonès; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el vicegobernador de la provincia china de Anhui, Shan Xiangqian; durante la firma del acuerdo entre Ebro y Chery para construir coches eléctricos en la antigua fábrica de Nissan, a 19 de abril de 2024, en Barcelona, Catalunya (España).

Y en el fútbol, el capital chino está presente en el Espanyol, patrocinó el estadio del Atlético de Madrid, es el anunciante principal del Betis y Hisense, fabricante de electrodomésticos, se anuncia en el Real Madrid.

El 2024, en definitiva, fue un año prolijo en las relaciones comerciales entre España y China, incluso Pekín estaría dispuesta a participar en proyectos de mayor envergadura. Sin embargo, el Gobierno se niega a otorgar un mayor protagonismo al capital chino en áreas estratégicas como la propiedad de los puertos (China sí logró la gestión del puerto de Sines, en Portugal, y lo intentó con el de Trieste, en Italia), las redes ferroviarias o las empresas icónicas del país (Telefónica ha ido reduciendo sus negocios con Huawei). Washington y Bruselas vigilan los movimientos de cerca.

Electrodomésticos, industria y fútbol centran las apuestas más modestas de las empresas asiáticas

España sí que ha puesto a disposición del gigante asiático mecanismos de financiación, como los Perte de los fondos europeos, para facilitar el aterrizaje de grandes proyectos. Las inversiones de Chery o CATL han accedido a ayudas del Plan de Recuperación. La administración ejerce por tanto una labor de acompañamiento a las grandes inversiones chinas, pero con precauciones.

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