
Roma ha superado la prueba. Sería injusto iniciar la transición narrativa de los funerales de Francisco al cónclave que deberá elegir a su sucesor, sin subrayar cómo una ciudad con merecida fama de caótica e ingobernable se ha convertido en capital del mundo en muy pocos días, sin colapsar. La nota es alta. La ciudad ha superado el reto y los romanos lo saben. Y lo comentan con orgullo.
El Vaticano sabe organizar grandes eventos, ciertamente. La Santa Sede sabe como congregar a miles de personas en la plaza de San Pedro, pero los funerales del Papa tienen lugar una vez cada muchos años y esta vez todo ha sido muy rápido. El Domingo de Resurrección, 20 de abril, Francisco aún tuvo fuerzas para recibir al vicepresidente de los Estados Unidos, J.D. Vance, asomarse a una de las ventanas de los aposentos vaticanos, impartir la bendición urbe et orbi , (el mensaje a los fieles lo leyó un monseñor) y dar dos vueltas a la plaza a bordo del papamóvil. Fue su conmovedora despedida. Una semana después ya se han celebrado sus funerales. En cinco días, Roma tuvo que prepararse a toda prisa para ser el centro del mundo. Roma, Caput Mundi. Esa es su más profunda y milenaria pasión.
La ciudad está asombrada de sí misma, organización y seguridad han funcionado muy bien
Lo han conseguido desde arriba –la Santa Sede, el Ayuntamiento y el Gobierno italiano– y desde abajo, con la sabia complicidad de los romanos, creyentes y descreídos, apasionados y estoicos, sobre todo irónicos. El día que murió Francisco, 21 de abril, se cumplían 2.778 años de la fundación de la ciudad, de acuerdo con la fecha establecida por el historiador Marco Terencio Varron (116-27 a.C.) y aceptada por Tito Livio (59 a.C-17 d.C.).
No hay misterio. Se ha trabajado bien. El alcalde Roberto Gualtieri, economista e historiador, hombre introspectivo, tiene motivos para sentirse orgulloso. El tópico de la ciudad caótica e ingobernable estos días se ha esfumado. Volverá, el caos romano siempre regresa, pero la ciudad está asombrada de sí misma. Gualtieri (Partido Democrático, centroizquierda) sostiene que ha funcionado el ‘método Jubileo”, el conjunto de dispositivos y medidas organizativas dispuestas para la celebración del Jubileo católico del 2025, titulado el Jubileo de la Esperanza , que este año atrae a millones de visitantes adicionales a una ciudad ya devorada por el turismo.
Un avión espía capaz de escudriñar todo en un radio de 370 kilómetros se sumó al fuerte despliegue
La primera ministra Georgia Meloni (Hermanos de Italia, derecha dura) también tiene motivos para sentirse orgullosa. Correspondía al Estado italiano garantizar la seguridad de un evento de alto riesgo y todo ha salido bien. Han sido desplegados más de 4.500 agentes de las fuerzas policiales estatales, 1.500 militares, algunos de ellos equipados con armas capaces de interceptar drones, decenas de tiradores de élite apostados en los tejados, mil agentes de los servicios de inteligencia, coordinación con los quinientos agentes de seguridad extranjeros que acompañaban a las delegaciones más importantes, tres mil voluntarios de la Protección Civil, dos mil guardias urbanos, centenares de bomberos y centenares de voluntarios de la Cruz Roja. Un gran esfuerzo humano y un fuerte despliegue tecnológico: un avión espía (Gulfstream Caew) con un sistema de radares capaz de escudriñar y analizar con inteligencia artificial todo lo que se mueve en un radio de 370 kilómetros, drones de reconocimiento y vigilancia, dos cazas Eurofighter, varios helicópteros y tres naves de guerra desplegadas en el mar Tirreno.
Italia dispone de dos agencias de inteligencia, servicio exterior y servicio interior, coordinadas por un tercer servicio, más la unidad antiterrorista de los Carabinieri y la división de investigaciones especiales de la Policía. Hasta la fecha el país no ha sufrido ningún gran ataque terrorista de matriz islámica. La última bomba que quitó el sueño a los italianos explotó el 27 de mayo de 1993 en las inmediaciones del museo de los Uffici de Florencia y fue colocada por la Mafia siciliana para intentar intimidar al Estado en un momento de fuerte agotamiento del sistema tradicional de partidos.
Roma ha superado la prueba de los funerales y ahora viene la semana misteriosa. La semana previa al cónclave. La semana de las deliberaciones secretas y no tan secretas. La semana que el avión espía Caew sería incapaz de controlar. Sólo el Espíritu Santo sabrá lo que ocurre.