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China es el único país que conserva los aranceles impuestos en el llamado «Día de la Liberación».
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Washington estaría instando a varios aliados a reducir sus vínculos con China.
A pesar de los aranceles recíprocos anunciados por Donald Trump a principios de abril, la posterior pausa de 90 días decretada por su propia administración dejó en evidencia que el principal objetivo de confrontación es China. Hoy por hoy, el gigante asiático es el único país que enfrenta aranceles superiores al 100% por parte de Estados Unidos, mientras que múltiples territorios que están negociando acuerdos vieron sus tarifas reducidas a un 10%.
En este contexto, desde Pekín han endurecido su postura ante la posibilidad de que Washington conceda beneficios comerciales a sus aliados en perjuicio de los intereses chinos. Recientemente, el Ministerio de Comercio que responde a Xi Jinping denunció que Estados Unidos estaría utilizando exenciones arancelarias como herramienta de presión.
En concreto, representantes del gobierno de Xi acusaron a EE. UU. de llevar a cabo «medidas económicas de corte hegemónico disfrazadas de equidad». Sostienen que el gobierno de Trump busca obtener ventajas a costa de perjudicar a otros países… «Es como hacer un trato con un tigre por su piel: todos terminan perdiendo», señala un comunicado que, de acuerdo a medios locales, fue publicado por el organismo responsable de la actividad comercial.
«China se opone firmemente a cualquier acuerdo que perjudique sus intereses. Si se llegara a una situación así, no la aceptaremos bajo ningún concepto y tomaremos represalias», advirtieron los funcionarios chinos.
La lógica confrontativa de Estados Unidos hacia China quedó reflejada en una reciente intervención de David Zacks —conocido como el «zar de la IA y las criptomonedas» designado por Donald Trump— durante el podcast All-In, que contó también con la participación del periodista Ezra Klein y el exsecretario del Tesoro, Larry Summers.

Durante el programa, Sacks intentó justificar parte del rumbo actual de la política económica estadounidense, argumentando que el país cometió un error bipartidista al facilitar el ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) hace ya más de dos décadas. Según él, esa decisión permitió que un «bebé dragón» creciera hasta convertirse en un monstruo capaz de desafiar a Estados Unidos, por lo que Trump está tratando de ponerles un freno.
Actualmente, las exportaciones chinas hacia EE. UU. enfrentan aranceles del 145%, mientras que los productos norteamericanos deben pagar un 125% para ingresar al gigante asiático. Las quejas desde Pekín se ven respaldadas por informes de The Wall Street Journal, quienes señalan que funcionarios estadounidenses estarían presionando a sus aliados para reducir el intercambio comercial hacia China o la puesta en marcha de sanciones económicas.
Como parte de esta escalada, la Casa Blanca también ha propuesto un frente arancelario que apunta directamente al transporte marítimo. La medida, conocida como «Petición 301», busca imponer tarifas a los buques provenientes de China que operen en puertos estadounidenses. Si se aprueba, la iniciativa comenzaría a aplicarse dentro de seis meses, con un cargo inicial de 50 dólares por tonelada neta de carga, el cual aumentaría progresivamente durante los siguientes tres años. Esto fue reportado por CriptoNoticias.
Si bien esta iniciativa podría tener un impacto negativo sobre bitcoin, varios analistas destacan la notable resiliencia que ha mostrado la criptomoneda líder en medio de la actual turbulencia arancelaria. De hecho, al momento de redactar este artículo, BTC cotiza a USD 87.916, lo que representa una apreciación de más del 3% en las últimas 24 horas, según datos de CoinMarketCap.