
El ministro del Interior alemán, Alexander Dobrindt, quiere negociar con los talibanes la acogida de los inmigrantes afganos expulsados de Alemania. Así lo afirmó en una entrevista con la revista Focus publicada anoche, en la que expresa su intención de “llegar a acuerdos directamente con Afganistán para permitir las repatriaciones”. Sin embargo, Alemania no mantiene lazos diplomáticos oficiales con el gobierno talibán, lo que podría complicar la tarea. “[Actualmente] necesitamos que terceras partes mantengan conversaciones con Afganistán. Esto no puede seguir siendo una solución permanente”, reconoce Dobrindt en la entrevista.
Desde que los talibanes tomaron el poder en agosto del 2021, Alemania había pausado las deportaciones a Afganistán, pero en agosto del año pasado, con el apoyo de lo que Berlín calificó de “socios regionales clave”, reanudó el transporte aéreo de delincuentes convictos de nacionalidad afgana a su país de origen.
Por otro lado, Dobrindt asegura que se están manteniendo contactos con Siria, donde un Gobierno islamista tomó el poder en diciembre tras la caída del líder Bashar al-Assad, con vistas a repatriar a los migrantes de ese país con condenas firmes. Eso sí, todavía “no se ha llegado a ningún acuerdo”, según el ministro, miembro de la conservadora CDU.
Los sirios y los afganos son los dos grupos más grandes de solicitantes de asilo en Alemania: en el 2024, un total de 76.765 sirios y 34.149 afganos solicitaron ese estatus, según cifras de la Oficina Federal de Migración.
Un techo de 200.000 refugiados “muy superado”
En opinión del ministro, el número anual de refugiados admitidos por Alemania debería estar muy por debajo de los 200.000. Esta cifra había sido fijada como límite máximo por el predecesor de Dobrint, Horst Seehofer. Sin embargo, con 600.000 solicitantes de asilo registrados en los dos últimos años, “esta cifra se supera con creces”, y hay que incluir también a los 1,2 millones de refugiados ucranianos, recuerda Dobrindt. En consecuencia, “hoy en día, un techo teórico de 200.000 ya no es concebible; en el contexto actual, sería demasiado elevado”.
La inmigración fue un tema central en las elecciones nacionales de febrero, coincidiendo con el auge de la extrema derecha y varios ataques de inmigrantes de gran repercusión. Como parte del programa electoral de los conservadores, el actual primer ministro alemán, Friedrich Merz, se había comprometido a deportar a migrantes a Afganistán y Siria, así como a detener los programas de admisión de refugiados para el antiguo personal local de las agencias alemanas en Afganistán y suspender la reunificación familiar.