
El departamento de Estado de Estados Unidos ha comenzado este viernes la drástica reorganización de la agencia que anunció en abril el secretario Marco Rubio. Según afirmó el jefe de la diplomacia americana, el objetivo es reducir la burocracia, que está “asfixiando” su funcionamiento, y “alinear” sus valores con los de la Administración, eliminando los focos de “ideología política radical”.
A partir de este viernes, unos 1.300 empleados, entre funcionarios del servicio civil y del servicio exterior, recibirán sus notificaciones de despido por correo electrónico. Serán los primeros de un total de 3.000 que se prevé que dejen el departamento en las próximas semanas, según una notificación interna obtenida por la cadena CNN y otros medios estadounidenses. Esto representará una reducción de alrededor del 15% de la plantilla del departamento de Estado, que en la actualidad cuenta con 18.000 empleados.
“En relación con la reorganización anunciada por el secretario de Estado el 22 de abril de 2025, el Departamento va a racionalizar sus operaciones nacionales para centrarse en las prioridades diplomáticas”, señala el comunicado. “Los recortes de personal han sido cuidadosamente diseñados para afectar funciones no esenciales, oficinas duplicadas o redundantes, y departamentos en los que puedan lograrse eficiencias significativas mediante la centralización o consolidación de funciones y responsabilidades.”
La mayoría de los funcionarios serán suspendidos de empleo, y no de sueldo, durante un período de 60 o 120 días, antes de que su despido definitivo entre en vigor. Después de tres meses de incertidumbre, estos funcionarios, muchos de los cuales llevan décadas dedicados al servicio público, conocerán desde hoy el destino de su carrera profesional.
Los despidos se enmarcan en la orden ejecutiva que firmó el presidente Donald Trump al inicio de su mandato, con la que mandó a sus secretarios analizar sus departamentos en busca de programas y sueldos que recortar. Supondrán el inicio de una nueva fase de despidos en la Administración, después de los recortes realizados hasta el mes pasado por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Elon Musk, que incluyó el polémico desmantelamiento de la agencia de ayuda exterior para el desarrollo (USAID), una medida a la que se opuso Rubio y con la que la Casa Blanca renunció a parte de su poder blando en el mundo.
Carta abierta de los congresistas demócratas a Rubio
“El cuerpo diplomático es ahora más necesario que nunca para desescalar las actuales tensiones en Oriente Medio”
Los despidos masivos también llegan después de que el Tribunal Supremo de EE.UU. diera luz verde a su implementación, al anular este miércoles una orden de un tribunal inferior que los había bloqueado temporalmente. Son especialmente sensibles en el departamento de Estado, en un momento en el que el papel de diplomáticos y expertos en relaciones internacionales se ha vuelto crucial, pues Trump está tratando de negociar el fin de las guerras en Ucrania y Gaza, así como mantener estable el alto el fuego entre Israel e Irán.
“El cuerpo diplomático de Estados Unidos es ahora más necesario que nunca para desescalar pacíficamente las actuales tensiones en Medio Oriente y alcanzar los objetivos de la política exterior estadounidense en un mundo cada vez más complicado”, escribieron decenas de representantes demócratas de la Cámara de Representantes en una carta abierta a Rubio a finales de junio. El plan de reducción, advirtieron, “dejará a Estados Unidos con herramientas limitadas para liderar el escenario mundial durante esta coyuntura crítica”.
Un alto funcionario del departamento de Estado, que reducirá su tamaño para ganar “eficiencia”, asegura a la CNN que esta reorganización “refleja ahorros sustanciales”, aunque no da una cifra concreta. En su planificación de los despidos, también señala que Rubio “analizó las funciones que se estaban desempeñando, no a los individuos”. De este modo, por el momento no hay planes de recortes en embajadas o puestos en el extranjero, pero no se descartan de cara al futuro.
El plan de reorganización afectará a decenas de oficinas que se ocupan de cuestiones como los derechos humanos, la democracia, los refugiados y los crímenes de guerra. Según afirmó Rubio, lo más eficiente es que estos asuntos sean tratados en las oficinas regionales, pero eso implicará que pasen a un segundo plano en la estructura del departamento en Washington.