
Aunque no era su objeto inicial, OnlyFans ha sido conquistada por perfiles que ofrecen contenidos sexuales, ya sean eróticos o pornográficos. Esta realidad ha llevado a Suecia a ampliar su regulación contra la prostitución. El país escandinavo ya reguló en 1999 los trabajos sexuales a través la Ley de Compra de Servicios Sexuales, que ilegalizaba la compra —no la venta— de sexo. Ahora, han ampliado las limitaciones desde la pornografía a la prostitución.
La consecuencia inmediata de esta nueva legislación es la retirada paulatina de la plataforma de Suecia, acotando o eliminando servicio. Por ejemplo, el chat. Varias creadoras de contenidos de índole sexual han expresado su disgusto a The Times, puesto que sus seguidores no pueden mantener contacto con ellas (o ellos). Han intentado, dicen, ser escuchadas por el Gobierno sueco como afectadas por la legislación.
De momento, no han tenido éxito, aunque su realidad ha cambiado. Ante la imposibilidad de obtener ingresos por la vía digital, algunos de sus seguidores tratan de aprovechar su necesidad económica para romper la barrera digital y tener sexo físico de pago. “Es irónico, porque eso es precisamente lo que la ley quería eliminar. Mi respuesta siempre ha sido, y siempre será, no”, reflexiona la modelo de OnlyFans Norrstrom en The Times. “Vender sexo físico supone un riesgo muchísimo mayor para una persona que sentarse y trabajar desde casa. Quienes solo han trabajado online no tienen experiencia en eso. No saben cómo hacerlo de forma segura”, añade otra creadora de contenido que se identifica como Cara.
Los legisladores suecos argumentan que la venta de sexo, aunque sea a distancia y mediante dispositivos electrónicos, es una forma de prostitución. Y, por lo tanto, la compra de estos servicios es explotación sexual y, por lo tanto, delito. Esta lógica, explica rotativo británico, ha generado una polémica, dado que algunos perfiles de OnlyFans que publicitan contenidos eróticos dependen de esa vía de ingresos para mantenerse.
A efectos prácticos, Suecia no ha ilegalizado OnlyFans, pero sí ha limitado los contenidos que pueden estar disponibles en la plataforma a los que no sean sexuales de carácter comercial”. “La industria del sexo se está trasladando al mundo digital; la legislación debe hacer lo mismo”, argumentó Nina Larsson, ministra sueca de Igualdad de Género.