Europa quiere atraer a científicos que ahora trabajan en Estados Unidos y que se ven perjudicados por los recortes financieros y las presiones políticas de la Administración Trump. El jefe de Estado francés, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, han anunciado este lunes, durante un acto en la Universidad de la Sorbona, en París, la iniciativa Choose Europe for Science (escojan Europa para la ciencia), destinada a captar a investigadores castigados por las medidas adoptadas por el Gobierno estadounidense.
Von der Leyen reafirmó el compromiso europeo con la ciencia y la garantía de parte de sus instituciones de mantener inversiones duraderas para promoverla. Para poner cifras a sus palabras, la máxima responsable del Ejecutivo europeo anunció un paquete de 500 millones de euros, en el periodo 2025-2027, para atraer a científicos. Eso significará un aumento considerable de las becas y de las bolsas para proyectos.
Von der Leyen puso énfasis en proseguir una filosofía de apertura, colaboración y libertad académica para investigar. De hecho, en la conferencia de París no solo han participado representantes de países de la UE sino también del Reino Unido, Suiza y Noruega.
Por parte de España asistió el secretario de Estado de Ciencia, Innovación y Universidades, Juan Cruz Cigudosa, quien destacó, en declaraciones a la prensa, el reforzamiento de los programas ATRAE y el Ramón y Cajal, y las decenas de solicitudes de investigadores que quieren instalarse en España, muchos de ellos en la actualidad en Estados Unidos y Gran Bretaña. Según Cruz Cigudosa, es cierto que los salarios no son todavía competitivos en términos absolutos, aunque se ven compensados por otros factores de carácter social y familiar, como el seguro médico universal o el precio de la escolarización y la universidad para los hijos.
“Ante las amenazas, Europa debe convertirse en un refugio”, afirma Macron, en alusión a la política estadounidense
La prioridad europea es atraer a investigadores que se dedican a campos como la salud, la energía, la agricultura, el cambio climático y la inteligencia artificial. En algunos de estos campos, la Administración Trump, por razones ideológicas o de venganza política, está realizando profundos recortes a las subvenciones a universidades y organismos diversos. Los talentos que se aspira a seducir pueden ser norteamericanos o de otros países, también a muchos europeos que se trasladaron a Estados Unidos por las oportunidades que allí encontraban.

Emmanuel Macron se dirige a los participantes en la conferencia de la Sorbona
En su turno de palabra, Macron mostró su perplejidad de que la mayor superpotencia del planeta -sin pronunciar la palabra Estados Unidos ni citar explícitamente a Trump- esté socavando la ciencia, precisamente una de las bases de su modelo económico y de su hegemonía global, y la libertad académica que el progreso científico requiere. Sin embargo, el presidente francés constató, con resignación, que “lo impensable” está sucediendo, tanto en el ámbito geopolítico como en otros. “Ante las amenazas, Europa, sí, debe convertirse en un refugio”, insistió el titular del Elíseo, que habló de “el llamamiento de la Sorbona”.
Macron y Von der Leyen intervinieron en la conclusión de una conferencia, en el anfiteatro de la prestigiosa universidad parisina, en la que participaron científicos -algunos de ellos estadounidenses que ya se han mudado a Europa- y empresarios, entre estos últimos el presidente de la multinacional Michelin, Florent Menegaux. Uno de los oradores, un investigador norteamericano, constató que en su país se está produciendo “una guerra contra la ciencia” que es también “una guerra contra el futuro”. El panelista alertó que “la ciencia es fácilmente corrompible” y recordó que, durante decenios, la industria del tabaco financió muchos proyectos científicos con la idea de ocultar lo máximo posible los efectos nefastos de fumar para la salud pública. Según él, la presión en este momento de los escépticos hacia el cambio climático guarda paralelismos con la ofensiva de los protabaco.
El expresidente Hollande, hoy diputado, propone el estatuto de “refugiado científico” para quien vea su libertad académica amenazada
Von der Leyen fue más cuidadosa al no pronunciarse abiertamente por la captación de científicos instalados en Estados Unidos, aunque la voluntad real de hacerlo es clara, para evitar que se interpretarse como un comportamiento abiertamente hostil hacia Washington. Macron no fue tan prudente y se refirió sin ambages, en tono muy crítico, a la actual política estadounidense.
Pese a la buena voluntad de hacer a Europa más atractiva, nadie se engaña de que no será fácil repatriar a científicos emigrados porque, pese a Trump, Estados Unidos continúa siendo muy atractivo por los salarios que se cobran y las oportunidades que se derivan de la intensa colaboración entre la empresa privada y las universidades.
En el Parlamento francés existen propuestas para favorecer fiscalmente a los investigadores que apuesten por Francia. El expresidente socialista François Hollande, hoy diputado en la Asamblea Nacional, ha presentado una proposición de ley para crear una especie de “estatuto de refugiado científico” que obtendrían aquellos que vean amenazada su libertad académica.