Baleares asiste atónita al gran apagón: cuando vivir aislado es (por fin) una ventaja

Los ciudadanos de Baleares asisten atónitos a las consecuencias del gran apagón porque, muy probablemente, este 28 de abril ha sido una de las contadas ocasiones en las que vivir aislados ha sido una ventaja. Ese aislamiento convirtió este lunes a los residentes en los dos archipiélagos y en los territorios de Ceuta y Melilla en espectadores de una gran superproducción cinematográfica, con los televisores conectados en las casas desde la comodidad de un salón perfectamente iluminado. Sin que afectara a las islas, el gran apagón fue, sin embargo, el gran tema de conversación en centros de trabajo y bares. “Esta vez no nos ha tocado”, era el sentir general.

Baleares es un territorio acostumbrado a vivir desastres con más intensidad por culpa de ese riegos de aislamiento. La huelga de los controladores aéreos, por ejemplo, tuvo efectos multiplicativos en las islas, que se quedó más aislada que nunca. Durante la pandemia, salir de las islas por una causa mayor era una auténtica odisea y todavía se recuerda el insólito momento en que se tuvieron que fletar cientos de aviones para evacuar a los miles de turistas que quedaron atrapados en el archipiélago.

Baleares se desconectó del sistema eléctrico peninsular en el momento del apagón

Los temporales cierran los puertos de Baleares y dejan a sus ciudadanos sin capacidad de salir, pero este lunes, se produjo un intercambio de papeles.  Fue la Península la que quedó aislada en una especie de trasunto de aquella famosa frase  “Niebla en el canal. El continente queda aislado”, que tanto se atribuye a un titular de la prensa inglesa como a un  parte meteorológico británico de finales del sigló XIX. Dicho de otro modo: “Apagón en España. La península queda aislada”.

Cuando a las 12.33 del lunes se produjo el fallo eléctrico que sumió a España en el caos, en Baleares seguía la luz y la normalidad porque el sistema eléctrico quedó automáticamente desconectada del cable eléctrico que le une a la península y la central energética que sigue en activo mantuvo la capacidad sin incidencias mayores. 

Por la tarde se produjeron algunas incidencias menores en los teléfonos

Sí se produjeron algunos problemas de conexión telefónica, pero las consecuencias fueron mucho menos graves de las esperadas porque los aeropuertos funcionaron con normalidad, pese al temor a que un colapso en los aeropuertos de toda España arrastrara consigo a las Islas.

Conforme avanzaba el día, sí hubo algunos efectos menores, con datáfonos que no funcionaban y problemas en las comunicaciones telefónicas, unas minucia comparada con el gran caos que se vivió en territorio peninsular. El Govern balear activó el plan  de emergencia por si el colapso se extendía, pero  no se necesitó actuar y este martes ya se ha desactivado por completo. 

Mallorca sufrió un importante fallo eléctrico en 2000 que duró días

La excepción insular que ha vivido este lunes Baleares no siempre ha sido una ventaja porque los apagones han sido habituales en las islas hasta que se finalizó el cable de conexión con la península. El más importante de todos se produjo en Mallorca en el año 2000, cuando un mínimo incendio en una subestación dejó a oscuras Mallorca una tarde de julio en plena temporada turística, con bares y restaurantes llenos de clientes a los que hubo que echar ante la imposibilidad de prestar el servicio. Las consecuencias económicas fueron cuantiosas y el Govern sancionó a la suministradora, Gas y Electricidad SA, con una multa de 300.000 euros, una cantidad que ahora parece ridícula, pero que en su momento fue cuantiosa.

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