Polonia da otro manotazo a Schengen

El escenario de controles policiales contra la migración irregular en la frontera germano-polaca, una cuestión de política nacional en ambos países, tiene mucho de teatro del malo, pero no por ello resulta inofensivo.

El primer ministro de Polonia, el liberal Donald Tusk, restableció el lunes controles temporales en el confín oeste del país, en principio durante treinta días, en respuesta a los que el canciller conservador de Alemania, Friedrich Merz, redobló en mayo ampliando los ya instaurados en octubre del 2023 por el Gobierno anterior del socialdemócrata Olaf Scholz. La ultraderechista AfD va segunda tras Merz en los sondeos.

Con cifras de devoluciones de migrantes sin documentación no especialmente significativas –como admiten por lo bajo las respectivas autoridades alemanas y polacas–, los controles angustian a los solicitantes de asilo tras largos viajes desde países inseguros; preocupan a los habitantes de ciudades fronterizas, habituados a cruzar “al otro lado” para trabajar, comprar o pasear; y excitan a la extrema derecha, sea cual sea su país.

Preocupación en la ciudadanía

Poblaciones fronterizas como la polaca Slubice y la alemana Frankfurt del Oder, habituadas a cooperar, temen el impacto de la doble línea de inspecciones

Y, en el contexto de Europa, los controles alimentan el temor a que el espacio Schengen, ese paraíso de libre circulación transitable sin enseñar documentos de identidad, se agriete cada vez más. También el lunes Tusk reinstaló controles temporales en la frontera polaca del este con Lituania, si bien esa historia es de otro tenor, vinculada al uso de la migración como arma híbrida por parte de Rusia y su aliada Bielorrusia. En cualquier caso, el manotazo propinado a Schengen por Polonia es uno más, tras el alemán, y los de Bélgica y Países Bajos.

Mientras, en el puente que enlaza la ciudad alemana de Frankfurt del Oder con la polaca de Slubice, que mantienen excelentes relaciones de vecindad y cooperación, los peatones cruzamos andando mientras los coches que circulan en uno y otro sentido aflojan la marcha.

Polish border police check vehicles at a checkpoint bordering Germany, in Slubice, Poland, Monday, July 7, 2025. (AP Photo/Ebrahim Noroozi)

La policía polaca controlando un vehículo en el puente que conecta Slubice con la ciudad alemana de Frankfurt del Oder, el 7 de julio 

Ebrahim Noroozi / AP

En el lado polaco, los guardias fronterizos inspeccionan una autocaravana y se la llevan aparte para revisarla. De vez en cuando piden la documentación a algún peatón. En el lado alemán, sus homólogos desvían algún que otro vehículo a un gran tendal blanco para hacer comprobaciones. Todo marcha de modo tranquilo y fluido. El temido atasco de vehículos no se produjo. El lunes, al menos, no ocurrió.

El puente está jalonado por banderas europeas que flamean como si el asunto de los controles no fuera con ellas.

“Es todo política, y es una catástrofe, cada vez vamos más hacia la derecha; durante veinte años hemos vivido tranquilamente las dos ciudades, y ahora vamos a retroceder veinte años, y se lastima la idea de Europa”, lamenta Janusz, economista polaco de 43 años que prefiere no dar su apellido, y se dirige a Frankfurt a hacer gestiones.

Las autoproclamadas ‘patrullas patrióticas’ polacas intentan evitar que la policía germana retorne migrantes a Polonia 

“Los controles nos perjudican a los polacos, pero también a los alemanes; nosotros vamos mucho allí por trabajo, y ellos vienen mucho a Slubice a comprar”, recuerda. En efecto, en el paseo fluvial polaco florecen tiendas que anuncian cigarrillos en alemán, peluquerías, tiendas de alimentación, e incluso una gasolinera casi pegada al puente. El temor a los atascos de coches cuando empezaron los controles alemanes ha hecho descender hasta un 20% los ingresos de las peluquerías.

