
Al inicio de la asamblea de primavera, en un ambiente de elevada incertidumbre, el FMI ha advertido hoy sobre los niveles récord de la deuda pública mundial, que irán acercándose en los próximos años al 100% de toda la actividad económica planetaria, unos 85 billones de dólares.
Esa es una advertencia habitual en el FMI desde la pandemia, cuando la deuda global se disparó. Pero este año, las caras de los 189 ministros de finanzas y tecnócratas de traje negro que se reúnen en el centro de Washington son más pálidas que nunca. Jamás se había encontrado en una coyuntura con semejantes volúmenes de deuda y un político abiertamente populista instalado en la Casa Blanca.
Desde la llegada de Trump al poder, las expectativas económicas “han deteriorado de forma significativa, con riesgos más sesgados hacia un deterioro”, dijo Vítor Gaspar, el director del departamento fiscal.
“La deuda pública global es alta y sube aún más rápido que en los años antes de la pandemia”, añadió. “Son condiciones de gran peligro y cambian rápido. Es urgente que se actúe decisivamente para bajar la deuda pública.”
El secretario del Tesoro de EE.UU. Scott Bessent manifestó ayer en su declaración ante el comité financiero y monetario del FMI, el apoyo de EE.UU a las instituciones internacionales y su compromiso con reducir el gasto federal y controlar la deuda. Pero se palpa la desconfianza en las sedes del Fondo y del Banco Mundial respecto a las intenciones de la Administración de Trump.
Aún más relevante para la sostenibilidad de esos niveles de deuda es el deterioro en el mercado de bonos en las últimas semanas, advirtió ayer Vítor Gaspar, el director del departamento fiscal. “Las condiciones financieras se han deteriorado“, con subidas del coste de la financiación conforme los mercados reaccionan de forma adversa a las políticas de Trump.
Es habitual en las reuniones del FMI escuchar a técnicos advertir sobre el peligro de una crisis de endeudamiento público en países de América Latina, África o el sur asiático, sobre todo cuando sus gobiernos se consideran populistas, culpables de adoptar políticas como aranceles o de cuestionar la independencia del banco central.
Pero en esta asamblea extraordinaria, uno de los focos de preocupación —aunque se comente más en los bastidores para no provocar la ira de al casa blanca— es la astronómica deuda estadounidense.
La deuda estadounidense ya rebasa el 120% del PIB y se situará este año en la cifra astronómica de 37 billones de dólares. Tras registrar un déficit superior al 7% del PIB en el 2024, el FMI confía en que vaya bajando en los próximos años . Incluso en ese escenario en los dos próximos años rebasará los 40 billones. Estados Unidos es ya el principal contribuyente al aumento de la deuda global hasta alturas jamás alcanzadas, según advirtieron los tecnócratas responsables del análisis presupuestario del fondo monetario.
La deuda estadounidense ya rebasa el 120% del PIB, unos 37 billones de dólares
El endeudamiento planetario alcanzará el 100% del PIB a finales de esta década. ”Economías grandes como Brasil, China, Francia, Sudáfrica, el Reino Unido y Estados Unidos son los contribuyentes clave al aumento de la deuda pública global“, explicó el informe fiscal del fondo. ”Los riesgos de niveles aún más altos de deuda han aumentado debido a un endurecimiento de las condiciones financieras (una subida de los tipos de interés), así como a la aguda incertidumbre económica.
Los portavoces del fondo, conscientes del peligro de provocar a la Casa Blanca tras las advertencias sobre la posibilidad de que EE. UU. revise su relación con las instituciones multilaterales, no hablan en voz alta de una crisis de sostenibilidad de la deuda en EE. UU. “La situación de la deuda en EE. UU. es sostenible”, dijo Tobias Adrian, el director del departamento financiero.
Pero expertos consultados por La Vanguardia tienen más dudas. “Va a ser más difícil y de mayor coste acumular más deuda”, dijo Barry Eichengreen, de la Universidad de Berkeley y exasesor del FMI, en una entrevista concedida a La Vanguardia. “Los tipos de interés de la deuda del Tesoro van a incorporar una prima de riesgo adicional en el futuro. Es decir, que el estatus de refugio del dólar ya está en entredicho. Con ese coste adicional de servicios de la deuda, la deuda estadounidense subirá aún más rápido que en otras circunstancias.”
“Será más difícil y de mayor coste acumular más deuda”, dijo Barry Eichengreen
Eichengreen añadió que Estados Unidos puede seguir un par de años más con un déficit del 7% del PIB y tipos de interés superiores al 4% sin que se produzca una catástrofe fiscal. “Después de eso, algo tendrá que ceder.”
Hay muchos indicios de una creciente desconfianza de los inversores en el mercado de bonos del Tesoro, valorado en casi 30 billones de dólares y considerado históricamente como el más seguro del mundo. El precio del oro se ha disparado conforme los inversores buscan otro refugio. Hace dos semanas, tras el anuncio de aranceles de Trump, se produjo una venta masiva de bonos, “entre las más grandes jamás vistas”, explica el historiador económico Adam Tooze. “Los mercados, que suelen ser de movimiento lento, de repente se han vuelto volátiles”, conforme “el ancla básica del sistema denominado en dólares empieza a ser arrancada de sus cimientos.”
Las vallas publicitarias en el centro de Washington, el Instituto Peterson de Economía Internacional anuncia: “Gastamos más de 1.000 millones de dólares al día en el servicio de la deuda.” Pero este instituto y pertenece a una ortodoxia económica que ha perdido terreno en EE. UU. en la última década.
Aunque Bessent ha reafirmado el deseo de Estados Unidos de “estar al frente de las instituciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial” arremetío contra el FMI por “”dedicar tiempo y recursos desproporcionados a trabajar sobre el cambio climático, el género y las cuestiones sociales.»