Julián López y su grupo Manchabrás tienen una ventaja. Si a un espectador le gusta la música, disfruta con un sexteto de calidad. Si a otro le gusta el humor, se ríe a carcajada limpia con los chistes de López. Pero hay muchos, la gran mayoría, que gustan de ambas cosas a la vez, y es precisamente lo que este grupo hace en escena: mezclar música y humor.
La fusión tiene éxito por que el tiempo y la asistencia de espectadores así lo demuestran. El espectáculo “Gracias y desgracias” regresó a La Solana con un contenido casi idéntico al que vino por primera vez hace un año. Julián López es paradigma del denominado “humor manchego”, una moda que triunfa al calor de artistas como él, como Muchachada Nui, y como José Mota, máximos exponentes de una corriente que atrae el interés de millones de españoles.
El auditorio del Centro de Artes albergó este montaje, donde seis músicos de la tierra, que se conocen desde pequeños, se lo pasan en grande y divierten a un público entregado. Antes de actuar, Julián López respondió a las preguntas de la prensa local y admitió que están “contentos y sorprendidos” por la gran aceptación que está teniendo su estilo y lo mucho que está durando en los escenarios “pero mientras funcione, seguiremos”.
El humorista albaceteño alterna esta gira con grabaciones televisivas en series como “Museo Coconut”, en Neox, y otros trabajos donde exhibe su enorme talento como experto de hacer reír a la gente. A pesar de la crisis, Julián López reconoce que no le falta trabajo. Antes al contrario, apenas encuentra tiempo para compaginar tanta actividad “la gente quiere evadirse de los problemas y va cada vez más al teatro”.