
A Donald Trump se le está agotando la paciencia con Vladímir Putin.
“Se ha vuelto absolutamente loco”, lamentó este domingo el presidente estadounidense en un mensaje publicado en la plataforma Truth Social. “Está matando a mucha gente innecesariamente, y no me refiero solo a soldados”.
El republicano reaccionaba con frustración a la ofensiva lanzada por Rusia este fin de semana contra territorio ucraniano: 298 drones y 69 misiles participaron en la mayor operación aérea del Kremlin hasta la fecha, según datos proporcionados por Kyiv.
Pero las quejas de Trump –que, en declaraciones a la prensa, aseguró que no descartaba imponer sanciones a Rusia– no hacen mella en Putin: en la madrugada del lunes, el ejército ruso volvió a la carga con 355 drones sobrevolando Ucrania. Otra cifra récord en esta guerra que ha convertido los cielos en uno de los campos de batalla más activos.
“Solo el sentido de total impunidad puede permitir a Rusia llevar a cabo estos ataques y seguir incrementando su magnitud”, denunció ayer en sus redes sociales el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien insistió en la necesidad de castigar económicamente a Moscú por “ni siquiera considerar” un alto el fuego. “Solo con la fuerza de Estados Unidos, de Europa y de todas las naciones que valoran la vida se pueden parar estos ataques y se puede lograr una paz real”, agregó el mandatario.
Ataque sin pausa
Moscú prolongó el lunes su ofensiva aérea del fin de semana con un ataque con 355 drones, un nuevo récord
Rusia no afloja porque sabe que el momento le es propicio: en el mismo mensaje en el que lamentaba el comportamiento de Putin, Trump cargaba abiertamente contra Zelenski (“Todo lo que sale de su boca causa problemas”), al que ya ha criticado en numerosas ocasiones en el pasado, al mismo tiempo que certificaba su intención de desentenderse de la contienda (“Esta es la guerra de Zelenski, Putin y Biden, no la de Trump”).
Para el magnate estadounidense, la guerra de Ucrania es un asunto estrictamente europeo. Así se lo comunicó a Zelenski y sus aliados occidentales la semana pasada, tras una conversación telefónica de dos horas con Putin, según informaciones publicadas por The New York Times . Esto no siempre fue así: antes de regresar a la Casa Blanca, Trump había garantizado que lograría la paz en tan solo “24 horas”.
Pero la realidad desmintió enseguida su promesa.
Hoy las bombas siguen cayendo sobre Ucrania, y el fin de las hostilidades parece una quimera. Hasta ahora, Putin solo ha ofrecido treguas simbólicas –la de Pascua, de 30 horas, y la del Día de la Victoria, de 72–, y ha ignorado repetidamente la propuesta de Zelenski y del propio Trump de un alto el fuego de 30 días que permita sentar las bases de una negociación mínimamente creíble.
La reunión entre diplomáticos rusos y ucranianos que tuvo lugar el pasado 16 de mayo en Estambul evidenció ese desinterés de Putin por alcanzar la paz: el único acuerdo al que se llegó en ese encuentro –el primero que los dos países han mantenido desde el primer año de guerra– fue un canje de prisioneros que se completó este fin de semana, coincidiendo con la ambiciosa ofensiva aérea lanzada por Moscú.
Trump toma distancia
El republicano deja claro que Ucrania no es su problema: “Esta es la guerra de Zelenski, Putin y Biden”
De hecho, una tregua prolongada es justo lo contrario de lo que le conviene ahora a Rusia, que ayer restó importancia a las “reacciones emocionales” de Trump –en palabras del portavoz presidencial, Dimitri Peskov–. Su ejército no solo está avanzando lentamente a lo largo de la línea de frente, sino que, según alertan el Gobierno ucraniano y analistas militares, se está preparando para una gran ofensiva de cara al verano.
Actualmente, las tropas rusas están consolidando su presencia en la región de Sumi, en el noroeste de Ucrania, y también están avanzando en Járkiv. Aunque el objetivo de los próximos meses serían las ciudades de Pokrovsk y Kostiantynivka, en el este del país. La conquista de esas localidades podría facilitar la ocupación de toda la región de Donetsk, una de las grandes aspiraciones militares del Kremlin.
“[Putin] quiere toda Ucrania, no solo un pedazo”, reconoció Trump en su mensaje del domingo. “Y si lo hace, ¡provocará la caída de Rusia!”.
La cuestión es: ¿quién puede hacer caer a Rusia si Estados Unidos deja a Europa abandonada a su suerte?