

La formalización de la compra a Israel de quince millones de balas por parte del Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska fue solo la punta del iceberg de la revelación de una actividad comercial más amplia que la Moncloa había negado repetidamente. Dos días después. el 25 de abril, el Centro Delàs d’Estudis per la Pau avanzaba un informe que amplificaba el revuelo: España ha adjudicado 46 contratos a empresas israelíes durante la guerra en Gaza por valor de más de mil millones de euros.
Pedro Sánchez había afirmado tan solo quince días antes en el Congreso que desde el 7 de octubre del 2023, cuando se produjo el ataque de Hamas, “ España no desarrolla ninguna operación de compraventa de armas con Israel, ninguna”.
La entidad calcula que la industria militar catalana representa solo un 1% de la producción estatal
El informe del Centre Delàs, que se publicará completo el 7 de mayo, es uno más de los muchos que han elaborado esta entidad independiente dedicada a la investigación y promoción de la paz y el desarme. De la revelación se hizo eco toda la prensa, además en un momento en el que el presidente del Gobierno está incrementando el gasto militar, y en un contexto de rearme general en Europa ante la pérdida de confianza con EE.UU. y una supuesta amenaza rusa.
La entidad se fundó en 1999. Nació en el marco de Justícia i Pau, una organización fundada en 1968 que promueve y defiende los derechos humanos, y que la sociedad civil identifica rápidamente con el economista Arcadi Oliveres, que la presidió.
El Centre Delàs toma su nombre de Josep Manuel Delàs i Ugarte, un militar de carrera, fundador de la Unión Militar Democrática que después de dejar al ejército dedicó su vida a la promoción de la paz y la no violencia.
La organización ha publicado una setentena de informes críticos con la militarización y el gasto en armas, así como también su exportación. Todo a través de datos aportados a menudo por los mismos gobiernos. Aquellos 46 contratos, por ejemplo, los sacó a la luz el Centre Delàs rascando en la información pública de la Plataforma de Contratación del Estado.
Con el tiempo, su trabajo ha estado calificado de riguroso y ha sido respetada. La sede está en Barcelona, pero cuenta con delegaciones en València, San Sebastián y Granada, además de compartir oficinas en Bruselas y tener vínculos con el International Peace Bureau, una organización con sede en Berlín premio Nobel de la Paz en 1910, que actualmente lleva a cabo una campaña para una menor gasto militar global. El Centre Delàs está involucrada.
Con su actividad, la organización pasa a ser una suerte de personificación y figura representativa de la cultura antimilitarista y antibelicista característica de la sociedad catalana de las últimas décadas, para acabar siendo también un referente internacional.
De este talante son ejemplos la oposición en Catalunya a la permanencia de España en la OTAN en el referéndum de 1986 (un 53% de los catalanes se opuso), o las multitudinarias manifestaciones de principios del siglo XXI contra la guerra en Irak, que tuvieron una gran eco internacional. También es ejemplo el “11.º Distrito”. Aquel proyecto de cooperación cultural y humanitario prolongado en el tiempo entre Barcelona olímpica y la ciudad de Sarajevo, asediada por una cruenta guerra.
En todo este contexto, es preciso hacer notar que en Catalunya hay una escasa presencia de industria armamentística. No ha arraigado y a duras penas, como señala Pere Ortega, miembro del Centre Delàs, hay una veintena de empresas instaladas. “Además, son empresas como Indra, que no se dedican exclusivamente a la producción de defensa o militar”, añade.
El Centre Delàs elaboró en el 2020 un informe sobre esta limitación industrial. Ya entonces calculaba que Catalunya aportaba solo el 2% de la producción militar española, y el 0,56% de su PIB en el sector de la defensa. La producción en Madrid, por ejemplo, es en torno al 65%; la de Andalucía, del 13%. Ortega asegura que en el contexto prebélico actual la producción puede haberse triplicado, pero con el crecimiento experimentado también en otras comunidades, “la producción catalana ronda el 1%”.
Una organización que se nutre de subvenciones
El Centre Delàs, que preside Tica Font, hace gala de transparencia en su web, donde publica sus cuentas anuales desde el 2018. Las últimas, las del 2023. Remarcan que sus ingresos provienen mayoritariamente de subvenciones. En su memoria de actividades, destacan unos ingresos de 290.000 euros, entre subvenciones (unos 270.000 euros), cuotas de socios (13.626 euros), donaciones (1.732 euros) y prestaciones de servicios (4.884 euros). Con respecto a las ayudas institucionales destacan las del Ayuntamiento de Barcelona, con un 28% del total, las de la Generalitat Valenciana, con un 24%, y las de la Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament, organismo de la Generalitat de Catalunya, con un 15% de las subvenciones. En la memoria constan unos gastos por valor de 291.000 euros, 200.000 de los cuales en salarios.