Una singular batalla de 600 a 25.000 millones

La regla básica en una negociación –ya sea para adquirir un coche de segunda mano o un piso– es que el vendedor no sepa cuál es el precio al que el comprador está dispuesto a cerrar el pacto. En la negociación del modelo de financiación singular el comprador (Catalunya) se ha guardado muy mucho desde hace un año de revelar cuál es el precio que estaría dispuesto a pagar para cerrar el acuerdo. Las cifras son tan dispares que oscilan entre los 600 millones y los 25.000 de ganancia anual.

Aunque las fuentes consultadas descartan que de la reunión de hoy haya números encima de la mesa, lo cierto es que la razón última de cualquier cambio en el modelo de financiación es conseguir más dinero para tu comunidad. Y eso son números. Que la recaudación del IRPF pase por las manos de la Generalitat –tal como se espera que se pacte en breve–, pero que no lo pueda gestionar ni administrar no te resuelve el problema. Es un paso importantísimo de cara al futuro pero no soluciona la infrafinanciación.

La primera cifra que se puede poner encima de la mesa es de la transferencia de la recaudación del IVA pymes. Es un compromiso que aparece en el pacto ERC-PSC para hacer a Salvador Illa president de la Generalitat que fue incluido a instancias del Estado y que incluso sorprendió a los negociadores catalanas. Consiste en que Catalunya se quede con el 50% del IVA que generan las pymes domiciliadas en Catalunya. Es un matiz importante respecto a la situación actual en la que se queda con el equivalente al peso del consumo de Catalunya en el conjunto del Estado (20%). Con el modelo nueva obtendría más recursos porque las pymes con sede social en Catalunya generan alrededor de una cuarta parte de todo el IVA de España. Ese matiz es lo que otorgaría a Catalunya los citados 600 millones más, con datos del 2022.

Que la recaudación del IRPF pase por las manos de la Generalitat pero que no lo pueda gestionar no resuelve el problema

En el otro extremo se encuentra la traslación del cupo vasco al modelo catalán directamente. Aunque ERC siempre ha defendido que el modelo pactado es igual al cupo vasco, pero con una cuota de solidaridad, el gobierno de Euskadi asegura que su sistema también contribuye a ayudar al resto de territorios. Tomando datos del 2021 y comparando lo qué representa el cupo vasco respecto a la recaudación global del territorio foral, la aportación del cupo es de alrededor del 9% de los impuestos. En el 2023, la Generalitat estimó con datos de dos años atrás la recaudación potencial máxima para Catalunya.

Aplicando la lógica del cupo, la ganancia de recaudación para Catalunya sería de 22.000 millones. El catedrático de la UPF, Guillem López-Casasnovas, en un informe reciente planteaba varias alternativas, incluyendo la del cupo y calculaba unos 25.000 millones adicionales para la comunidad.

Obviamente ninguno de estos dos escenarios iniciales se acerca a la realidad de lo que será la nueva financiación. Ni 600 ni 25.000 millones.

Una primera aproximación más real es el impacto que tendría en la financiación el principio de ordinalidad. Ese objetivo lo que persigue es que si Catalunya ocupa un puesto determinado en el ranking de comunidades que más aportan a la caja común, cuando se haga el reparto desde el Estado, la autonomía ocupe el mismo puesto en la lista. Nuevamente con datos del 2021, los cálculos de la Generalitat, gobernada por ERC, eran que Catalunya era la tercera comunidad que más recaudaba y la décima en ingresos otorgados. Los economistas consultados sostienen que corregir esa brecha implicarían una ganancia de unos 6.000 millones de euros para Catalunya.

Solo el respeto al principio de ordinalidad aportaría 6.000 millones más

De lo pactado el año pasado, el segundo elemento destacado era que Catalunya debería contribuir a la solidaridad con el Estado. Para calcularlo una de las posibles referencias es estimar qué porcentaje sería razonable en función de la experiencia que se da en otras circunscripciones como en Canadá. La exconsellera d’Economia con ERC, Natàlia Mas, ha dicho en varias ocasiones que una solidaridad razonable es situarla entre el 2 y el 4% del PIB. En ese caso la ganancia sería de entre 12.800 y 17.400 millones al año.

Tomando estos porcentaje de solidaridad potencial Fedea, que dirige Ángel de la Fuente, estimó la ganancia estimada con el nuevo modelo de financiación para Catalunya y calculó que podría estar ente 6.600 millones y 13.200 millones adicionales cada año. Mucho dinero para un coche de segunda mano o un piso.

Fracasada comisión de balanzas fiscales

Aunque nadie quiere hablar de cifras, nuevamente fueron los números lo que dieron al traste con la comisión entre expertos de Catalunya y del resto de España que se reunieron durante varios meses hasta las Navidades del año pasado para acordar una metodología sobre balanzas fiscales. Era un grupo encargado de sentar las bases o asesorar sobre la forma de elaborar las citadas balanzas fiscales. Al final, la entidad encargada de su elaboración –el Instituto de Estudios Fiscales– dependiente del ministerio de Hacienda no lo ha calculado por ahora. Y la comisión creada para elaborar la nueva metodología está inactiva. Aunque las balanzas fiscales no tiene que ver con el sistema de financiación, habitualmente se utilizan sus resultados (los números) para mostrar la infrafinanciación que sufre la comunidad. También se utiliza la balanza fiscal para poder calcular cuál es el grado de solidaridad potencial con el Estado. El problema es que hay dos metodologías básicas (la de carga/beneficio y la de flujo monetario) que dan cifras muy diferentes que distorsionan la realidad de la situación en función de cuál se utilice.

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