Trump, cada vez más frustrado con sus “amigos” Putin y Netanyahu

Desde que Donald Trump anunció, tras una “excelente” llamada de dos horas con su homólogo ruso Vladimir Putin el lunes pasado, el inicio “inmediato” de las negociaciones para un alto el fuego en Rusia, el Kremlin ha redoblado su ofensiva y este fin de semana ha lanzado su mayor ataque en tres años de invasión. Cuando el republicano se atribuyó el mérito del alto el fuego entre Israel y Hamas, alcanzado en los días finales de la administración de Joe Biden, Trump dijo que el fin de la guerra era una realidad, pero desde entonces Tel Aviv ha recrudecido su masacre, y ayer su primer ministro, Beniamin Netanyahu, ordenó la evacuación forzosa del sur de Gaza y anunció un “ataque sin precedentes”.

Después de responsabilizar a Ucrania de la invasión de su propio territorio y restablecer relaciones diplomáticas con Rusia, y después de culpar a Hamas de los más de 50.000 civiles palestinos asesinados por Israel, el presidente comienza a reconocer que sus “amigos” declarados, Putin y Netanyahu, quizás tengan algo que ver. A medida que avanzan las dos guerras, Trump pierde puntos en su candidatura para el deseado premio Nobel de la Paz.

Tras sus llamadas con Putin y Zelenski, el republicano dijo que Ucrania y Rusia deben llevar la negociación

La frustración de Trump con el estancamiento de los dos conflictos, que prometió terminar en “24 horas” después de ser elegido el 5 de noviembre, se volvió más visible que nunca el domingo por la noche, durante sus declaraciones a la prensa antes de embarcar en el Air Force One para su vuelo de regreso a Wa­shington después de un fin de semana de golf, un deporte que ha practicado el 19,05% de los días desde que regresó al poder.

“No estoy contento con lo que Putin está haciendo. Está matando a mucha gente. No sé qué diablos le ha pasado”, reconoció el republicano, horas después de publicar en sus redes sociales que su alabado homólogo se había vuelto “completamente loco”. “Le conozco desde hace mucho tiempo, siempre me he llevado bien con él, pero está disparando cohetes contra las ciudades y matando gente. Estamos en medio de conversaciones y lanza misiles contra Kiev y otras ciudades”, añadió, mostrándose abierto a imponer nuevas sanciones contra Moscú si no ve progresos en la paz. Sobre Israel, volvió a mostrar su impaciencia y afirmó que “hemos estado hablando con ellos y queremos ver si podemos detener toda esta situación lo antes posible”.

Oposición republicana al presupuesto

La aprobación del proyecto de ley de presupuestos promovido por Trump ya superó un rocoso camino en la Cámara Baja, donde, tras una maratoniana jornada, finalmente recibió 215 votos a favor y 214 en contra. Ahora este plan, que a pesar de sus profundos recortes sociales añadirá 3 billones de dólares al déficit en la próxima década, se enfrenta a una oposición similar, incluso más feroz, en el Senado. El presidente quiere aprobar “el gran y hermoso proyecto de ley” y el “más significativo de la historia” cuanto antes para poder presumir de él el 4 de julio, día de la Independencia. Pero el domingo el senador republicano Ron Johnson le dio una mala noticia: tiene votos “suficientes” para “frenar el proceso”.

Sin embargo, pese a su frustración, los actos de Trump indican que se está comenzando a de­sentender de ambos conflictos. Tras su conversación con Putin el lunes pasado, a la que siguió otra llamada con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y líderes europeos, dijo que había llegado el momento de dejar las negociaciones de paz en manos de Rusia y Ucrania, “como no puede ser de otra manera, ya que solo ellos conocen los detalles de una negociación que nadie más conoce”.

Con Israel, después de presentar en enero un frente unido y proponer el desplazamiento forzoso de todos los palestinos en Gaza para que EE.UU. “tome el control” del territorio, también ha marcado distancias en las últimas semanas. Por ejemplo, no incluyó al Estado hebreo en su primer viaje internacional, en el que visitó tres países de Oriente Medio, entre ellos Qatar, al que Israel ha acusado de financiar el terrorismo en Gaza. En ese viaje también anunció que iba a levantar sanciones a Siria, con cuyo Gobierno islamista Israel ha mantenido un discurso beligerante, y se reunió con su presidente, Ahmed el Sharaa. Además, el magnate está tratando de negociar un acuerdo para limitar el programa nuclear de Irán, y ha negociado directamente con Hamas la liberación de rehenes, dos diálogos con los enemigos de Israel que no han sido plato de buen gusto en Tel Aviv.

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