Cada ciclo alcista de bitcoin (BTC) suele estar acompañado de nuevas narrativas que atraen el interés de los inversionistas.
Y si hay un factor que genera entusiasmo en el mercado actualmente, es la rápida adopción institucional de bitcoin. Cada vez más empresas están interesadas en sumar la moneda creada por Satoshi Nakamoto como activo de reserva a sus tesorerías, lo que impulsa al alza su precio.
Según datos del explorador Bitcoin Treasuries, ya hay más de 80 compañías que cotizan en mercados públicos que mantienen BTC en sus balances.
Actualmente, Strategy es la empresa con más BTC en sus tesorerías, con un total de 555.450 BTC. Le siguen MARA Holdings (48.237 BTC) y Twenty One (31.500 BTC).

Sin embargo, como ocurre en el mundo de las finanzas, ninguna narrativa está exenta de vulnerabilidades. Detrás del entusiasmo por la acumulación institucional de BTC, también hay un riesgo latente que puede alterar el equilibrio del mercado. El mayor impulso del momento podría convertirse, paradójicamente, en su mayor amenaza.
Tomemos como ejemplo a Strategy (ex MicroStrategy), la empresa dirigida por Michael Saylor, conocida por su agresiva inversión en BTC. Como ha reportado CriptoNoticias, su modelo de acumulación consiste en emitir deuda (a través de bonos convertibles) para financiar la compra de BTC, una estrategia que le permitió expandir sus tenencias sin depender exclusivamente de sus ingresos operativos.
Desde 2020, la firma ha llevado adelante un plan sostenido de compras de BTC que la convirtió en la empresa que cotiza en bolsa con la mayor tenencia de bitcoin en sus reservas.
Lo llamativo en este caso es que ya no se trata solo de una empresa que adquiere BTC como activo de reserva, sino que su modelo de negocio gira en torno a la acumulación del activo digital.
Dicho de forma más simple, Strategy, en términos reales, no brilla por ser una empresa de software, sino que su principal actividad es la compra de BTC.
Y ese cambio no es menor: al acumular BTC de forma constante, la empresa aprovecha la revalorización de sus tenencias para emitir acciones o deuda, obtener más capital y seguir comprando.
Así convierte la adquisición de bitcoin en un negocio en sí mismo, basado en un ciclo de financiamiento, compra y valorización.
A esta tendencia se están sumando cada vez más empresas como, Twenty One (XXI) o la japonesa Metaplanet.
Teniendo en cuenta que BTC tiene un suministro fijado a 21 millones de unidades, y que su emisión se reduce cada 4 años en un evento conocido como halving, la acumulación por parte de más empresas actúa como un claro factor alcista para su precio por simple ley de oferta y demanda.
Al ser comprados e «inmovilizados» en las tesorerías corporativas, esos BTC se retiran del mercado y, por ende, reducen la oferta disponible, lo que genera presión alcista si la demanda se mantiene o aumenta.
Este proceso de acumulación masiva tiene su lado B: a medida que más empresas concentran grandes volúmenes de BTC, el mercado se vuelve cada vez más dependiente de sus decisiones.
Además, existe la idea de que estos grandes inversionistas nunca venderán sus BTC. Esa suposición se convierte también en un punto débil si llegara a romperse.
¿Qué pasaría si Strategy —por el motivo que sea— decide vender aunque sea una parte mínima de sus tenencias? ¿Cómo respondería el resto del mercado a semejante noticia?
Aunque muchos creen que estos grandes inversionistas jamás se desprenderán de sus BTC, podrían aparece algunos factores que los hagan cambiar de idea: una caída abrupta en el precio de BTC, necesidades urgentes de liquidez, cambios de regulación o un cambio de política de la empresa pueden forzar una venta de sus tenencias.
Si esto ocurriera y MicroStrategy decidiera desprenderse de BTC (por mínima que fuera esta cantidad), se desataría el pánico en el mercado y podría desencadenarse un efecto en cadena que provoque una fuerte caída del precio.
