
El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva —anfitrión esta semana de la cumbre de los BRICS en Río de Janeiro— se enfrenta a la tarea difícil de mantener una política no alineada en un mundo que, para algunos comentaristas, está cada vez más e dividido entre Occidente y un eje chino-ruso.
Pero, para el gurú de la política exterior del presidente brasileño, Celso Amorim, este esquema de una nueva Guerra Fría no vale. Las alianzas son mucho más fluidas de lo que puede parecer, explicó en comentarios a La Vanguardia. “No veo las cosas como una polarización entre Occidente, por un lado, y China/Rusia, por el otro,” dijo. “Por ejemplo, Washington a veces parece más cercano de Moscú que de París o Berlín en lo que atañe a Ucrania”.
Brasil ocupa una posición sui generis en los BRICS, -cuyos miembros ya incluyen a Egipto, Etiopía, Indonesia, Irán y los Emiratos Árabes-, al ser un país “occidental” dentro de un grupo que integra países de lo que se empieza a llamar el Sur Global y el Este Global.
Aunque no asistirán en persona a la cumbre ni Xi Jinping ni Vladmir Putin, China y -en menor medida- Rusia son los dos pesos pesados del grupo que, por tanto, es percibido como un adversario de Occidente por los halcones en Washington y Bruselas. Brasil pretende contrarrestar esa impresión.
Para el Gobierno de Lula, que tratará de centrar la cumbre en cuestiones de cooperación económica, los BRICS pueden ser un importante foro multilateral en un momento de unilateralismo agresivo en Washington. “No nos gusta un mundo dividido en bloques. Buscamos la unidad posible entre los países del Sur para tener un equilibrio con el Grupo de los Siete”, dijo Amorim, veterano diplomático de 83 años, que fue canciller en los dos primeros gobiernos de Lula, de 2003 a 2010, y ministro de defensa de Dilma Rousseff, que presidió Brasil entre 2011 y 2016. Ahora, Amorim dirige la asesoría internacional de la Presidencia de la República brasileña.
Ironicamente, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca puede estar frenando esta división en bloques por la cercanía del presidente estadounidense a Moscú.
“Buscamos la unidad de los países del Sur para equilibrar el poder del G7”
La administración Trump ha reconocido la existencia de un mundo multipolar; lo dijo Marco Rubio en su primer discurso al frente del Departamento de Estado. Pero al mismo tiempo, Trump ha bombardeado Irán, uno de los últimos países en incorporarse a la alianza, una agresión de EE.UU. e Israel que fue condenada en una declaración conjunta de los BRICS la semana pasada.
Asi mismo, Trump ha amenazado con aplicar aranceles a los BRICS si siguen adelante con planes para crear sistemas alternativos de pago en dólares, una iniciativa defendida por Rusia y China. Europa, por su parte, ha adoptado una postura agresiva con China y Rusia.
Amorim insiste en que los BRICS no constituyen un adversario para Washington. “No somos un bloque militar”, dijo a La Vanguardia.
Lo que actúa en favor de Brasil es que los BRICS, a diferencia de Washington, ya son defensores de un sistema multilateral de resolución de conflictos tanto geopolíticos como económicos.
Amorim ha advertido en otras declaraciones que los BRICS es un foro multilateral aun más importante debido a la crisis en las instituciones internacionales. “Ya no existe el Consejo de Seguridad. No existe la ONU. No existe la Organización Mundial del Comercio (OMC). De aquí a poco no va a existir el Banco Mundial”. Añadió la semana pasada en el diario brasileño Folha de Sao Paulo: “Defendemos el sistema multilateral. Es sorprendente que la mayor potencia del mundo, que creó el sistema multilateral, se haya alejado y lo haya abandonado”.
Brasil fue pais fundador de los BRICS cuando se creó en 2008 y, al ser Dilma Rousseff presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo creado por el grupo, desempeña un papel importante para el proyecto de crear alternativas al sistema financiero dominado por Washington a través de instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.