A nuestras espaldas, la fachada lateral de la biblioteca municipal de Slubice acaba de estrenar un grafiti crítico con los controles, un proyecto liderado por los alemanes Jan Augustyniak y Florian Bölike, y realizado por niños y jóvenes alemanes y polacos. “Las ciudades gemelas no queremos estos controles fronterizos porque nos obstaculizan, dificultan nuestra convivencia, dificultan las amistades, dificultan nuestra vida cotidiana”, protesta Agustyniak, político local del partido izquierdista Die Linke.

La otra decisión de Tusk

Polonia ha reinstaurado también controles en su frontera este con Lituania, una medida vinculada al uso de la migración como arma híbrida por parte de Rusia y su aliada Bielorrusia

“Los populistas polacos dicen que los alemanes devuelven a Polonia grandes cantidades de refugiados cada día, pero no es así; han acalorado el ambiente con temores y ahora intentan apaciguar esos temores con controles fronterizos, igual que hizo Alemania hace casi dos años –sostiene Agustyniak–. El debate alemán ha sido similar: nos llegan muchos inmigrantes y es incontrolable, dijo Scholz y dice ahora Merz. ¿Pero dónde están esas cifras tan grandes de refugiados, si los refugiados están muriendo en las fronteras exteriores de Europa?”

En Polonia, el partido ultranacionalista Ley y Justicia (PiS) –que gobernó ocho años antes del regreso al poder de Donald Tusk en diciembre del 2023– y la formación de extrema derecha Confederación atizan hace semanas el debate migratorio, acusando a Tusk de achantarse ante Alemania. 

Para mayor tensión, simpatizantes de extrema derecha organizan autoproclamadas “patrullas ciudadanas patrióticas” para impedir que los germanos retornen migrantes. Según el diario local alemán Märkische Oderzeitung (MOZ) , el jueves en Guben, ciudad germana de frontera, una de esas patrullas impidió la devolución a Polonia de un afgano, pero los alemanes lo trasladaron a otra zona y lo retornaron allí.

People pass by a building with the lettering

Gente en la ciudad polaca de Slubice pasando junto a un edificio con las letras en alemán ‘Zigaretten’, el 7 de julio 

Wojtek RADWANSKI / AFP

Tusk, que siente en el cogote la presión de la oposición ultraconservadora tras el fracaso de su candidato en las elecciones presidenciales del pasado 1 de junio, enfatiza la importancia de distinguir entre incidentes reales y “acciones que pretenden hacer creer que Polonia está siendo inundada por migrantes ilegales desde el oeste, porque eso no es cierto”. 

El primer ministro advirtió el lunes a los patrulleros –que han sido jaleados por el ganador de las presidenciales, el ultranacionalista Karol Nawrocki, quien relevará al actual presidente el próximo 6 de agosto– de que toda suplantación de los agentes públicos será castigada. “Habrá multas, pero si es necesario, también habrá detenciones”, avisó.

Lee también ANNA BUJ | BRUSELAS. CORRESPONSAL

LUXEMBOURG (Luxembourg), 13/06/2025.- Executive Director of Frontex Hans Leijtens (L), European Commissioner for Internal Affairs and Migration Magnus Brunner (C) and Austrian Interior Minister Gerhard Karner (R), at the start of the European home affairs ministers council in Luxembourg City, Luxembourg, 13 June 2025. Ministers will exchange views, in light of the Commission's State of Schengen report, on the priorities for the Schengen area for the next twelve months. This discussion will be based on a presidency note proposing priority areas together with operational actions, for endorsement by the Council. As 40 years have passed since the signing of the Schengen Agreement, ministers will approve a Schengen Declaration. (Luxemburgo, Luxemburgo) EFE/EPA/OLIVIER HOSLET

El primer ministro se siente más cómodo defendiendo los controles en la frontera este con Lituania, muy relacionados con la amenaza rusa. “Lo hacemos también por ustedes, por los alemanes, los neerlandeses, los franceses, porque esta es la frontera de la Unión Europea”, afirmó Tusk el lunes en rueda de prensa en Varsovia junto al jefe del Gobierno neerlandés, Dick Schoof. La guardia fronteriza polaca interceptó al alba del lunes a un estonio que iba a entrar en Polonia desde Lituania con cuatro afganos en el coche.

También te puede interesar