El anuncio del presidente de EE.UU., Donald Trump, de amenazar con aranceles del 50%, encontró con el pie cambiado a la Comisión Europea. Justo este viernes por la tarde el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, tenía programada una nueva llamada con el representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, en el marco de los contactos constantes entre Bruselas y Washington, que habían pisado esta semana el acelerador para tratar de poner fin cuanto antes la guerra comercial desatada por la Casa Blanca.
Bruselas quiso esperar a esta llamada, que ya estaba acordada con anterioridad, para reaccionar ante el anuncio de Trump y aprovechar el contexto para pedir aclaraciones a Greer sobre el sentido de las palabras del mandatario. Al final, se les sumó Howard Lutnick, secretario de Comercio de EE.UU. Y la respuesta llegó por la noche: a través de su cuenta de X, Sefcovic dio a entender que, pese a que las posturas no parecían cercanas, sí existía la voluntad de alcanzar un acuerdo por ambas partes ante lo que estaba en juego. “La UE está plenamente comprometida con un acuerdo que beneficie a ambas partes. El comercio entre Europa y Estados Unidos es inigualable y debe guiarse por el respeto mutuo, no por las amenazas. Estamos dispuestos a defender nuestros intereses”, señaló el comisario tratando de mantener el pulso a Trump ante su nueva amenaza .

El viceministro de Economía de Polonia –país que ostenta la presidenta rotatoria de la UE–, Michal Baranowski, también indicó que las negociaciones siguen en curso. “El hecho de que veamos algunas declaraciones públicas no significa que vayan a traducirse en acciones por parte de la Administración estadounidense”, aseguró a los medios.
El mensaje del presidente de EE,UU, sorprendió en Bruselas, porque llega apenas una semana después de que Sefcovic desvelara que en la última de las múltiples llamadas entre él y el secretario Lutnick acordaron “intensificar sus contactos a nivel técnico” para tratar de llegar a una solución lo antes posible. Según dijo la semana pasada en un encuentro del Consejo de Comercio, ambos tenían previsto verse pronto cara a cara, seguramente o en Bruselas o en las reuniones de la OCDE. Básicamente, resumió el político eslovaco, lo que habían acordado era acelerar el trabajo e implicar también a altos funcionarios de ambos lados del Atlántico.
La semana pasada, Sefcovic y Lutnick acordaron intensificar las negociaciones
Esta intensificación de los contactos a nivel técnico se debe a que es posible que las charlas hayan llegado a un punto muerto. Según apunta Reuters, la semana pasada, Washington envió a Bruselas una lista de exigencias para reducir el déficit, entre ellas las denominadas barreras no arancelarias, como la adopción de las normas de seguridad alimentaria estadounidenses y la eliminación de los impuestos nacionales sobre los servicios digitales, según personas familiarizadas con el asunto. La UE ha respondido con ofertas concretas. Por ejemplo, aranceles cero en bienes industriales, comprar más gas natural licuado –que Europa necesita para emanciparse del gas ruso– y soja, y también cooperar en asuntos como el exceso de capacidad siderúrgica, que ambas partes achacan a China. La llamada, antes de la tormenta desatada por Trump, estaba destinada a abordar todas estas cuestiones.
La conmoción también se debe a que las últimas señales, tanto la aceleración de los contactos como la desescalada en la guerra arancelaria entre EE.UU. y China, habían favorecido un cierto optimismo entre los estados miembros comunitarios para pensar que los resultados podían ser positivos durante esta tregua de 90 días, en que la UE ha pausado sus represalias a los aranceles de Trump, que sin embargo mantiene unos gravámenes recíprocos del 10% y del 25% sobre el acero, el aluminio y los coches.
Bruselas prefiere una solución negociada, pero también se está armando por si no se consigue. Para ello, estudia qué productos estadounidenses que podrían sufrir aranceles comunitarios para responder a las tarifas “recíprocas” de Trump