Es simple: el hecho de que el mayor hodler institucional venda bitcoin será suficiente para terminar con la narrativa de acumulación a largo plazo y sembrar dudas en el resto de las empresas y los inversionistas minoristas. Y cuando una narrativa se rompe, muchas veces las consecuencias son dramáticas.
En otro orden de cosas, Jacob King, analista de mercado de criptomonedas, advierte que la estrategia de Strategy encierra un riesgo estructural: la dependencia a la subida del precio de bitcoin. En su opinión, el modelo de acumulación funciona como un ciclo cerrado, que él ve similar a un esquema Ponzi.
Lo explica de la siguiente forma: se trata de un ciclo de seis pasos que solo se sostiene mientras el precio de BTC suba.
Primero, la empresa emite deuda o nuevas acciones, y con ese capital compra BTC, lo que ayuda a impulsar su cotización por efecto de oferta y demanda.
A medida que el precio sube, también lo hace el valor de las acciones de la compañía, lo que atrae nuevos inversionistas, especialmente minoristas. Esto le permite volver a emitir acciones y reiniciar el ciclo.
Para King, este modelo entra en una especie de bucle que puede romperse si alguna de estas piezas deja de funcionar.
Con su balance fuertemente expuesto a BTC, una caída o corrección de precio afectaría el valor de sus activos y, por ende, la confianza de los inversionistas.
Eso podría hacer más difícil emitir nuevas acciones o deuda en el futuro, lo que interrumpiría su capacidad de seguir comprando BTC.
También existe un nivel crítico conocido como umbral de liquidación: el precio al que Strategy, debido al uso de deuda para adquirir BTC, estaría forzada a vender parte de sus tenencias para evitar incumplir con sus obligaciones financieras.
Si el precio cae hasta ese punto, que actualmente podría estimarse cerca de 19.000 dólares, la empresa tendrá que desprenderse de sus BTC para mantener su solvencia o cubrir garantías, lo que podría generar aún más presión vendedora y acelerar la caída. En este caso, la venta no sería una decisión estratégica, sino una necesidad (o urgencia) forzada por las condiciones del financiamiento asumido.
Ante este panorama, si la presión financiera obliga a la compañía a vender una parte de sus tenencias, será una señal muy mala para el mercado.
Detrás de la narrativa alcista, también existe un gran riesgo para BTC. Porque cuando el precio de un activo se sostiene sobre una idea, que nadie venderá, basta con que uno la rompa para sembrar dudas.
Lo que inicialmente se consideraba un activo «inmovilizado» podría transformarse en una fuerza altamente bajista, al liberar una gran cantidad de BTC al mercado, lo que generaría una presión vendedora capaz de desplomar el precio de manera drástica.
¿Y qué pasa si el primero en moverse es el jugador más grande? El impacto será tan devastador como una avalancha que arrastra todo lo que tenga por delante.
Los casos de Mt.Gox, FTX o UST, la stablecoin de Terraform Labs, son claros ejemplos de cómo los grandes jugadores del mercado pueden provocar estragos.
En 2014, Mt. Gox era el exchange más grande del mundo, procesando cerca del 70% de todas las transacciones de BTC. Como reportó CriptoNoticias, su colapso dejó a millones de usuarios sin acceso a sus fondos y marcó un antes y un después en la regulación de los exchanges.
FTX, que en su momento fue considerado uno de los exchanges más confiables y con una enorme base de clientes, colapsó en 2022 debido a malas prácticas internas, generando una crisis de confianza en todo el sector.
Por su parte, UST, la stablecoin que prometía revolucionar el sector, colapsó al perder su paridad con el dólar, afectando a miles de inversionistas.
Por eso, si Strategy llegara a caer (cosa muy improbable, pero no por eso imposible), el impacto podría ser tan o incluso más devastador para bitcoin que los aquí mencionados.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.