Fieles, enemigos y estrategias: Roma se prepara para el cónclave más difícil

El papa Francisco sabía perfectamente que, cada vez que ingresaba en el hospital en Roma, comenzaban los posicionamientos de la curia sobre el futuro. “Sé que se están preparando para mi fallecimiento, pero tendrán que esperar, aún estoy vivo, lo siento por ellos”, dijo una vez al regresar de un viaje a África, con esa mezcla de ironía y malicia que sabía dosificar.

El cónclave que, ahora sí, se abrirá entre el 5 y el 10 de mayo, ha estado precedido por movimientos de todo tipo. Las reuniones preliminares comenzarán hoy, cuando muchos de los cardenales del colegio electoral lleguen a Roma. Más allá del aura de misterio y conspiraciones que necesariamente acompaña esta etapa, es cierto que la muerte de Bergoglio abre escenarios muy diversos. Sin entrar en nombres concretos, la gran incógnita es si el próximo Papa estará en continuidad con el que falleció ayer.

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FILED - 25 December 2024, Vatican, Vatican City: Pope Francis waves to the faithful and pilgrims gathering in St. Peter's Square, on the occasion of Christmas and the opening of the Holy Door for the Jubilee 2025. Photo: Vatican Media/IPA via ZUMA Press/dpa

Bergoglio nombró al 80% del colegio cardenalicio, pero la incógnita está entre los no europeos

Los muchos enemigos que Francisco se ganó no esconden su aspiración de elegir una figura que represente un giro conservador. Una corriente que llega sobre todo desde Estados Unidos, donde —aunque con matices— se concentra el ala más tradicionalista. El arzobispo y exnuncio en Norteamérica, Carlo Maria Viganò, excomulgado en el 2024, ni siquiera ayer contuvo su rencor: “Bergoglio tendrá que rendir cuentas por los crímenes de los que se ha manchado, el primero de todos haber usurpado la cátedra de Pedro para destruir la Iglesia católica y condenar tantas almas”.

Pero la contrarrevolución, si así puede llamarse, choca con elementos concretos. Un dato es clave: 108 de los 135 cardenales electores llevan la firma de Francisco. Es más del 80%, muy por encima del umbral de dos tercios requerido para elegir al próximo Papa (el mínimo necesario es del 66,6%).

“Eso no significa en absoluto que todos sean bergoglianos de línea dura”, reflexiona Giovanni Maria Vian, académico y exdirector de L’Osservatore Romano, autor del ensayo El último Papa (Deusto). La decisión de Francisco de nombrar muchos cardenales procedentes de lugares lejanos a Roma y tradicionalmente poco representados en la curia romana genera otra incógnita. “De muchos no conocemos ni su biografía ni sus posturas, además a menudo ni se conocen entre ellos”, concluye Vian. Efectivamente, las ocasiones de encuentro han sido pocas, los consistorios (asambleas formales de cardenales convocadas por el Papa) fueron escasos y a menudo improvisados. Además, un gobierno tan personalista como el de Bergoglio hace difícil que existan herederos naturales.

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En cualquier caso, los nombres ya circulan. El primer grupo a observar es el bloque de los italianos. El país que alberga al Estado Pontificio no tiene un representante en el trono de Pedro desde 1978. Uno de los candidatos más fuertes es Pietro Parolin, secretario de Estado, que ha interpretado con buena dosis de diplomacia las directrices del Papa, que a menudo se expresó sobre política exterior de forma poco convencional.

Quienes observan los movimientos de estas horas han notado que Parolin ha suavizado la posición del Vaticano sobre el conflicto en Ucrania, acompañando el llamado a la paz con el reconocimiento del “derecho a la defensa” de Kyiv. También entre los italianos, otros nombres destacados son los cardenales Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén; Fernando Filoni, Gran Maestre de la Orden del Santo Sepulcro, y el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Matteo Zuppi, de la Comunidad de San Egidio. Entre otros europeos, las candidaturas más fuertes por el momento son las del francés Jean-Marc Aveline, del portugués José Tolentino de Mendonça y del húngaro Péter Erdő  y del arzobispo de Barcelona, Juan José Omella.

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Pero, dada la composición del colegio, hay que mirar también más lejos. Por ejemplo, hacia Asia. Y es entonces cuando aparecen los nombres del filipino Luis Antonio Tagle; de Charles Bo (Myanmar), y de Malcolm Ranjith (Sri Lanka).

Primeros nombres de una carrera compleja y sin garantías.

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