
En los últimos meses, se han aireado los grandes secretos del régimen sirio. El fin repentino de la dictadura de más de 54 años de la familia Asad, y del rápido ascenso al poder de los islamistas de la Organización para la Liberación del Levante (HTS, en sus siglas en árabe), han dado acceso a miles de archivos clasificados, entre ellos, los detalles de la detención de “nuestro hombre en Damasco”, Eli Cohen, considerado a día de hoy el mayor espía de la historia de Israel.
Cohen, judío árabe emigrado al recién nacido Estado de Israel, logró infiltrarse en la convulsa cúpula política siria y del partido Baath, bajo el nombre falso de Camel Amin Al Thabet, hasta su detención y ejecución en 1965. Según el primer ministro Beniamín Netanyahu, el espía es una leyenda y “el mayor agente de inteligencia en la historia del Estado”, cuyo papel supuestamente ayudó en la victoria en la guerra de los Seis Días, en la que Israel venció a los ejércitos de Jordania, Siria y Egipto y se hizo con territorios en Cisjordania, la península del Sinaí y los altos de Golán sirios.
El Mosad recupera 2.500 documentos y fotografías escondidos por el régimen de Bashar el Asad
El pasado 18 de mayo, con motivo del 60 aniversario de su ahorcamiento en una de las principales plazas de la capital, el nuevo gobierno de Ahmed el Sharaa entregó a las autoridades israelíes, en un gesto de buena voluntad, varios documentos y objetos personales de Cohen, cuyos restos mortales siguen en paradero desconocido en Siria. Este “regalo” de los islamistas se produce en medio de negociaciones discretas entre los islamistas y el gobierno israelí y después de las bendiciones de Donald Trump, quien ha levantado todas las sanciones a la República Árabe.
El archivo especial incluye aproximadamente 2.500 documentos originales, fotografías y objetos personales, la mayoría de los cuales ven la luz por primera vez. Según el propio Mosad, “este material fue reunido por la inteligencia siria tras su captura en enero de 1965 e incluye grabaciones y documentación sobre el interrogatorio de Eli Cohen y sus contactos, cartas manuscritas dirigidas a su familia en Israel, imágenes de sus actividades durante su misión en Siria y pertenencias personales que fueron confiscadas de su vivienda tras el arresto”. Entre sus efectos personales se encontraron “las llaves de su apartamento en Damasco, pasaportes y documentos falsos que utilizó, así como numerosas fotografías del periodo de su actividad encubierta en Siria”, enumera la agencia de inteligencia, así como “fotografías con altos funcionarios del gobierno y del ejército sirio”. Entre los muchos registros recuperados de su vivienda figuraban misiones que le fueron asignadas por el Mosad, entre ellas la de vigilar las bases sirias en la localidad de Quneitra, ocupada actualmente por Israel desde la caída del régimen hace seis meses.
Tel Aviv, quien lleva décadas intentando conseguir información sobre el arresto de Cohen en diferentes partes del mundo, ha presentado la recuperación de estos materiales como una “gran victoria moral”. A pesar de las diferentes misiones del Mosad en busca de legado del espía, hasta ahora no habían tenido éxito. La oficina de Netanyahu, los responsables sirios y la Casa Blanca no han revelado los detalles de cómo se realizó la entrega de los archivos. Un comunicado israelí afirma que el Mosad había colaborado con otra agencia de “inteligencia extranjera aliada” para realizar la operación. Sin embargo,según el medio israelí Haaretz, un asesor de Al Sharaa y otro funcionario presente en la conversaciones entre ambos países aseguraron que el archivo fue ofrecido a Israel como un gesto indirecto del presidente sirio, en su intento por aliviar tensiones y ganarse la confianza de Trump.
A día de hoy se desconoce cómo el gobierno sirio de la época, poco antes de la subida al poder de Hafez el Asad, padre de Bashar, desenmascaró a Cohen. Las teorías más establecidas aseguran que la mujabarat (policía secreta siria) sospechaba de un aliado político del espía israelí; que el agente hacía demasiadas preguntas y fotografías en sus visitas al Golán; o que la frecuencia de sus transmisiones con telégrafo hizo saltar los detectores soviéticos de la inteligencia siria.
Eli Cohen es el único agente israelí cuya captura ha sido reconocida por el Mosad en toda su historia, y un icono para la agencia, responsable en los últimos años de ataques más sofisticados como el de la explosión de miles de dispositivos de comunicación en los bolsillos de los combatientes de Hizbulah en Líbano.