Lesoto, el diminuto país africano que ya paga un alto precio por los aranceles de Trump

Asociar el tejano o vaquero con el Lejano Oeste suele ser algo habitual. El pantalón confeccionado con un tejido resistente propagado entre obreros y mineros en el siglo XIX y popularizado en el siguiente como prenda de ocio por excelencia en la incipiente sociedad de consumo tiene una estrecha vinculación con Estados Unidos. Lo que desconocen muchos de sus ciudadanos es que buena parte de los jeans que visten se fabrican a más de 20.000 kilómetros, en un diminuto enclave montañoso de África Meridional cuya economía empieza a resentirse desde el anuncio de los aranceles impuestos por Donald Trump el pasado mes de abril.

Sin influencia geopolítica, el mundo dirigió asombrado la mirada hacia Lesoto cuando el presidente republicano sacó la tabla de los países afectados por las nuevas condiciones comerciales y vio el nombre de ese país entre los destacados. En su caso representaba el 50%, el porcentaje más alto del planeta -China aparte- para “una nación de la que nadie ha oído hablar nunca”. Con estas palabras se refería Trump a Lesoto como modo de ejemplo nada más volver a pisar la Casa Blanca, cuando en su primer discurso en el Congreso trataba de justificar el cierre del grifo a la ayuda humanitaria.

Trump impuso tasas del 50% a “una nación de la que nadie ha oído hablar nunca”

La congelación de los aranceles hasta el 1 de agosto no ha impedido que Lesoto pague las primeras consecuencias de esa medida. La viceprimera ministra, Justice Nthomeng Majara, declaró esta semana el estado de desastre nacional hasta junio del 2027 ante el impacto socioeconómico del elevado desempleo, ya de por sí uno de los grandes males del país, agravado por los aranceles -hasta su aplicación oficial, si no hay renegociación, es ya del 10%-. El paro ha superado el 30% y el paro juvenil ronda el 50%, según cifras oficiales, una situación insostenible en un país de 2,3 millones de habitantes que ve amenazados otros 40.000 puestos de trabajo por las nuevas tasas.

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Después de Sudáfrica, país que le rodea, Estados Unidos es su principal socio comercial. Exporta minerales, pero sobre todo productos textiles a nivel mundial, con el pantalón vaquero como producto estrella. Marcas como Levi’s, Wangler o Timberland tienen fábricas en territorio lesotense y han contribuido al apreciable déficit comercial por parte de Estados Unidos.

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Marcas como Levi’s, Wangler o Timberland tienen fábricas en territorio lesotense

Siphiwe Sibeko / Reuters

En el 2024, las importaciones estadounidenses desde Lesoto ascendieron a 237,3 millones de dólares, mientras que las exportaciones hacia el país africano apenas alcanzaron los 2,8 millones de dólares, según la Casa Blanca. La administración Trump quiere ahora reequilibrar las balanzas comerciales aplicando el principio de reciprocidad sin tener en cuenta la limitada capacidad de importación por parte de países pequeños y con pocos recursos que no representan ninguna amenaza.

Con una renta per cápita de 781 euros, Lesoto se ha beneficiado durante este siglo de la Ley de Crecimiento y Oportunidad en África (AGOA), un acuerdo de libre mercado que firmó Bill Clinton en el año 2000 con 30 países del África subsahariana para promover e impulsar su crecimiento económico. Estaba exento de pagar aranceles siempre y cuando la monarquía parlamentaria cumpliera ciertos criterios enfocados en el respeto al estado de derecho y a los derechos humanos. El Congreso estadounidense, de mayoría republicana, debe decidir si renueva el acuerdo que expira en septiembre, aunque el cambio de dinámica en el comercio global de EE.UU. hace temer lo peor. 

Lesoto centra sus exportaciones en la industria textil, golpeada por el cambio de dinámica comercial estadounidense

Ante este contexto, diversificar relaciones comerciales y orientarlas hacia otras potencias como China -que mantiene una creciente influencia económica en el continente africano en los últimos años- parece el bote salvavidas al que debe agarrarse un país ya afectado por el desmantelamiento de la Agencia de Desarrollo Internacional de EE.UU. (Usaid).

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Un país con una de las tasas más altas de VIH alarmado por el cierre de la Usaid

El cierre de los programas de la Usaid tendrá consecuencias devastadoras para África y Lesoto, con una de las tasas más altas de VIH en el mundo, no se librará de ello. Uno de cada cuatro adultos es portador del virus del sida y la interrupción de la ayuda humanitaria amenaza con dejar a miles de pacientes sin acceso a medicamentos, mientras que las ONGs alertan sobre el colapso de los programas de atención. La mayoría de los programas dependen de esa ayuda para financiar medicamentos y laboratorios. Según el Departamento de Estado de Estados Unidos, desde 2006 Washington ha destinado más de 959 millones de dólares para financiar programas de lucha contra el VIH.
​La ONU ha advertido este jueves de que, si persisten los recortes de fondos estadounidenses para prevenir y tratar el sida, podrían producirse seis millones de infecciones nuevas por VIH en el mundo y cuatro millones de muertes adicionales relacionadas con la enfermedad para el 2030. Un total de 1,3 millones de personas contrajeron el VIH el año pasado, mientras que 630.000 que vivían con la infección fallecieron por causas relacionadas.

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